En un mundo donde las guerras son visibles en mapas y trincheras, México se planta como la anomalía incómoda: un coloso de violencia que no disputa un conflicto armado reconocido a nivel internacional, pero que, por sus cifras de violencia política, supera a muchos lugares en conflictos declarados.
ACLED , “Armed Conflict Location & Event Data” (ubicación y registro de eventos de conflicto armado),una organización independiente que recopila, analiza y mapea datos sobre violencia política, conflictos y protestas en todo el mundo en tiempo casi real, acaba de colocar a Mexico en INFORME ACLED 2024 en un escalón altísimo del ranking global, a la par de zonas en guerra, y lejos de la tranquilidad que presume la narrativa oficial. Es la prueba irrefutable de que “control” no siempre equivale a “poder” y que la violencia política puede desbordar cualquier frontera institucional cuando las estructuras de Estado no logran contenerla,porque son parte de ella.
Desarrollo: los datos que duelen, en claro y punzante
México figura como “el país sin guerra” más peligroso y violento del mundo según el ranking de ACLED 2024, superando a naciones con conflictos armados internos. Este matiz —sin guerra declarada— es crucial para entender por qué muchos lectores entienden que México vive en paz aunque la violencia diaria desmantele comunidades enteras.

Se habla de una “guerra civil de cárteles” y de una violencia continua vinculada a motivos políticos, especialmente alrededor de procesos electorales. Es decir, la violencia no es solo delincuencial, también adquiere dimensiones de control territorial, intimidación política y coerción social que imitan dinámicas de conflicto armado, aunque sin un conflicto entre Estados o entre actores armados reconocidos como tal.

Las cifras de muertes y eventos de violencia política son altas: miles de fallecimientos en el marco de violencia política durante 2024,posicionando a México entre los países más violentos pese a no estar en guerra convencional. Este punto desafía la dicotomía clásica “con guerra = violento” frente a “sin guerra = seguro” y desmonta el mito de que la violencia en México es únicamente criminal o coyuntural.
En contraste, otros países con guerras abiertas siguen siendo narrados por algunos medios como escenarios “más peligrosos” por la cobertura internacional, mientras México —con violencia endémica y persistente— permanece fuera de esa etiqueta de “guerra abierta” en la mayoría de coberturas locales. Este contraste invita a revisar marcos de análisis y a cuestionar qué definiciones de seguridad se están usando en la cobertura y en la política pública.
La dinámica de violencia no se limita a un solo dominio: abarca ataques, bombardeos puntuales, violencia política, violencia contra civiles y una proliferación de actores armados no estatales, con impactos desproporcionados en comunidades vulnerables y regiones con alta exposición. En 2024, estos patrones evidencian que la seguridad estatal no garantiza la reducción de la violencia y que la violencia se infiltra en lo cotidiano, en lo electoral y en lo institucional.
Con informacion: ACLED 2024/

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