Una nueva tragedia ha cimbrado a México,luego de que un comando armado irrumpiera en el bar Los Cantaritos de Querétaro y abriera fuego indiscriminadamente el sábado por la noche contra decenas de personas que en menos de un par de minutos de ráfagas de metralleta dejó al menos 10 muertos y 13 lesionados, entre ellos dos graves, de acuerdo con las autoridades.
La masacre volvió a encender los cuestionamientos por la ola de violencia que azota al país en el arranque del Gobierno de Claudia Sheinbaum cuyo segundo piso ha sido poco mas que sangriento.
“Habrá castigo contra los responsables de este acto brutal”, prometió el gobernador, Mauricio Kuri, del opositor Partido Acción Nacional (PAN).
El ataque en Querétaro, un Estado que no suele estar entre los más violentos, pero en los hechos ha resultado ser una guarida de criminales,como quedo acreditado aquel dia de los muertos de 2023,cuando Gabriel Montes,alias el “Gaby y/o el Sierra” fue ejecutado en la cabecera municipal de Ezequiel Montes,Queretaro por “Los Escorpiones” de Matamoros,aliados del cartel de Santa Rosa de Lima (CSRL) que opera en Guanajuato a 200 km de Queretaro,en el contexto de una operación criminal,entonces ordenada por Alfredo Cardenas Martinez,alias el “Contador” y que involucraba al gobierno e Americo Villarreal.
Guanajuato, vecino de Querétaro ,es la entidad que más asesinatos ha registrado en México en lo que va de año, con 1.863 carpetas de investigación abiertas hasta finales de septiembre y el gobernador de Queretaro lo sabedor lo que presuntuoso dijo: “No vamos a permitir contaminarnos de lo que pasa en otras partes”.
En los hechos,Querétaro es una pieza clave en el mapa criminal de México, señala el analista David Saucedo. Colinda al oeste con Guanajuato, en disputa durante casi cinco años entre el Cartel de Santa Rosa de Lima, una poderosa organización regional que opera con apoyos del Cartel Jalisco Nueva Generación, una de las fuerzas criminales más peligrosas del mundo.
Saucedo señala que Querétaro es la retaguardia de Santa Rosa de Lima, la zona donde se repliega después de los enfrentamientos, recarga suministros y concentra buena parte de su poder de fuerza.
El Cartel Jalisco tiene amplia presencia en Guanajuato y el Estado de México, colindante con la capital, y Querétaro les permitiría unir esos territorios. Hay al menos otras dos células importantes en la región: La Familia Michoacana y mafias locales que se dedican al tráfico de combustible.
Las autoridades no han señalado todavía a ningún cartel ni han precisado el móvil del ataque, aunque anunciaron a un detenido. Saucedo plantea tres hipótesis, todas enmarcadas en la guerra de carteles.
La primera posibilidad es el llamado cobro de piso, la extorsiones que el crimen organizado impone a los negocios para dejarles funcionar. La otra es el ataque a un punto de venta de droga de un grupo rival, aunque no se han dado a conocer indicios de la presencia de narcóticos en la escena del crimen. Una más es que alguno de los carteles optara por “calentar la plaza”: desestabilizar los territorios que controlan los adversarios. El ángulo de tiro de los perpetradores y los videos de las ráfagas de lado a lado contra los comensales hacen dudar al especialista de que se trate de un ataque directo y apuntan a un atentado contra la población civil para infundir miedo.
La oposición no dudó en presionar al Gobierno de Sheinbaum tras el ataque. “Urge poner en práctica la nueva estrategia de seguridad anunciada hace un mes”, afirmó la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez.
Los reclamos se centran en las escenas de brutalidad que se han visto en las últimas semanas: la explosión de dos coches bomba en Guanajuato, la decapitación del alcalde de Chilpancingo en Guerrero, el hallazgo de 11 cadáveres dentro de una camioneta en esa misma ciudad y la guerra dentro del Cartel de Sinaloa que ha dejado ya cerca de 320 asesinatos en Sinaloa.
La narcoviolencia no es casual. Se ha sofisticado y tiene una intencionalidad que ha cruzado todos los límites. Y se ha consolidado, a 40 días de la llegada de Sheinbaum al poder, como el mayor reto para su Administración. Carcome la confianza de la población, ensucia el juego político, siembra el caos en amplias zonas del territorio, tensa la relación con Estados Unidos y le cuesta al país cada año casi el 20% del PIB, 245.000 millones de dólares, según el Instituto para la Economía y la Paz. También destruye vidas: al menos 10 tras la peor tragedia que se recuerde en Querétaro en tiempos recientes.
Con informacion: Elias Camhaji/DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS
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