La mas reciente jugada política en El Salvador, podría entrar en una sección tipo “Burladero Político” o “Crónicas de lo Absurdo”,pues resulta que Nayib Bukele se encamina a la reelección infinita.
Después de años de estudiar cuidadosamente cómo no parecerse a Venezuela, El Salvador ha decidido, con toda solemnidad, copiarle el formato. En una maniobra más sorpresa que cumpleaños de quinceañera sin chambelanes, el Congreso dominado por Nayib Bukele ha aprobado, sin pena ni gloria (pero sí con vacaciones en puerta), una reforma constitucional exprés para permitir la reelección presidencial indefinida.
Y todo ocurrió, claro, en víspera de festivo, cuando el pueblo está más pendiente del atol que de la Asamblea. Tal vez fue un obsequio patriótico: “¡Feliz feriado, aquí tienen su autócrata vitalicio!”
Ya no habrá segundas vueltas (ni oportunidades de arrepentirse), el mandato se extiende a seis años (porque cinco ya no alcanzaban para soñar con un país perfecto) y el mismísimo reloj sexenal se ajusta para permitir más eficientemente la consolidación de esta versión milenial del caudillismo V2.0.
A Bukele lo aman, dicen. Claro, ¿quién no ama a un presidente que les ha dado seguridad a costa de las libertades?,sobre todo si lo comparamos con Mexico,donde también se pierden las libertades y a pesar de tanto ensayo y “horror”, aun no se recuperan las calles.
La lógica es simple: “Estamos tan seguros que ya ni derechos necesitamos.” Y así, en El Salvador, la democracia fue tan eficiente que decidió jubilarse por inútil.
Pero no todo está perdido. Aunque algunos sectores ven esta jugada como un dique a la democracia, debemos mirar el lado positivo: al menos no están disimulando. Aquí las cosas ya no se maquillan con discursos vacíos ni debates parlamentarios. No hay tiempo para eso. La patria espera, y Bukele, cual influencer de la gobernanza punitiva, nos muestra que la democracia se puede manejar como una startup: rápida, disruptiva, y sobre todo, sin contrapesos.
Y si alguien se atreve a decir que esto recuerda al guion caribeño de los autócratas perpetuos, no se preocupen. Somos modernos: aquí el reelecto se sube al poder no en caballo blanco como antaño, sino en dron, twitteando su siguiente mandato.
Las malas noticias para los opositores: ya no habrá segunda vuelta para intentarlo de nuevo. Las buenas para Bukele: de aquí hasta que le canse.
Con informacion: ELNORTE/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: