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domingo, 3 de septiembre de 2023

EL "VIAGRA lo DEJO SORDO": "EX-CONEJITA VIUDA del MAGNATE de PLAYBOY LANZARA LIBRO REVELADOR donde CONTARA las NOCHES de DOMINGOS de ORGIAS con 200 MUJERES"...en un ambiente "duro" y despiadado.



Hace casi seis años, a finales de septiembre de 2017, moría en su cama y rodeado de conejitas, admiradores y familiares Hugh Hefner, el hombre que fundó un imperio multimillonario alrededor del sexo, del cuerpo femenino, de convertir fiestas llenas de desnudos (de mujeres) y orgías en parte del imaginario colectivo. Apenas dos semanas después, saltaba a la luz pública un movimiento que revolucionaría el feminismo y la visión acerca de las mujeres más públicas (actrices, modelos) de todo el mundo: el Me Too. 

Para Hefner fue tarde para vivirlo. Pero como dice ahora, más de un lustro después, la que fue su tercera y última esposa, 60 años menor que él, “se lo perdió justo a tiempo”. “La vida útil de Hef, a sus 91 años, terminó con la cúspide del Me Too. ¿Casualidad? No lo creo”.

Esas palabras le han costado a Crystal Hefner, ahora de 37 años, mucho tiempo de reflexión y terapia. La viuda del empresario ha concedido varias entrevistas (a la revista US Weekly, el tabloide New York Post y el diario británico Daily Mail) donde desgrana cómo ha vivido estos seis años sin su esposo y adelanta parte de sus memorias, que saldrán publicadas en enero y que se titularán Only Say Good Things, que podría traducirse como: “Di solo cosas buenas”. 

Porque eso es lo que le pidió Hefner a su esposa, que después de morir solo contara lo bueno. Y aunque reconoce que estaba “en el equipo de Hef”, y que aún, en parte, lo está, ya no solo puede quedarse con lo bueno. Porque hubo mucho, mucho malo, explica. Tanto que asegura que, si logra el doctorado en Psicología que pretende, se quitará el Hefner y retornará a su apellido de soltera: será la doctora Crystal Harris. “Si lo logro, se acabó. Adiós”.

Más que desde el resentimiento —reconoce que tuvo momentos felices en su etapa con el magnate, que además la ha dejado en una posición económica desahogada—, Crystal Hefner habla desde la introspección, tras seis años de “deconstrucción”, asegura. Tiempo en el que se ha dado cuenta de que sus implantes mamarios eran “demasiado grandes” y por eso se los quitó (”parecía una muñeca hinchable china, me sentía llevando un disfraz”), de que odiaba ser tan rubia (en cuando empezaba a asomar su raíz natural, su esposo se lo hacía notar), de que no le gustaba llevar tacones ni ropa explosiva (lo único que conserva es su disfraz de conejita) y de que estaba, literalmente, encerrada.

Su esposo no le permitía salir de casa, cuenta. Nunca pudo viajar, ni siquiera ir a la playa o a Disneyland, como tanto ansiaba. Si él estaba en la mansión de Los Ángeles, había toque de queda a las seis en punto de la tarde. De cena, sopa de pollo y queso untable. Después, o sesión de películas clásicas u orgía. “Era muy vergonzoso”, recuerda Crystal en su conversación con el Daily Mail. “No conocía a la mayor parte de la gente que había en nuestro dormitorio, que era mucha. Horrible. Era como: ‘Venga, ahora te toca a ti’. En realidad nadie quería estar allí pero pienso que, en la mente de Hef, él pensaba que todavía tenía cuarenta y tantos años y, esas noches, la gente, la mansión, hacían más sólida esa idea. Él lo sentía: ‘Aún puedo”. Los domingos tocaba, seguro, orgías, con 200 mujeres en la mansión, donde su dueño tomaba viagras sin parar, tanto que quedó sordo de un oído: “Hef siempre decía que prefería estar sordo y poder seguir practicando sexo. Raro”.

La pareja se conoció cuando ella tenía apenas 21 años y solicitó una invitación para una fiesta de Halloween en la célebre casa, y fue aceptada. Aunque nacida en Arizona, Crystal se mudó con sus padres a Birmingham, Reino Unido, cuando era muy pequeña, donde vivían en la casa situada sobre el pub familiar. Su padre era cantante, telonero de algunas estrellas del momento, pero murió cuando ella tenía 12 años, dejándolas a ella y a su madre en una situación precaria. Estudió Psicología en San Diego, California, y, cuando logró entrar en esa fiesta, encontró un tema de conversación con Hefner: él había estudiado la misma carrera... 40 años antes. Esa noche fueron amantes, un momento que no recuerda como “nada destacable”: “Lo que sea que te guste, lo que sea que pienses, o como quieras que vaya una noche, no fue así”. Se casaron en la Nochevieja de 2012, cuando ella tenía 26 años y él 86, tras firmar un contrato prenupcial “de acero”. Iban a hacerlo seis meses antes, pero ella se negó a cinco días del enlace.


Los invitados llegan a la mansión Playboy en Los Ángeles en diciembre de 2003, donde Hugh Hefner celebraba los 50 años de su revista.

Desde que Crystal entró en la mansión Playboy, quedó encandilada. Y se mudó enseguida. Dejó la psicología (”Ya tenía bastantes problemas como para curar a los demás”, declara al NY Post) y centró su vida en Hugh Hefner. La diferencia de edad fascinaba a todos. “Todo el mundo tenía preguntas. Sobre todo anatómicas”, relata hoy con un cierto sarcasmo. Aunque “lo más difícil fue que Hef no fuera demasiado juzgado. Y con razón”. Ella se dedicó a cuidarle, especialmente en el final de su vida, cuando evitaban que le vieran con bastón, muy frágil. Harris cultivó una relación cordial con sus cuatro hijos, nacidos de otros dos matrimonios anteriores. Entre todos se han repartido un legado estimado en unos 40 millones de euros.

Para ella, Hef, como le llama, le dio una sensación de pertenencia tras venir de una familia rota. “Dependes de la bondad de los otros y te haces chiquitita para poder encajar, no tienes poder. Cuando le conocí dije: ‘Vaya, podría pertenecer a esto’. Al principio, la mansión Playboy me pareció un santuario. No lo era. Pero o lo tomas o lo dejas, y yo no sentía que tuviera otro lugar donde ir o que pudiera hacer nada más”. Por ello se mudó allí junto a sus amigas gemelas Karissa y Kristina Shannon, de 18 años, también elegidas por Hefner para pertenecer a su tribu, una elección “devastadora para las chicas, pero un juego para él”, según la viuda del magnate, que observa que era fácil encontrar reemplazos para las jóvenes y que, al estar “siempre en guardia”, era difícil cultivar amistades. “Ahora estoy aprendiendo lo que significa la amistad entre mujeres, saber qué es tener mujeres que realmente quieren lo mejor para ti, en las que puedes confiar. Fue un ambiente duro y despiadado durante mucho tiempo”, asegura.

Karissa y Kristina Shannon, Hugh Hefner y Crystal en unos premios celebrados en Los Ángeles en junio de 2009.

Es habitual ver en las últimas fotos de su vida a Hefner junto a las tres jóvenes rubias, su esposa y las aun más jóvenes hermanas Shannon. En un documental estrenado hace un año, Karissa acusa al magnate de violación y de tener que abortar tras quedarse embarazada de él con 19 años. Crystal ha explicado que, en un registro en la casa, encontró material de muchas mujeres desnudas, y que decidió destruirlo por completo. Es lo que ella hubiera querido que hicieran con sus imágenes, sostiene. “Había un cierto arresto domiciliario, viví en la misma burbuja entre los 21 y los 31 años. Era premiada por ser dependiente y por muchas cosas raras y competitivas. Ahora estoy aprendiendo cómo es ser una persona normal saliendo y en relaciones. Está siendo duro”. Pero entiende, o trata de hacerlo, los motivos que le llevaron a vivir de ese modo en esa etapa de su vida. “Al final pertenecía a algo y era importante, por asociación, pero importante. Y eso gusta”. La fachada pronto quedó expuesta. “Todo el mundo estaba besando a un hombre de 80 años”, recuerda. “Según se iba haciendo mayor, se volvía más necesitado y dependiente de mí”. Cuando se acercaba el final, se sintió en la necesidad de cuidarle, aunque ahora ve que aquello no era una relación sana.

Tras la muerte de Hefner, su viuda llegó a hablar de él como “un héroe americano”. “Él cambió mi vida, me salvó la vida. Me hizo sentir querida todos los días”, decía tras enterrarle en una tumba junto a la de Marilyn Monroe, un nicho que el empresario había comprado 40 años atrás. Hoy, sus pensamientos no son los mismos. “Si fuera mi hija ahora, no ocurriría”, reflexiona Crystal Hefner. “Todo lo que puedo decir es que si vienes de una infancia de cariño, feliz y perfecta, normalmente no acabas con alguien que tenía casi 60 años cuando naciste”, asegura ahora en sus entrevistas, contando cómo había encontrado recientemente una foto suya con él en sus inicios. “Es tan triste, parecía un bebé. Miro atrás y siento pena por esa chica. Eso iba a ser como ese momento de El mago de Oz donde la fantasía se desvanece, descubres la cortina y ves la realidad. Pero quien tiene el dinero crea las reglas, ¿no?”.
Hefner y su entonces prometida Crystal Harris celebran los 85 años de él en una fiesta en el club Playboy de Las Vegas, en 2011.

“Si echo la vista atrás, tenía un cierto síndrome de Estocolmo”, reconoce pasado el tiempo en sus entrevistas actuales. “Una parte de mí pensaba que, si fuera amor verdadero, no habría más mujeres en ese dormitorio. Me reconciliaba conmigo misma intentando creer que Hef me amaba del mejor modo que sabía”, explica ahora, con una vida independiente gracias al dinero que le dejó el magnate, pero también a una intensa actividad en redes (tiene más de tres millones de seguidores en Instagram, lo que le consigue colaboraciones pagadas) y a su trabajo como embajadora de un club digital y también de presidenta de la fundación de Hefner, que defiende la libertad de expresión y cuyo legado gestiona. Reconoce que le cuesta mantener relaciones sentimentales, y que siempre le proponen conocer a hombres más mayores. “Y es horrible”.

Crystal mantuvo la promesa alrededor de Only Say Good Things durante cinco años. “Pero tras mucha terapia y curación, me di cuenta de que necesito ser honesta conmigo mismo”, afirma en el NY Post. “Ese libro trata sobre cómo curarse de un entorno tóxico”. Un entorno que ella misma ha tardado en comprender. En sus entrevistas califica a su marido como “un narcisista y un misógino... un ser humano muy complicado”. “También hizo mucho bien, ayudó a mucha gente y alzó la voz por causas. Y, a la vez, hirió a gente de un modo que no se daba cuenta”, relata, siempre con la contradicción a punto. La casi doctora Crystal, todavía Hefner, pronto Harris, que ahora vive tranquilamente en Hawái, ya ha visitado 37 países, tiene un podcast a punto de estrenarse, ha tenido citas con hombres distintos, ha congelado sus óvulos para ser madre en el futuro y sigue amando el británico chocolate Cadbury más que cualquier cosa en el mundo.

Fuente.-Maria Porce/Diario Español/

"SE le ACABO la GASOLINA ?": CRONICA de las 10 HORAS del VIAJE de ESTRENO del TREN MAYA con DON AMLO e INVITADOS V.I.P"...no hubo raza jodida,hubo raza que nos jode.


Sin estruendo ni silbatazo de salida, como un insólito nuevo animal por la sudorosa selva, salió ayer a las 13:30 horas el Tren Maya, en su primer recorrido de prueba, con un grupo de pasajeros todavía más insólito: el Presidente Andrés Manuel López Obrador al lado del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, y los Gobernadores de Jalisco, el emecista Enrique Alfaro, y de Yucatán, el panista Mauricio Vila.

Todos de guayabera blanca, sonrientes y en el mismo vagón del tren que por fin se mueve. El emecista impulsor de Xóchitl Gálvez, el integrante de la ex "mafia en el poder", el Gobernador panista mejor evaluado junto al Presidente que aquí cerca, en Hecelchakán, en la siguiente estación, bajo un diluvio dijo, amenazó, en 2019: "¡Llueve, truene o relampaguee se va a construir el Tren Maya, lo quieran o no lo quieran!".


Y la obra se hizo, o se está haciendo aún, y López Obrador que viaja también con el empresario Carlos Slim, dueño Grupo Carso, ganador del Tramo 2, de Escárcega a Calkiní, ha insistido ahora con que: "llueva, truene o relampaguee, el Tren Maya se inaugura en diciembre".

Faltan tres meses y el primer tren, verde y blanco, de cuatro vagones, sale sin pitar detrás de un montón de tierra revuelta de la estación en obra negra de Campeche rumbo a Mérida, 156 kilómetros de un total de mil 554 que tendrá el circuito por cinco estados.

Alfaro agradece la invitación en su cuenta de X y la llama "una obra impresionante que tendrá un impacto social enorme".

Desde adentro, a punto de arrancar el primer viaje de prueba y privado, la Secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, trata de imponer el ánimo de obra terminada. "¡De fiesta! ¡eh, eh!", coreaba. La Canciller Alicia Bárcena aplaudía para el video que grababa el titular de la Sedatu, Román Meyer, junto al director del INAH, Diego Prieto, parados adentro de un vagón semivacío, donde el verde olivo de militares, dueños y beneficiarios de la mega obra de más de 140 mil millones de pesos, competía con el verde selva de afuera.

Revuelta la política, la tierra, los pobladores miraron cruzar sobre el puente la máquina que por el dedo de López Obrador supera a la lluvia y el trueno, la ley y las protestas ecologistas.

Revueltas también las pasiones, detrás de la valla que levantaron los militares, el grupo de Apolinar Ángel Muguel, de la comunidad de San Antonio Ebula, a medio kilómetro de la estación de Campeche, se quitaba el calor de 35 grados con abanicos de cartón, donde estaba impreso que el Tren Maya es justicia social para el sureste y se quejaba que a ellos no les ha tocado ni una cancha, ni una carretera siquiera, puro cartón y promesa.

"Aquí van a llegar miles de turistas ¿y qué van a decir cuando nos vean? ¿que esto es nido de lobos, cueva del tigre?", decía.

Los del pueblo de Seet Ka'an cargaban sus cartulinas fosforescentes para denunciar que levantaron la estación y dejaron sus caminos destrozados. "El mejor Presidente de México: cumplan a entregar material de desecho para reparación de los caminos".

El primer tren enfiló seguido de un convoy de 20 vehículos, jeeps militares, camionetas y dos ambulancias que persiguen la salud del Presidente, que acababa de dar su Quinto Informe de Gobierno.

Había tanta gente delante de la estación de Hecelchakán, esperando el paso del primer tren, que el vendedor de rambutanes subió de 40 a 60 pesos el medio kilo. "Se aprovechan que esto nunca lo habíamos visto, ¿cuándo un tren, cuándo íbamos a llegar de aquí hasta México en tren?", dijo María Elena Ulloa, una vendedora de perfumes, subida a una pipa para verlo pasar.

Ahí, a 200 metros de la estación, detrás de un puente que no dejaba ver al tren, los pobladores sudaban en la sauna polvosa y nueva, bajo paraguas, sombreros, gorras, sus puras ansias.

Gritaban: 'Es un honor estar con Obrador', aferrados a no irse aunque hubieran llegado seis horas antes.

"¿Qué habrá pasado, se le habrá acabado la gasolina?", se preguntó Francisco Poy, de 72 años, que estaba en la milpa cuando su esposa le avisó que era el día y pedaleó tres horas su vieja bicicleta.

"Vine porque el señor Presidente de la República es el padre de todos nosotros", decía, recargado contra la reja que corre a través de las vías.

Más de tres horas se tardó el tren en volver arrancar, que Freddi Esparza, operador de grúa, sentado en la cima de su máquina, dijo que culpa de los obreros no era. "Si no ha podido arrancar, no ha sido por las máquinas, porque este tren, todo lo que se atraviesa, se lo lleva", dijo.

Alrededor de las 23:30 horas, López Obrador y sus acompañantes llegaron por fin a la estación Teya, en Mérida, luego de diversas paradas y un viaje de estreno de 156 kilómetros.

Fuente.-

"TANIA y el ESTADO que NO FUNCIONA": "MADRE BUSCADORA HABLA de la SIEMBRA de CUERPOS en el PAIS que COSECHA MUERTE"..claramente un estado militarizadamente fallido y fallando



¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos? “Muerte”, responde Tania del Río, socióloga feminista, activista y autora de Las rastreadoras (Penguin Random House), un libro que profundiza en la vida y las historias de las madres buscadoras de México y que analiza el fenómeno de la desaparición forzada en el país.

Ellas, las “mujeres sabueso”, como les dice Del Río, son grupos organizados en la búsqueda de desaparecidos que existen por todo el país. En Sonora, Sinaloa, Guanajuato, Tamaulipas, Veracruz, Colima… grupos de familiares -en su mayoría mujeres- llegan en muchas ocasiones donde no llega el Estado en la búsqueda de sus familiares. Con poco o ningún recurso, estos colectivos han optado por buscar con sus propias manos a sus seres queridos. Sobre ellas pesa la ausencia, como un espada de Damocles que les impide avanzar. No existe el duelo, no existe la certeza, solo la duda y la esperanza de algún día encontrarles, vivos o muertos. Solo así llegarán al final de la angustia que las carcome por dentro y que cada día las obliga a salir a la calle. “El trabajo de las madres buscadoras es la prueba de que el Estado no funciona”, señala Del Río, originaria de Sinaloa, uno de los Estados más violentos de México y escenario de disputas entre grupos del narcotráfico.

el ecosistema criminal perfecto Y PERVERSO:


Del otro lado, la desaparición, como menciona la escritora, tiene como objetivo “borrar la identidad social de una persona, reducir su condición jurídica, dejarla en el anonimato, impedir el derecho a ser sepultado de manera digna y que pueda despedirse de su familia”. Tania del Río se define a sí misma como una “observadora social”, que desgrana poco a poco las consecuencias de la violencia, la impunidad y la falta de justicia para las víctimas. “En este país desaparecen cada día 25 personas. Una cifra muy alta para un país que supuestamente no está en guerra”, cuestiona la autora. Un país donde, sin embargo, no dejan de aparecer fosas clandestinas, pese a la indiferencia de gran parte de la sociedad y la negativa del Estado. “La indiferencia es una de las formas más certeras y sutiles de la violencia”, comenta. “El país ha cohabitado tanto con la impunidad que a menudo hace eucaristía del miedo. Pero, ¿se ha acostumbrado? Una pregunta que tiene por respuesta el silencio”, expone. Un silencio que deja a la sociedad atrapada en un contexto violento que se perpetúa. Con más de 110.000 personas desaparecidas en México sólo existen 36 sentencias por desaparición forzada, de acuerdo al portal
A dónde van los desaparecidos, mientras que la impunidad es cercana del 94%.

“Para mí se trata de una guerra que no tiene un objetivo claro y que la ciudadanía vive en su carne y en su cuerpo todos los días”, responde Del Río que critica la estrategia de mantener al Ejército en las calles para realizar tareas de Seguridad. El último episodio del horror fue solo hace apenas unas semanas tras la desaparición de cinco jóvenes, cinco amigos que salieron de fiesta en Lagos de Moreno, Jalisco, y que supuestamente acabaron asesinados a manos del narco. Hasta el momento no hay ningún detenido ni tampoco se ha encontrado el cuerpo de los muchachos lo que deja un trauma en la sociedad difícil de reparar, igual que sucedió con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. “En los últimos años, el perfil que más predomina en los desaparecidos es el de hombres jóvenes de entre 19 a 30 años, convertidos en carne de cañón. Casi toda una generación perdida de chicos que también afecta al ciclo económico del país”, agrega.

En el momento en el que sus nombres se evaporaron fue cuando sus madres salieron a buscarlos. Las rastreadoras no hace tanto tiempo eran amas de casa, vendedoras, profesionistas a las que la violencia obligó a convertirse en especialistas forenses, médicas y científicas. Del Río cuenta algunas de sus historias. “Empezamos a por no dejar que la Fiscalía del Estado decidiera por nosotras. Tomamos las palas y salimos al monte, lagunas, ríos, parcelas, pozos... Todas con el mismo objetivo: buscarlos y encontrarlos, donde estén y cómo estén”, señala Isabel Cruz, quien busca a su hijo y que representa la voz de tantas familias. Entre las muchas voces de madres que recoge el libro, la de Cruz resuena fuerte: “La madre de un desaparecido tiene tres opciones: sentarse a llorar, hincarse a rezar o salir a buscar ¡Tú decides!”.

Con el paso de los años aprendieron a desenterrar cadáveres con picos y palas, a identificar pedazos de huesos, a moverse en el desierto y a reconocer el olor fétido de los cuerpos en descomposición. “Lo que me sorprende de ellas es que la única forma en la que han logrado sobrevivir ha sido poniendo el cuerpo. En ese acuerpamiento del dolor se han hermanado y entonces se han sostenido unas a otras”, reflexiona la escritora. Su intervención directa en la búsqueda de fosas las pone en la diana de quienes no tienen interés en desenterrar el horror. En los últimos tres años han aumentado los ataques directos contra las buscadoras. Solo en el Estado de Guanajuato, se ha asesinado a cinco activistas que buscaban a sus familiares. Hablamos de cómo esta lucha te desgasta, te desgasta tanto que al final muchas de ellas incluso han fallecido por. Problemas relacionados con esa búsqueda.

La autora hace un recorrido por la historia para explicar que la desaparición forzada en México sucede desde los años 70. Una práctica que en su momento utilizó el Ejército y otras corporaciones para acabar con detractores políticos ―como en la masacre de Aguas Blancas― y que ahora también utilizan los grupos del narcotráfico. “También sucede que a lo mejor los capturan las autoridades y se los entregan directamente al crimen organizado, que son los que desaparecen los cuerpos. Han llegado a inventar recetas para disolver cuerpos, para calcinar, para no encontrar rastro”, explica.

Para Del Río, la existencia de tantas fosas en el país -unas 2.710, según datos oficiales― significa que los perpetradores hacen su voluntad. Y que existe una gran ineficacia del Estado y las instituciones que están desbordadas. “Cada fosa es un acto de ostentación de la impunidad si partimos de que los cuerpos de personas depositadas han sido víctimas de desaparición forzada y seguramente de otros delitos ligados como el secuestro, trata de personas, feminicidio, tortura, etc. Por eso debería ser importante prestar atención al grado de violencia ejercida sobre los cuerpos, además del lugar y la forma en la que fueron encontrados”, menciona en el libro.

“La violencia es tan antigua como la historia de la humanidad, pero dentro de un sistema jurídico la permisividad del Estado es infame”, señala la autora y termina con una reflexión sobre la postura del Gobierno que “imposibilita” estrategias de coordinación y políticas de solución. “El Estado es responsable de lo que sucede, porque permite esta violencia, no rescata a las víctimas ni procesa a los culpables. Si eso no sucede, mucho menos podremos hablar de reparación del daño”, agrega.

Se desconoce de manera precisa cuántos colectivos de padres y madres buscadoras existen en el país, aunque ya tienen presencia en casi todos los Estados. “La única solución que le veo a esto para cambiar es que a nivel de ciudadanos hagamos redes de apoyo, redes solidarias, redes de denuncia. Eso requiere un cierto nivel de rebeldía y desobediencia. Pero es importante no agachar la cabeza. Aislados nos chingan, aislados nos matan. Aislados nos desaparecen”.

Fuente.-Almudena Barragan/Diario Español/


"11 AÑOS y 702 FOSAS": "DESCUBREN que la COLUSION de TODOS los PARTIDOS en el GOBIERNO es el ORIGEN del TERROR en VERACRUZ"...y asi igualitito por el resto de pais.



Nada cambia en Veracruz. En más de una década han gobernado en el estado tres partidos políticos distintos (PRI, PAN y Morena) y los veracruzanos continúan padeciendo la aparición de fosas clandestinas.

En tanto, los colectivos de madres de personas desaparecidas lamentan que los cárteles no tienen preferencia por el color del partido, pues “compran a todos por igual”.

Las fosas clandestinas aparecen un día sí y otro también. Una fría cifra de 702 cementerios ilegales hallados de 2011 a 2022 muestra la realidad. Gobiernos e ideologías van y vienen, reparten culpas al pasado y pocas veces las aceptan, mientras los líderes de la droga siguen ejerciendo control en el territorio.

En busca de los muertos

Basta revisar los informes oficiales obtenidos por años vía transparencia para comprobar que 60% del territorio estatal está convertido en una gigantesca sepultura.

Enmarcan la tragedia los 704 cuerpos y los casi 60 mil restos humanos nadando en la sanguaza, una mezcolanza de colores y olores de sangre, grasa y huesos de víctimas de los cárteles que se disputan Veracruz a sangre y fuego.

Complicidad

El horror que vive Veracruz y la “exacerbada” tragedia humana que representan los cientos de fosas clandestinas, afirma la fundadora del colectivo Solecito, Ángeles Díaz Gaona, tienen su origen en la colusión entre el gobierno estatal y el crimen organizado.

Quien habla es una de las líderes de la organización que en mayo de 2016 logró ubicar la fosa clandestina más grande de América en un predio llamado Colinas de Santa Fe en el puerto de Veracruz, donde fueron encontrados 302 cuerpos y más de 14 mil restos óseos repartidos en 125 zanjas.

“Desde el gobierno de Fidel Herrera [2004-2010], Javier Duarte de Ochoa [2010-2016] y, quizás no tanto, con (...) Miguel Ángel Yunes Linares [2016-2018], se dio esta colusión del gobierno con el crimen organizado y, en el actual, con Cuitláhuac García Jiménez, aún no me queda claro”, afirma la activista.

En realidad, poco importan las siglas de aquellos que han operado en territorio veracruzano, según los servicios de inteligencia navales y militares. La estela de muerte es igual con Los Zetas y sus reductos de Zetas Sangre Nueva y Zetas Vieja Escuela, que con Los Mata Zetas, Cártel Jalisco Nueva Generación, Grupo Sombra y Cártel del Golfo.

Es más, en los últimos años ya ni se ocupan de ocultarlos. Muchos son embolsados y abandonados en la vía pública. O son utilizados como pizarras de aviso donde dejan recados a bandas rivales o autoridades coludidas, como sucedió recientemente en amenazas en contra de altos funcionarios.

La lectura de la activista sobre el comportamiento delincuencial señala que entre finales del gobierno de Fidel Herrera y todo el sexenio de Duarte de Ochoa, la colusión con la delincuencia organizada fue muy clara, como así lo demostraron los cientos de fosas distribuidas por todo el territorio veracruzano.

Como ejemplo está la barranca de La Aurora, ubicada en la localidad de El Lencero, a pocos kilómetros de Xalapa y de la academia de policía, utilizada como fosa clandestina por los propios agentes.

“En Veracruz se aprovechó la guerra contra el narco para desaparecer gente. En el mayor apogeo, había noches en que desaparecían hasta 30 personas, como fue el caso de Potrero Nuevo, que se llevaron a 20 personas y allí participó la propia autoridad, más claro ni el agua”.

Y en el recuento de las fosas, sobre la mesa otro “escandaloso caso” en 2017: las fosas de Arbolillo en el municipio de Alvarado, a menos de una hora del puerto de Veracruz, donde al inicio fueron ubicados 71 cuerpos distribuidos en 30 fosas.

El primer cuerpo que el colectivo identificó en Arbolillo fue un fiscal que llegó a implementar el Operativo Veracruz Seguro.

“Y todo indicó que fue ejecutado por gentes conocidas al ponerle su credencial de elector envuelta en la cabeza, una especie de marca para que lo pudieran localizar”, revela.

Las fosas clandestinas, prosigue, no se comprenden sin la participación de la propia autoridad, “pues cómo se hace un trasiego de tantos cuerpos continuos para llegar a 302 cuerpos en 156 fosas en Colinas de Santa Fe. Allí está a la vista”.

Si bien asegura que durante el actual gobierno de extracción morenista las desapariciones forzadas no son alarmantes, el fenómeno social continúa presente.

A los veracruzanos se les acabaron las opciones: ya fueron de gobiernos de centro (PRI) a la derecha (PAN), para después virar a la izquierda (Morena) y siguen figurando en el ranking en cuanto a desapariciones forzadas, con mayor número de víctimas, así como hechos de alto impacto.

Estos sucesos han sido documentados por la organización civil Causa en Común y han contabilizado un total de 899.

No por nada la entidad se encuentra en el octavo lugar en número de casos de violencia extrema.

Y de enero de 2022 al 27 de marzo de 2023 Veracruz se ubicó entre los primeros 10 estados del país con mayor población de hombres y mujeres desaparecidos y no localizados, con 4 mil 328 personas.

Fuente.-ElUniversal+


"NO PUEDEN GRABAR ?": "MILITARES IMPIDEN ACERCARSE al TRENECITO MAYA TRAS PRESUNTA FALLA y DEMORA"...nada grave,alguna cuchufleta o chafaldrana floja.



En su segundo día de pruebas, el convoy del Tren Maya en el que viaja el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador se detuvo por más de una hora en su paso por Yaxcabá, Yucatán, cerca de Chichén Itzá.

En el tren, el cual se detuvo aproximadamente a las 14:46 horas, se observó a Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente López Obrador e integrantes del gabinete.

Cuando varios reporteros se acercaron al tren, unos militares trataron de impedir que grabaran el hecho.

"No pueden grabar, le están dando mantenimiento al vagón", dijo un militar.
Observan a funcionarios durante prueba

En el largo tiempo en que el tren estuvo detenido se observó también a Daniel Asaf, jefe de Ayudantía del presidente López Obrador; Javier May, titular de Fonatur y encargado del Tren Maya; Jorge Nuño, secretario de Comunicaciones y Transportes (SICT); y Maite Ramos Gómez, directora de Alstom México.

Además del empresario Daniel Chávez Morán, supervisor honorario del Tren Maya; Germán Martínez, director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua); Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Foto: Especial

Unos minutos después, a las 16:45 horas, el convoy reinició su recorrido a una velocidad de cerca de 30 kilómetros por hora para llegar al sitio arqueológico de Chichén Itzá en donde encabezará la ceremonia de Recuperación de la Memoria y la Grandeza de la Civilización Maya.

También el presidente López Obrador encabezará la exposición de 50 piezas arqueológicas rescatadas como resultado de las excavaciones del tren maya y la Inauguración del Zona Arqueológica de Chichén Itzá Viejo. Chichén, Tinum, Yucatán

Fuente.-

LA "MAFIA NO PERDONA": "CARTEL de SINALOA EJECUTO PAR de INFORMANTES INFILTRADOS por la DEA que le PUSIERON el DEDO a CHAPITOS"...tenian acceso a los niveles mas altos de la clica.


Dos individuos que daban informes a la Administración para el Control de Drogas de EU (DEA) dentro del Cártel de Sinaloa, y que cooperaban para procesar a los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, fueron presuntamente asesinados en México.

Según información recabada por el Senador republicano Chuck Grassley, las dos personas ayudaban en la investigación sobre la red de "Los Chapitos", contra la cual el Departamento de Justicia de EU dio a conocer en abril de 2023 una acusación criminal en Nueva York por tráfico de fentanilo.
En una carta, Grassley cuestionó la semana pasada a la Subprocuradora de Justicia de EU, Lisa Monaco, por dar preferencia en 2022 a preparar la acusación en Nueva York contra "Los Chapitos" apoyada por la DEA y haber dejado de lado acusaciones en otros distritos judiciales que ya estaban listas.

"Mi oficina recibió información creíble de que otras agencias federales intentaron acusar a 'Los Chapitos' por distribución de fentanilo, pero su oficina ordenó a los equipos de fiscales que no lo hicieran para dar preferencia a la (acusación) de la DEA", dijo Grassley en su carta fechada el 21 de agosto.

"Según esta información, dos cooperadores insertados por la DEA en la red de 'Los Chapitos' habían sido asesinadas en México al momento en que su oficina emitió tal orden. A pesar de estas muertes, su oficina supuestamente dio más tiempo a la DEA para llevar a cabo su investigación unilateral", dijo Grassley.

El 14 de abril de 2023, el Departamento de Justicia de EU hizo pública la acusación criminal presentada en la Corte del Distrito Sur de Nueva York contra tres de los hijos de "El Chapo" por tráfico de fentanilo: Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.

Ese mismo día, la titular de la DEA, Anne Milgram, aseguró públicamente que su agencia había infiltrado de manera exitosa a la red de "Los Chapitos" y al Cártel de Sinaloa desde noviembre de 2021 lo que permitió tener acceso a los niveles más altos de la organización criminal.

Contactada por Grupo REFORMA, la oficina del Senador Grassley aseguró no poder compartir detalles sobre las fuentes que proporcionaron la información sobre la muerte de los dos informantes en México pero insistió en el interés del legislador porque el Departamento de Justicia responda por el incidente.

Hasta el momento, el Departamento de Justicia no ha respondido a solicitud de comentario de Grupo REFORMA en torno a los alegatos del Senador republicano sobre los asesinatos en México incluyendo sobre las identidades de dichos individuos cooperantes y su misión exacta dentro del Cártel.

A diferencia de un informante que trabaja bajo coordinación de policías que investigan a organizaciones criminales, un individuo cooperador es tradicionalmente en el sistema estadounidense alguien en contacto con un fiscal que acepta colaborar para obtener beneficios en sus procesos judiciales.

Fuente.-

"TAMBIEN GUARIDA de NARCOS RIQUILLOS": "MATAN CONDUCTOR FRENTE a su FAMILIA y BEBE en la ZONA MAS PATRULLADA del MUNICIPIO DIZQUE MAS SEGURO de TODO MEXICO"...donde mataron al patro$inador de Americo.


En una de las zonas más patrulladas en San Pedro, un hombre fue asesinado a balazosen un vehículo, donde iba acompañado de su pareja y un bebé de 2 meses, en la Colonia Del Valle.

El ataque fue reportado alrededor de las 22:50 horas en el estacionamiento de un Oxxo ubicado en el cruce de Calzada San Pedro y Río Missouri.

Tanto la mujer como el bebé resultaron ilesos, informó una fuente policial.

el empuercadero es mayusculo y aun continua:


El hombre asesinado no había sido identificado por las autoridades. A simple vista el hombre vestía un short claro y tenis.
Tras el reporte de disparos, al lugar acudieron policías municipales y rescatistas.

Sin embargo, los primeros en llegar fueron paramédicos de una empresa particular, quienes confirmaron la muerte del hombre.

Posteriormente la zona fue custodiada por unos 40 elementos, entre policías de San Pedro y de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI).

AHI PULULAN NARCOS DE TODAS LAS ORGANIZACIONES:


Los agentes cerraron la circulación hacia el norte de la Calzada San Pedro.

El cuerpo de la víctima quedó en el asiento del conductor de un automóvil Chevrolet Aveo color plata con placas SYX-227-A.

En el parabrisas delantero del vehículo quedó con daños por los impactos de las balas.

Hasta anoche las autoridades no habían precisado cómo fue cometido el ataque contra la familia.

Al lugar del ataque llegaron familiares de los ocupantes del Aveo, a quienes les fue entregado el bebé.

Los agentes ministeriales interrogaban a los empleados de la tienda de conveniencia y a los familiares de la víctima, además de que revisaban las cámaras instaladas en los negocios y las del Municipio para obtener información sobre los homicidas.

Peritos de la Fiscalía General de Justicia llegaron al lugar para recolectar evidencias.

Fuente.-

LOS "MILITARES CODICIOSOS...PUTAS en la BOLSA de CARTELES ?": EL "NEW YORK TIMES CLARIFICA CONDICION de BANDIDOS en la POLICIA y el EJERCITO TRAS REVELARSE MENSAJES RECUPERADOS por la DEA"...no es casualidad el fracaso,es causalidad.




Quizás sea el caso sin resolver más notorio de México: 43 estudiantes universitarios baleados por la policía, obligados a subir a patrullas, entregados a un cártel de la droga y nunca más se los volvió a ver.

El misterio ha perseguido a la nación durante casi una década. ¿Cómo pudo una pandilla relativamente desconocida llevar a cabo una de las peores atrocidades en la historia reciente de México, con la ayuda de la policía y el ejército observando el secuestro masivo en tiempo real?

Un vasto tesoro de alrededor de 23.000 mensajes de texto inéditos, testimonios de testigos y archivos de investigación obtenidos por The New York Times apuntan a una respuesta: casi todas las ramas del gobierno en esa parte del sur de México habían estado trabajando en secreto para el grupo criminal durante meses, poniendo la maquinaria del Estado en manos del cartel y aplastando cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Los comandantes de policía cuyos agentes secuestraron a muchos de los estudiantes esa noche de 2014 habían recibido órdenes directas de los narcotraficantes, según muestran los mensajes de texto. Uno de los comandantes entregó armas a los miembros del cartel, mientras que otro persiguió a sus rivales por orden.

Los militares, que siguieron de cerca el secuestro pero nunca acudieron en ayuda de los estudiantes, también habían recibido sobornos de los cárteles. En los mensajes de texto, que fueron captados mediante escuchas telefónicas, los traficantes y sus colaboradores se quejaban de la infinita codicia de los soldados, llamándolas "putas" a las que tenían "en la bolsa".
Un teniente incluso armó a hombres armados conectados con el cártel y, según dijo un testigo, ayudó a la policía a intentar encubrir su papel en el crimen después de que los estudiantes fueran secuestrados y asesinados.

Se sabe desde hace mucho tiempo que agentes de policía y una variedad de funcionarios gubernamentales ayudaron al cártel a secuestrar a los estudiantes o presenciaron el crimen y no hicieron nada para detenerlo.
Miembros del Ejército mexicano y de la Policía Federal llegaron a Iguala para asumir las funciones de vigilancia de la ciudad en los días posteriores a la desaparición de los 43 estudiantes. Muchos de ellos estaban en nómina del cartel.

LOS SOLDADOS MAÑOSOS DEBERIAN SER LA EXCEPCUON Y YA PARECEN LA REGLA:


Pero los mensajes de texto han sido un gran avance para los investigadores, ya que ofrecen la imagen más clara hasta el momento de un posible motivo de la colusión entre las autoridades y los asesinos.

Menos de dos docenas de intercambios se han hecho públicos. Lo que revelan los miles de personas más es asombroso: mucho más allá de comprar favores individuales, el cártel, conocido como Guerreros Unidos, había convertido efectivamente a funcionarios públicos en empleados de pleno derecho.

La sumisión del gobierno es lo que hizo posible el asesinato en masa de 43 estudiantes universitarios, dicen los investigadores. Y la lealtad era profunda.

Uno de los socorristas que acudió rápidamente al lugar del secuestro masivo esa noche tenía un segundo trabajo no oficial: recopilar inteligencia para el cartel. Durante meses, las escuchas telefónicas lo capturan enviando actualizaciones minuto a minuto sobre cada movimiento de las fuerzas del orden a un líder de Guerreros Unidos al que llamaba “jefe”.

Un forense también cumplió las órdenes del cártel, enviando fotografías de cadáveres y pruebas en las escenas del crimen, según muestran los mensajes.

Después de matar a algunos de los estudiantes, los traficantes incineraron los cuerpos en un crematorio propiedad de la familia del forense, dicen los investigadores. En un testimonio no publicado, un miembro del cártel dijo a las autoridades que los hornos se utilizaban habitualmente “para hacer desaparecer a la gente sin dejar rastro”.

Los mensajes de texto también pueden ayudar a responder otra pregunta abierta en el caso: ¿Por qué Guerreros Unidos ejecutó a un grupo de 43 estudiantes que se estaban capacitando para ser docentes y no tenían nada que ver con el crimen organizado?

En los meses y semanas previos al secuestro, según muestran las escuchas telefónicas, el cartel se había vuelto cada vez más paranoico, acosado por luchas internas mortales y luchando por defender su territorio mientras los rivales avanzaban.

Entonces, cuando docenas de jóvenes irrumpieron en la ciudad de Iguala en autobuses de pasajeros, no muy diferentes a los que el cártel usaba para contrabandear drogas a Estados Unidos, los traficantes confundieron su convoy con una intrusión de enemigos y dieron la orden de atacar, dijeron los fiscales. Ahora di.

Nueve años después de la desaparición de los estudiantes, nadie ha sido condenado por el crimen, lo que convierte el caso en un símbolo de un sistema roto que no puede resolver ni siquiera los actos de brutalidad más descarados. El gobierno anterior fue acusado de orquestar un amplio encubrimiento para ocultar la participación de fuerzas federales en el secuestro, especialmente los todopoderosos militares.

Ahora la investigación se encuentra en un momento crítico. Durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, las autoridades ordenaron el arresto de 20 soldados mexicanos en relación con los secuestros, entre ellos más de una docena en junio. Las escuchas telefónicas inéditas han sido cruciales para construir el caso.

Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las autoridades han ordenado la detención de 20 militares en relación con los secuestros.

Las conversaciones del cartel fueron interceptadas por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en 2014 mientras investigaba al cartel por tráfico de drogas en los suburbios de Chicago. México buscó los mensajes de texto durante años, pero los funcionarios estadounidenses entregaron los 23.000 apenas el año pasado, en parte debido a una desconfianza persistente en el gobierno mexicano, dijo un investigador. La DEA se negó a hacer comentarios.

Los mensajes obtenidos por The Times no cubren la noche de la desaparición y aún se desconocen detalles clave de lo que les sucedió a los estudiantes.

Lo que está claro es que el horror comenzó el 26 de septiembre de 2014, cuando decenas de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa viajaron a Iguala, en el estado de Guerrero. Se apoderaron de varios autobuses para ir a una marcha en la Ciudad de México, una tradición que las autoridades habían tolerado en el pasado.

Esta vez, nunca lograron pasar los límites de la ciudad.

Mapa que destaca la ciudad de Iguala en el estado mexicano de Guerrero, donde estudiantes universitarios que viajaban en autobús a Ciudad de México fueron secuestrados y muchos asesinados. También se ubica la cercana ciudad de Cocula donde se encontraron restos de algunos de los estudiantes, así como Chilpancingo, capital de Guerrero.

Minutos después de que los estudiantes abandonaran la estación de autobuses, la policía los persiguió, abrió fuego y se los llevó. Varios miembros del cartel han testificado que las víctimas fueron entregadas al grupo criminal, que las mató y se deshizo de sus cuerpos.

El ejército recibió actualizaciones constantes sobre el crimen a medida que ocurría. Las investigaciones han demostrado que había soldados en las calles y un batallón local incluso tenía un informante integrado con los estudiantes.

Los oficiales de inteligencia del ejército también estaban escuchando. Estaban espiando a un jefe del cartel y a un comandante de la policía mientras discutían dónde llevar a algunos de los estudiantes esa noche, según muestran documentos militares.

Y días después del ataque, el ejército conoció la ubicación de dos sospechosos que hablaban de liberar a estudiantes que, según los investigadores, podrían haber estado todavía vivos.

Ahora está más claro cómo los militares sabían esto: estaban usando una poderosa herramienta de espionaje fabricada en Israel, conocida como Pegasus, para vigilar a los miembros de la pandilla, dijo un investigador a The Times.

Pero los militares no compartieron la información de inteligencia con los funcionarios que buscaban a los estudiantes, y no hay evidencia de que las fuerzas armadas intentaran rescatarlos, según los investigadores que han pasado años investigando el caso.
Oficiales de la Policía Federal de México patrullando en Iguala en las semanas posteriores a la desaparición de los estudiantes.

“Tenían toda esta información, pero la ocultaron”, dijo sobre los militares Cristina Bautista Salvador, madre de uno de los estudiantes desaparecidos. “En lugar de buscar a nuestros hijos o decirnos la verdad, se protegieron”.

El secretario de Defensa de México no respondió a una solicitud de comentarios. El presidente de México ha argumentado que las acusaciones contra un puñado de soldados no son una señal de corrupción más amplia dentro de las filas.

“No se puede manchar una institución entera por las acciones de un funcionario”, dijo López Obrador en julio.

Los investigadores que intentan descubrir el alcance total de la participación militar se han visto bloqueados durante años.

El principal funcionario de derechos humanos del gobierno fue espiado mientras investigaba el papel de las fuerzas armadas en la desaparición masiva. Un fiscal que dirigió el caso contra los soldados huyó del país atemorizado a finales del año pasado.

Luego, en julio, un grupo separado de investigadores internacionales dijo que estaban renunciando a su propia investigación de años sobre el crimen, citando “obstrucción de la justicia” por parte del ejército mexicano.

Pero los investigadores dicen que ninguna obstrucción puede ocultar la colusión que quedó al descubierto en las escuchas telefónicas.

La evidencia “es muy sólida, fuerte, incuestionable”, dijo Omar Gómez Trejo, el fiscal mexicano que se enfrentó a los militares y luego huyó a Estados Unidos después de que la reacción le hizo temer por su seguridad. “Corrobora cómo opera el cartel y las conexiones que tenía con las autoridades, incluido el ejército”.

Un barranco en Cocula, México, donde Omar Gómez Trejo, exfiscal principal de México, dijo que se encontraron los restos de algunos de los 43 estudiantes

'Todo lo que quieren hacer es tomar y tomar'

Al leer los mensajes de texto del cártel por primera vez el año pasado, en una sala de conferencias de la sede de la DEA en Chicago, Gómez Trejo se dio cuenta de que le habían entregado una mina de oro.

A los funcionarios mexicanos les tomó años conseguir algunas de las escuchas telefónicas, lo que desató críticas en México de que funcionarios estadounidenses habían ocultado información crucial. Ahora la DEA finalmente les había dado a él y a su equipo acceso a un amplio conjunto de interceptaciones que cubrían meses de comunicaciones de los cárteles.

“Seguimos mirándonos” con asombro, dijo Gómez Trejo sobre las escuchas telefónicas. "Te maravillas por el hecho de que estás viendo una revelación".

Para entonces, la administración Biden había incluido a Guerreros Unidos entre las organizaciones criminales “que representan la mayor amenaza de las drogas para Estados Unidos”, y mucho se había escrito sobre los esfuerzos del cartel para corromper a los funcionarios electos.

Pero aquí estaban los traficantes y los funcionarios admitiéndolo ellos mismos, en conversaciones privadas cuando pensaban que nadie más los escuchaba.

“¿Quieres que ponga a raya a la puta de tu concejal de la ciudad”, le preguntó un miembro del cártel a un alcalde local en su nómina, “o deberíamos sacrificarlo?”

El alcalde respondió un segundo después: “Te lo traeré. Es un buen trabajador”.

El estado de Guerrero, donde operaba el cartel, es uno de los estados más pobres de México, pero su terreno montañoso es un terreno fértil para las plantas de adormidera llenas de materia prima para la heroína. Entonces, si bien la pandilla sembraba el terror, también era una rara fuente de dinero extra.

Los capos de la droga a menudo hablaban de comprar a funcionarios en un lenguaje críptico, usando apodos para sus colaboradores y códigos para todo, desde cocaína y sobornos hasta rifles de gran calibre.

Así que el equipo del Sr. Gómez Trejo analizó minuciosamente cada palabra de cada intercambio, utilizando resmas de archivos de investigación para desarrollar un tipo de piedra Rosetta para descifrar la penetración del cartel en el Estado.

Los traficantes hablaban de llevar "cangrejos" o "sopa de cangrejo" a los militares, una referencia al dinero, dijo un miembro del cártel a los investigadores, porque cuando levantas las manos como pinzas de cangrejo, parece que estás agarrando una pila imaginaria de dinero en efectivo.Soldados mexicanos patrullando en Iguala, la localidad en la que fueron secuestrados los 43 estudiantes, un mes después del crimen.

En ocasiones, los traficantes se deleitaban con su influencia sobre una institución tan poderosa.

"¿Qué, no crees que la rubia tiene a los soldados en la bolsa?" escribió un miembro del cartel, refiriéndose a un compañero de pandilla, dicen los investigadores.

En otros momentos, parecían resentidos por las exigencias de los soldados. “Le pidieron a mi hermano que le hiciera un favor al teniente”, se quejó un traficante.

“Lo único que quieren hacer es tomar y tomar”, respondió un comandante de policía que ayudó a gestionar la relación del cartel con los soldados.

La molestia pareció dar sus frutos. Los miembros del cartel hablaron de depender de las fuerzas armadas para ayudar a mantener a sus rivales fuera de su territorio y de utilizar sus conexiones con el ejército para salir de problemas con autoridades que no cooperan.

En un mensaje, el comandante de la policía dice que fue con un oficial militar y un jefe de un cartel a armar a hombres armados en un pueblo cercano.

Cuando se le preguntó si sabía que el oficial militar había recibido un “regalo” del cartel, el comandante de la policía respondió: “Está feliz”.
'Estamos al 1.000 por ciento contigo'

Los estudiantes no tenían forma de saber cuán profundamente se había infiltrado el cartel en cada rincón de la vida en su bastión en Guerrero, dicen los investigadores.

“Entrar a Iguala fue como entrar en la boca del lobo”, dijo Carlos Beristáin, uno de los expertos internacionales que investigó el caso.

Un miembro del cartel era carnicero. Un herrero local construyó compartimentos ocultos para esconder heroína y cocaína dentro de autobuses con destino a Estados Unidos. Un grupo de hermanos particularmente violentos de la pandilla atendían un lavado de autos.

El socorrista dijo que le presentaron al grupo porque un conocido de la escuela secundaria estaba saliendo con un miembro del cártel, según su declaración jurada.

Dijo que cuando intentó dejar de trabajar para el grupo, fue secuestrado por orden de un asesino del cartel, atado y golpeado hasta que cedió.

“A partir de ese día, actué como un informante involuntario”, dijo, sirviendo como persona clave para la red de vigías a nivel de calle de la pandilla.

Una protesta por la falta de avances en la investigación de los 43 estudiantes desaparecidos en enero de 2015 en Chilpancingo, capital del estado de Guerrero.


Las escuchas telefónicas muestran el alcance de sus responsabilidades. Envió a los líderes de los cárteles una andanada de mensajes siguiendo cada movimiento de las fuerzas del orden, incluso cuando simplemente se detenían “para comprar agua fresca”.

Las escuchas telefónicas también revelan a otro colaborador: un forense de la ciudad. En los mensajes de texto, dice que el hermano de su colega era un sicario. El forense utilizó la conexión para advertir al cartel cuando los asesinos estaban apuntando a sus miembros.

Habló de recibir automóviles del grupo y declaró su lealtad a su líder de Chicago, Pablo Vega Cuevas, quien desde entonces se declaró culpable de cargos de drogas en Estados Unidos, llamándolo “mi jefe”.

“Nunca te daré la espalda”, le dijo al líder. "Ustedes son como mi familia".

Los funcionarios menos cooperativos recibieron amenazas de muerte.

“¿Puede el alcalde cambiarnos dólares?” le preguntó el jefe de Chicago a un miembro del cartel en Guerrero.

“Sí primo, sabes que si no quiere, amenazaré al imbécil”, fue la respuesta.
Guerrero ha sido durante mucho tiempo uno de los estados más pobres de México, pero su terreno montañoso es un terreno fértil para las plantas de adormidera, llenas de materia prima para la heroína.Crédito.

Guerreros Unidos pagaba mensualmente a algunos agentes de policía, dijeron testigos, una especie de anticipo que permitía al cartel recurrir a las autoridades cuando quisiera.

“Te dices a ti mismo: 'Sé que estoy cometiendo un delito'”, dijo un oficial de policía, según una transcripción inédita de su interrogatorio por parte de las autoridades. Pero era imposible resistirse a los pagos regulares de 50 dólares, dijo.

“Dices: 'No voy a aceptarlo, para no meterme en problemas', pero luego dices: 'No, espera'”, dijo.

Cuando los miembros del cartel necesitaban pasar por un puesto de control, mover armas o tender una emboscada a sus rivales, recurrían a la policía.

“No te preocupes, primo”, le dijo un comandante de policía a un miembro del cártel en un mensaje, “tú sabes que aquí estamos contigo al 1.000 por ciento”.

Unos meses antes del secuestro de los estudiantes, el cártel lanzó una bengala que demostró cuán ansioso estaba ante posibles rivales que pusieran un pie en su territorio.

Un domingo por la tarde, los traficantes advirtieron que miembros de un grupo enemigo habían pasado por el mercado local para almorzar. En cuestión de minutos, el cartel descubrió qué automóvil conducían, qué aspecto tenían y cerca de qué vendedor de comida se encontraban.

“Ubica una camioneta Nissan roja, doble cabina, serán dos hombres y una mujer”, le envió un mensaje de texto un traficante a un comandante de policía en Iguala.

"Las unidades han sido alertadas y hay una unidad en el peaje", respondió el comandante por mensaje de texto.

“Cuando el grupo decidió que era necesario que sucediera algo, sucedió”, dijo Beristain. “El grupo tenía control sobre las distintas autoridades y podía decirles lo que tenían que hacer”.

'Él no quiere ser el número 44'

La noche del viernes 26 de septiembre, el cártel detectó algo fuera de lo común y envió una advertencia, según los fiscales mexicanos.

Miembros de un grupo enemigo atravesaban Iguala, intercalados con estudiantes en autobuses robados, dijo un jefe del cartel a los líderes del grupo.

Sólo que no era verdad. No había traficantes rivales a bordo, dicen los investigadores, y aparte de los palos y piedras que llevaban para apoderarse de los autobuses, los estudiantes estaban desarmados.

Pero el cartel había estado nervioso durante meses.

Uno de sus principales jefes se había ahogado recientemente, otro había sido arrestado y los hermanos que quedaron a cargo habían perdido la confianza dentro de sus filas, según muestran las escuchas telefónicas. Los traficantes estaban preocupados por un miembro que había desertado y se había unido a un cartel rival y por un asesinato que parecía ser un trabajo interno.

"Mi primo fue asesinado y era nuestra propia gente", le dijo el líder de Chicago a un asociado.

“No podemos confiar en nadie, absolutamente en nadie”, dijo en otro intercambio la esposa del líder del cártel ahogado.

Los enemigos del grupo parecieron darse cuenta de su vulnerabilidad. En las semanas previas a la desaparición de los estudiantes, los medios locales informaron que los rivales del cartel se habían “reagrupado” y venían por Guerreros Unidos.

Las escuchas telefónicas comenzaron con los traficantes furiosos por los tiroteos en los alrededores de Iguala.

“Esto se va a poner más feo”, dijo el líder de Chicago a finales de agosto.

Un mes después, cuando Guerreros Unidos recibió el mensaje de que sus supuestos rivales arrasaban en los autobuses, su red de colaboradores entró en acción.

Los dos comandantes de policía que habían intercambiado mensajes de texto regulares con el cartel lideraron los primeros ataques contra los estudiantes esa noche.


Mientras los estudiantes intentaban salir de Iguala a bordo de varios autobuses, agentes de policía bajo el control de los comandantes bloquearon las calles y dispararon contra ellos, hiriendo a algunos, incluido uno que permanece en coma. Luego los estudiantes fueron subidos a patrullas y desaparecieron poco después.

A varios kilómetros de distancia, más agentes de policía detuvieron otro autobús con estudiantes, utilizaron gases lacrimógenos para bajarlos y luego se los arrebataron.

Ellos también estaban entre los 43 desaparecidos.

El socorrista en nómina del cartel dijo que recibió dos llamadas telefónicas esa noche. Uno de los comandantes de la policía le preguntó “a quién debía entregar los 'paquetes'”, refiriéndose a los rehenes. Un asesino del cartel también llamó y preguntó quién le traía “los paquetes”, según su declaración jurada.

Exactamente qué pasó después sigue siendo un misterio.

Según un miembro del cártel cuyo testimonio se ha vuelto clave para el caso, algunos de los estudiantes fueron llevados a una casa, asesinados y desmembrados. Los machetes dejaron cortes en el suelo, dijo el testigo, y los restos de los estudiantes fueron posteriormente quemados en el crematorio propiedad de la familia del forense.

Los militares sabían adónde estaban llevando al menos algunos de los estudiantes, porque estaban espiando una conversación entre un comandante de la policía y un jefe de un cartel mientras hablaban sobre dónde depositar a los rehenes, según documentos hechos públicos por el gobierno mexicano.

Otros documentos de inteligencia militar, que no han sido publicados, muestran que los militares conocían la ubicación de un miembro del cártel involucrado en el secuestro días después del ataque.

Muchos de los líderes de Guerreros Unidos en Iguala fueron arrestados después del ataque. Pero nadie ha sido condenado por la desaparición. Los cargos contra decenas de sospechosos han sido desestimados porque un juez determinó que se utilizó la tortura para obtener confesiones.

El grupo logró mantenerse con vida, gracias en parte a algunas de las esposas de los narcotraficantes y a una de sus madres, que se hicieron cargo de gran parte del negocio diario, según un conjunto separado de cientos de intercambios inéditos captados en escuchas telefónicas. 

Felipe Rodríguez, presunto líder del cártel Guerreros Unidos, fue arrestado en 2015 en relación con la desaparición de los 43 estudiantes

Años después de la desaparición masiva, el gobierno mexicano continuó espiando a varias personas del grupo, escuchando sus conversaciones telefónicas en 2017.

Los vínculos entre el cartel y las autoridades todavía eran fuertes.

Uno de los traficantes implicados en el secuestro habló de que acababa de “emborracharse con los soldados” en un restaurante local, según muestran las escuchas telefónicas. Un administrador de dinero del cartel dijo que se había hecho amigo de un comandante de la policía federal. Un concejal de la ciudad habló sobre el traslado de drogas a Estados Unidos.

Una noche, la esposa de un jefe encarcelado perdió la pista de un cargamento de drogas que se dirigía a Estados Unidos. Pensando que el contrabandista podría haberse llevado el alijo, le pidió a un asociado que le avisara.

“¿El conductor no sabe lo que pasó con los 43?”, dijo, refiriéndose a los estudiantes secuestrados. "Estoy seguro de que no quiere ser el número 44".

Alan Feuer contribuyó con el reportaje desde Nueva York y Emiliano Rodríguez Mega desde la Ciudad de México.

Autores: Natalie Kitroeff/ Jefa de la oficina del Times para México, Centroamérica y el Caribe. 

Ronen Bergman/ Redactor de The New York Times Magazine, con sede en Tel Aviv. Su último libro es “Levántate y mata primero: La historia secreta de los asesinatos selectivos de Israel”, publicado por Random House. 

Con información de: The New York Times/