El presidente López Obrador presumió en sus redes sociales que gracias a él bajó el precio de la gasolina. Es un engaño.
Él sabe que no es verdad pero aun así lo dijo en un video que distribuyó en sus redes sociales: “A pesar de la caída en el precio del petróleo, que desde luego nos afecta, tomamos la decisión de reducir el precio de la gasolina porque ahora nos está costando menos su importación. Esto es fortalecer la economía popular frente a la adversidad… Decidí que bajara el precio para que nos ayude a atemperar, a que no se sienta tanto la crisis económica”.
De hecho es una doble mentira.
La primera es que “tomamos la decisión de reducir el precio de la gasolina”: El precio de la gasolina está integrado, a grandes rasgos, por tres componentes: el precio internacional del petróleo, el costo de transportar la gasolina hasta las estaciones de servicio y el impuesto (IEPS) que el gobierno usa para recaudar.
Así pues, en realidad, la única incidencia que tiene el gobierno sobre el precio de la gasolina es que puede subir o bajar ese IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios). Y ese no bajó, entre otras cosas, porque con la economía paralizada, uno de los pocos impuestos que le sirven al gobierno para recaudar es este IEPS.
Lo que bajó fue el precio internacional del petróleo. Y en eso, el gobierno de AMLO no tuvo nada que ver. El primer desplome fue a causa del desacuerdo entre Rusia y Arabia Saudita, y luego se vino más abajo frente a las tristes expectativas económicas que ha generado el Coronavirus.
La segunda mentira es que bajar el precio de la gasolina fortalece la economía popular. Hay un sinfín de estudios que demuestran que subsidiar las gasolinas beneficia sobre todo a los más ricos (los que tienen coches, los usan más y llenan más veces el tanque).
El presidente actúa como si los mexicanos fuéramos ignorantes y estuviéramos sustraídos del resto del mundo. Se comporta más como el líder de un país aislado de la globalización que como el líder de una economía integrante del G-20 con una frontera de más de 3 mil kilómetros con la nación más poderosa del mundo, con la que tiene un tratado de libre comercio.
Como si los mexicanos viviéramos en un régimen de esos en los que no hay acceso a la información del mundo libre, no supiéramos cómo funcionan las cosas, pudiéramos creernos una mentira de ese tamaño y nadie en el país fuera a darse cuenta.
Cada vez se agudiza más la tendencia del presidente a negar la realidad, manipular los datos o francamente mentir.
Fuente.-historiasreportero@gmail.com
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