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sábado, 18 de octubre de 2025

EL «CODIGO PLATA y NI SECRETARIO de SALUD podía ENTRAR»: LAS «BALAS DICTAN la RUTINA y HOSPITALES antes TEMPLO de lo HUMANO DEVIENEN en CUARTELES en SINALOA»…batas blancas custodiadas por camuflaje verde oliva.


El llamado “Código Plata” en Sinaloa, una medida pensada originalmente como protocolo hospitalario de emergencia ante situaciones de violencia, ha terminado por convertirse en una alegoría grotesca del México contemporáneo: un país donde las balas dictan la rutina médica y los hospitales, antes templos de lo humano, devienen cuarteles.

El quirófano se volvió búnker

El reportaje de Noroeste detalla que ahora el acceso al “Código Plata” —la zona destinada a atender heridos de bala— está bajo control total del Ejército. Ni siquiera Cuitláhuac González Galindo,Secretario de Salud del Estado tenía libre entrada: “ellos estaban al pendiente y de hecho no me dejaban entrar”, reconoció. Es decir, el Estado civil entrega las llaves de la salud pública al Estado armado, en un acto de rendición logística disfrazado de protocolo sanitario.

Cámaras, biometría, exclusividad del acceso al personal médico activo: la clínica se militariza y el hospital se transforma en fuerte. El bisturí trabaja bajo mirada de fusil. Cada herida es, al mismo tiempo, evidencia y amenaza; cada goteo de suero, una metáfora líquida de la violencia que impregna hasta el último pasillo.

Violencia en la sala de urgencias

La militarización no surgió del vacío. Varios ataques recientes convirtieron hospitales en escenarios de guerra: un ataque armado frente al Hospital Civil de Culiacán dejó siete víctimas —cuatro muertas, tres heridas—; al día siguiente, mataron a pacientes heridos dentro de clínicas distintas y, semanas después, una mujer fue detenida acusada de intentar rematar a un detenido baleado, tras haberse infiltrado en el Hospital General sin credenciales. 

La escena tiene tintes de realismo mágico si no fuera por lo brutalmente real: una cirujana no oficial, inyecciones letales, un “paciente” con ficha policial, custodios cómplices.

El hospital, patria del cuidado, se volvió un teatro donde la muerte pide entrada por la puerta de personal.

El surrealismo burocrático

El “Código Plata” nació para proteger al personal y garantizar atención segura. Pero en Sinaloa, el código muta en un símbolo del absurdo nacional: una política sanitaria que ya no organiza protocolos médicos, sino coreografías de control militar. Es la “bioseguridad” en clave de cuartel: batas blancas custodiadas por camuflaje verde oliva.

En la jerarquía mexicana del caos, la vida se clasifica por calibre. Los médicos piden dejar de atender a quienes llegan baleados porque no quieren convertirse en el siguiente blanco. Y el gobierno responde con más soldados, no con protección civil. Es, en esencia, el surrealismo institucional de un país que intenta curar la violencia a balazos.

Con informacion: NOROESTE/

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