Los índices de criminalidad en Filipinas hartaron a sus ciudadanos, por ello Rodrigo Duterte logró la presidencia gracias a sus duras propuestas en materia de seguridad, una de ellas la de masacrar a 32 personas por día para acabar con la delincuencia.
“Si pudiéramos matar a 32 personas por día, quizá se podría reducir lo que va mal en el país”, dijo.
El pasado lunes por la noche, la policía de Bulacan, una ciudad aledaña a la capital, Manila, anunció haber asesinado a 32 personas, lo que le valió la felicitación del presidente Duterte, quien invitó a los demás cuerpos policiacos a imitarlos, reportó la agencia AFP.
Duterte ha dado manga ancha a los equipos de seguridad para masacrar a “las personalidades de la droga”, por lo que ningún oficial será castigado porque el presidente prometió indultarlos por ayudar en la guerra contra el narcotráfico.
Hacer ricos a los dueños de funerarias
La cacería de supuestos mafiosos no sólo se ha convertido en el eje político de la administración de Duterte, sino que las operaciones antidrogas del presidente filipino son todo un espectáculo.
Suenan las doce campanadas de medianoche. Los policías acaban de abatir a una “personalidad de la droga”, otra más.
La víctima es trasladada del arrabal de Manila, donde ha sido liquidada, hasta una funeraria. El joven se suma a otros cadáveres acribillados a balazos, que yacen en mesas o en el suelo ensangrentado. Cada muerto lleva un número en cifras romanas inscrito en el brazo o la pierna.
Son precisamente los empresarios funerarios quienes se han beneficiado de la guerra contra el tráfico de drogas, tanto, que el propio Duterte les recomendó a sus electores apostar por abrir compañías fúnebres para tener beneficios.
“Las pompas fúnebres estarán llenas a reventar” prometió. “Yo voy a suministrar los cuerpos”, explicó.
Masacrar a toxicomanos
Rodrigo Duterte ganó la presidencia por sus promesas en seguridad, uno de sus compromisos fue erradicar el tráfico de drogas en seis meses a través de una campaña en la que miles de adictos y delincuentes serían exterminados.
Sin embargo, luego de 14 meses y de más de 3 mil 500 “personalidades de la droga” asesinadas, el tráfico de drogas continúa en Filipinas y Duterte ha tenido que reconocer que el problema no podrá resolverlo antes del término de su gestión en 2022.
Uno de los obstáculos con los que se ha topado el mandatario filipino es la corrupción policiaca, a la que achacó ser parte de la situación. Como respuesta, las policías de Manila y provincias cercanas realizaron nuevas operaciones con más asesinatos que han manchado de rojo las calles.
fuente.-AnimalPolitico/
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