En un
estado en el que se cuentan por cientos los desaparecidos y donde un delincuente
confesó que deshizo en ácido a decenas de sus víctimas, una madre investigó y
descubrió el posible lugar donde su hijo fue enterrado por criminales, pero lo
más difícil para ella ha sido encontrar apoyo de las autoridades de Baja
California.
Carmen
elaboró y pegó pancartas en las que pedía ayuda para localizar a su hijo
Fernando Humberto Palma Arcadia, desaparecido el 12 de noviembre de 2015; hizo
decenas de llamadas e interrogó a testigos. Todo en un año 8 meses.
Miguel Ángel Guerrero Castro, coordinador de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), reconoció en conferencia el pasado 1 de septiembre que "jamás nadie quiso decir nada" en los interrogatorios de la autoridad sobre este caso.
Admitió que por las entrevistas que hizo Carmen, se ubicó el lugar donde se hallaron dos osamentas, una de las cuales podría ser la de Fernando.
La mujer sólo siguió un dato de la última llamada con su hijo, mismo que compartió con la PGJE desde un inicio.
"Mamá te quiero", le dijo Fernando. Lejos de alegrarse, esas tres palabras pusieron en alerta a Carmen.
"Mi hijo jamás, jamás, me decía algo así. Así que solo le contesté '¿dónde estás Fernando?' y él susurró 'Hotel Montejo', después, colgaron la llamada", platicó Carmen.
Otra mujer que buscaba a su hermano supo que Carmen preguntaba por el paradero de Fernando y le contó que éste estaba enterrado en el hotel Montejo, debajo de unas escaleras, "encementado". La joven sospechaba que su familiar también estaba enterrado ahí.
El hotel está abandonado. Está en una zona donde los cárteles Tijuana Nueva Generación y Sinaloa disputan el territorio para la venta de drogas al menudeo, de acuerdo con la PGJE.
El 22 de julio, Carmen encontró el celular de Fernando y pidió públicamente ayuda para desenterrar su cuerpo.
Días después, la Unidad Estatal Investigadora de Búsqueda de Personas no Localizadas inició la exhumación de restos.
Tras seis días de retirar escombros, la Policía Ministerial halló dos osamentas, una de ellas con ropa parecida a la de Fernando. Ahora espera su identificación formal.
Miguel Ángel Guerrero Castro, coordinador de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), reconoció en conferencia el pasado 1 de septiembre que "jamás nadie quiso decir nada" en los interrogatorios de la autoridad sobre este caso.
Admitió que por las entrevistas que hizo Carmen, se ubicó el lugar donde se hallaron dos osamentas, una de las cuales podría ser la de Fernando.
La mujer sólo siguió un dato de la última llamada con su hijo, mismo que compartió con la PGJE desde un inicio.
"Mamá te quiero", le dijo Fernando. Lejos de alegrarse, esas tres palabras pusieron en alerta a Carmen.
"Mi hijo jamás, jamás, me decía algo así. Así que solo le contesté '¿dónde estás Fernando?' y él susurró 'Hotel Montejo', después, colgaron la llamada", platicó Carmen.
Otra mujer que buscaba a su hermano supo que Carmen preguntaba por el paradero de Fernando y le contó que éste estaba enterrado en el hotel Montejo, debajo de unas escaleras, "encementado". La joven sospechaba que su familiar también estaba enterrado ahí.
El hotel está abandonado. Está en una zona donde los cárteles Tijuana Nueva Generación y Sinaloa disputan el territorio para la venta de drogas al menudeo, de acuerdo con la PGJE.
El 22 de julio, Carmen encontró el celular de Fernando y pidió públicamente ayuda para desenterrar su cuerpo.
Días después, la Unidad Estatal Investigadora de Búsqueda de Personas no Localizadas inició la exhumación de restos.
Tras seis días de retirar escombros, la Policía Ministerial halló dos osamentas, una de ellas con ropa parecida a la de Fernando. Ahora espera su identificación formal.
En peligro
Antes de localizar las dos osamentas, Carmen le pidió apoyo a su ex pareja, Juan Ruperto Beltrán López, para que le ayudara a buscar a Fernando, pero éste fue asesinado días después de hablar con ella.
El 31 de agosto, Carmen acudió a la PGJE a preguntar por los avances en los exámenes de ADN de las osamentas, y vio la carpeta de homicidios de personas no identificadas. Ahí descubrió la foto de la cabeza de Beltrán López, sin torso.
Un día después, Miguel Ángel Guerrero Castro, coordinador de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales de la PGJE, realizó una inusual conferencia sobre la desaparición de Fernando; dio a conocer que Beltrán estuvo preso en el penal de Almoloya de Juárez por delitos contra la salud y dijo que la principal línea de investigación en el caso era el narcomenudeo.
También identificó por nombre y apellido a Carmen.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Baja California ha abierto 30 expedientes presentados por familiares de personas desaparecidas en las que se acusa a la PGJE de violar sus derechos humanos.
Con respecto al caso de Carmen, la Comisión solicitó medidas cautelares y de protección para la víctima y su familia.
fuente.-
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