La presencia de grupos de autodefensa de civiles armados en todo México llevará a la "anarquía", según el secretario de Gobernación del país. Sus recientes comentarios llaman la atención sobre la falta de una política pública coherente en temas de seguridad claves, así como la precaria situación de los ciudadanos, que se ven expuestos a altos niveles de violencia.
"Nada debe permitir que la sociedad se arme, porque eso nos llevaría a la anarquía, que es lo que algunos [grupos] quieren", afirmó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, durante una conferencia de prensa en el estado de Guerrero, al sur del país.
En dicho estado tienen presencia varios grupos de autodefensa rivales, y allí se presentan algunas de las tasas de homicidios más altas del país; además, al estado se lo disputan diversas facciones criminales —una situación que el gobierno estatal admite que no ha podido controlar—.
Osorio Chong también instó a los mexicanos a confiar en las fuerzas de seguridad del país, como las policías municipales, estatales y federales, así como el ejército, que fue enviado hace una década como parte de la ofensiva de México contra el narcotráfico y el crimen organizado.
"Que quede claro: la potestad en materia de seguridad está en los gobiernos municipales, estatal y la federación", dijo el secretario el 18 de julio, según el diario La Jornada de México.
En la última década han aumentado los grupos de autodefensa en todo México, y siguen apareciendo nuevos grupos. Una nueva fuerza de policía comunitaria con 200 miembros surgió en Guerrero en el mes de julio. Recientemente también han surgido nuevos grupos de defensa civiles en los estados de Quintana Roo, Guanajuato y Michoacán, entre otros.
En Michoacán fue donde surgió la primera ola contemporánea de grupos de autodefensa en México (Las policías comunitarias voluntarias han sido tradicionales en las comunidades indígenas del sur de México durante siglos.) Allí, los grupos de civiles armados le ayudaron al gobierno a desmantelar las organizaciones criminales, pero tras la derrota del grupo criminal Caballeros Templarios, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto intentó cooptar al movimiento de autodefensa en una policía rural —un plan que finalmente fracasó—.
En todo el país se ha desfigurado la línea entre estos grupos de defensa comunitarios y los intereses y miembros del crimen organizado, tanto así que muchos de ellos han sido acusados de actuar como el brazo armado de los grupos criminales o de aceptar financiación de los mismos.
Análisis de InSight Crime
Los recientes comentarios de Osorio Chong ponen de manifiesto la esquizofrenia del actual gobierno mexicano frente al surgimiento de los grupos de autodefensa en todo el país durante la última década. La falta de una política pública coherente sobre cómo enfrentar a estos movimientos de autodefensa ha llevado a que el gobierno federal a veces los acepte, y que en otras ocasiones los condene o envíe a sus miembros a la cárcel, cuando sus intereses no se alinean con los del gobierno.
La incoherente política pública en torno a la posesión de armas también ha contribuido al problema. Como señala Alberto Islas, director de la empresa consultora Risk Evaluation, la falta del control de armas —cuya posesión por parte de los civiles es ilegal en México— ha permitido que estos grupos se armen.
"No hay ninguna política pública para la incautación de armas. Hay muchas leyes, pero no se hacen cumplir", le dijo a InSight Crime.
El gobierno ha denunciado por mucho tiempo la cantidad de armas que se venden en Estados Unidos y que contribuyen a la violencia y permiten que los grupos del crimen organizado en México obtengan sus armas, pero Islas dice que las autoridades deben ser más activas en el control de las armas que ingresan por sus fronteras norte y sur.
"Nuestras autoridades aduaneras no son eficientes en la confiscación de armas", dijo.
La preocupación de Chong sobre la "anarquía" también muestra que el control de la seguridad en todo el país, que en general está exclusivamente en manos del Estado, está siendo disputado por grupos civiles y criminales.
Sin embargo, algunos de estos mismos grupos —muchos de los cuales han incursionado en la criminalidad— surgieron precisamente como respuesta a la falta de una presencia adecuada del Estado y por la cooptación de los gobiernos locales y las fuerzas policiales por parte del crimen organizado, señala Jorge Chabat, profesor de estudios internacionales en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
"Lo que sucedió es que [en ese momento el gobierno] no tenía más opción que permitir estos grupos", dijo Chabat en entrevista con InSight Crime.
Si el gobierno hubiera hecho un mejor trabajo para mantener la seguridad del país, quizá estos grupos no habrían surgido y en algunos casos no se habrían convertido en nuevos actores criminales.
Ahora los mexicanos no saben a dónde recurrir en busca de seguridad. Las opciones que tienen a su disposición son, o bien unas fuerzas de seguridad estatales notoriamente corruptas y abusivas, o bien actores de la comunidad local que en algunos casos están financiados o respaldados de alguna manera por los grupos criminales locales, o que incluso se han convertido en actores criminales como tales.
Después de diez años de la "guerra contra las drogas", las autoridades mexicanas todavía no han podido detener la inseguridad en el país. Tras una tregua en la violencia, los homicidios han vuelto a aumentar fuertemente.
"Mientras esto no se resuelva, estos grupos [de autodefensa] continuarán surgiendo", dijo Chabat.
fuente.-
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