En el sexenio que gobernó el país, Felipe Calderón ocultó los terrenos e inmuebles que adquiría y no aparecen ni en sus declaraciones de conclusión del encargo. Ahora que Margarita Zavala, su esposa, quiere llegar a la Presidencia, a los dos les entró un repentino afán de transparencia. Sólo que mientras Calderón admite parte de su riqueza inmobiliaria, Zavala recurre a un truco publicitario para mostrar sólo parte de su patrimonio.
La puerta pintada de un tono rojizo se abre y una voz extiende la invitación:
–Hola, soy Margarita Zavala y quiero que entres a mi casa.
La cámara de un teléfono móvil, que opera ella misma, muestra la cocina, el comedor y la sala de la planta baja de la casa que Zavala Gómez del Campo habita con su marido, Felipe Calderón, y sus tres hijos. El recorrido visual alcanza el patio y remata en la biblioteca.
“Gracias por hacer conmigo este recorrido”, agradece la política panista mientras enfoca con la cámara su rostro sonriente, con el que concluye la videograbación de 2 minutos y 11 segundos que difundió, desde el domingo 28 de marzo, en redes sociales. “Gracias por entrar a mi casa”, se despide.
Pero Zavala mostró apenas unos metros de la remodelada casa familiar y ocultó también las numerosas propiedades que están a nombre suyo y de Calderón, una prosperidad inmobiliaria que inició desde que éste se ostentó como presidente de la República, cargo que también ella ambiciona conquistar como candidata del Partido Acción Nacional (PAN) o “independiente”.
El objetivo del video de Zavala, exhibir la austeridad de su patrimonio, contrasta con la acumulación de casas, departamentos y terrenos, así como la multiplicación de cuentas bancarias entre 2006 y 2012, es decir, durante el gobierno de su marido, quien es en los hechos el coordinador de su campaña.
En 2006, la pareja poseía una casa –la misma que Zavala mostró parcialmente en el video, en la calle Cóndor 231, colonia Las Águilas– y una construcción vecina en obra negra, así como un terreno rústico en Ayapango, Estado de México. Nada más.
Las cuentas bancarias de la pareja sumaban apenas 1 millón de pesos, luego de que Calderón quedó desempleado desde junio de 2003 y Zavala, quien era diputada federal hasta marzo de ese año, se hizo cargo de los gastos del hogar. “Ella me mantiene”, decía él.
Pero en el sexenio de gobierno llegó la bonanza: además de la casa familiar, en Las Águilas, delegación Álvaro Obregón, los Calderón adquirieron otras propiedades en esa misma calle que están interconectadas, y en el Estado de México:
–Una casa contigua a la familiar en la Ciudad de México.
–Cuatro departamentos: dos a nombre de Zavala y dos de Calderón.
–Un estudio de Calderón.
–Un chalet de descanso en Ayapango, Estado de México, de ambos.
–Y tres terrenos de la pareja que suman una superficie de casi 42 mil metros cuadrados, también en Ayapango.
El origen de estas propiedades fue un acto de influyentismo de Calderón: cuando Vicente Fox lo nombró director general de Banobras, en febrero de 2003, lo primero que hizo fue autoasignarse un crédito de 3 millones 100 mil pesos para comprar la casa que hasta ahora habita.
Al ser descubierto, y ante el escándalo, renunció a ese crédito, pero enseguida obtuvo otro por 4 millones 793 mil, que le dio su amigo Javier Molinar Horcasitas, director general del Grupo IXE, cuyo presidente, Jorge Rodrigo Rangel de Alba, fue beneficiado por más de 600 millones de pesos por el rescate bancario del Fobaproa, que Calderón aprobó como presidente del PAN.
Como sus bienes inmuebles, en seis años de gobierno también las cuentas de la familia Calderón-Zavala crecieron: las ocho de Calderón sumaban, hasta 2012 –su última declaración patrimonial pública–, 5 millones 391 mil pesos, mientras que Zavala tenía hasta esa fecha cinco con 756 mil: un total de 6 millones 147 mil pesos.
Los privilegios
El patrimonio de los Calderón lo integra también un automóvil Volkswagen Golf modelo 1993, comprado en 1995 a Carlos Castillo Peraza. Ese viejo vehículo no se usa, porque la pareja y sus hijos se transportan en camionetas Suburban blindadas que conducen, como choferes y escoltas, numerosos soldados del Estado Mayor Presidencial (EMP).
Además de cobrar una pensión vitalicia de 205 mil pesos mensuales, que de morir heredará Margarita Zavala, y de gozar de servicios médicos militares gratuitos de por vida, Calderón dispone de 19 funcionarios federales que, entre todos, cuestan a los mexicanos más de 1 millón de pesos al mes.
La evolución de la fortuna del matrimonio que aspira a regresar a la residencia oficial de Los Pinos es un misterio en los más recientes cuatro años, porque Zavala se ha negado a presentar su 3de3, es decir, hacer públicas sus declaraciones patrimonial, de intereses y fiscal.
Para ocultar su patrimonio Zavala alega que no es servidora pública ni dirigente de un partido político, pero la iniciativa civil 3de3 prevé que las puedan presentar “personas de interés público”, como lo hizo el aspirante presidencial sin partido Jorge G. Castañeda, el único hasta ahora.
Confesa aspirante presidencial en 2018 y quien ha advertido que si no es por el PAN lo hará por la vía “independiente”, Zavala deberá detallar cuáles son los bienes, ingresos y gastos de ella y de su marido, quien recién fue contratado como consejero de Avangrid, una de las mayores empresas de generación de electricidad en Estados Unidos y que pertenece a la trasnacional española Iberdrola.
También deberá detallar sus potenciales conflictos de intereses, sobre todo porque ella y Calderón tienen vasta parentela incrustada en la política y en los negocios, y aunque muchos de los familiares de ambos han desertado como militantes del PAN –como varios de los hermanos de Margarita–, hacen campaña para ella, quien sólo admite entrevistas obsequiosas.
Existen antecedentes del tráfico de influencias: un ejemplo fue el pago de 12 millones de pesos que ordenó Calderón al PAN, en 2006, para la empresa de Diego Hildebrando Zavala, hermano de Margarita, documentado por Julio Scherer García en su libro Calderón de cuerpo entero.
Las casitas según el marido
Calderón ha sido reacio a la transparencia y a la rendición de cuentas en su trayectoria política: como coordinador de los diputados del PAN se opuso a hacer público el patrimonio de los funcionarios, como él mismo lo hizo cuando fue director de Banobras, al autoasignarse el crédito para su casa.
Como secretario de Energía, Calderón ocultó todos sus bienes en su primera declaración patrimonial y en la conclusión, en junio de 2004, sólo incluyó la casa que tenía desde 1993 y la nueva de Cóndor 231, pero omitió todos los bienes de su mujer. Ya en la Presidencia no reportó la compra de terrenos y casas en sus declaraciones patrimoniales de 2007, 2008, 2009 y 2010 (Proceso 1741).
En la declaración correspondiente a 2012, cuando ya había adquirido propiedades, tampoco incluyó el patrimonio de su esposa ni sus cuentas bancarias, como consta en la página de servidores públicos de la Secretaría de la Función Pública.
Sin embargo, ante el proyecto presidencial de Margarita Zavala hacia la elección de 2018, Calderón ha tenido un repentino afán de transparencia y, sin que se precise la fecha de la modificación, en su última declaración patrimonial hace una pormenorizada descripción de la prosperidad inmobiliaria de él y su esposa, incluyendo información que ocultó durante su gestión.
Por ejemplo, por vez primera Calderón admite públicamente que en junio de 2008 se convirtió en socio de su esposa y de su vecino Oscar Fernández Prado en un edificio contiguo al condominio que habita, en la calle de Cóndor 227, que a su vez éstos habían comprado, en 2003, junto con María Enriqueta Santos Corral, en 5 millones 100 mil pesos.
Calderón le compró la propiedad a Santos Corral en 3 millones 640 mil pesos, gracias a un crédito por 2 millones 612 mil pesos de Scotiabank, a pagar en 20 años, pero que pagó completo menos de un daño después, el 28 de mayo de 2009, “con recursos del declarante y recursos provenientes de diverso crédito (sic) obtenido el 14 de mayo de 2009 con IXE Banco, S.A., por la cantidad de 1 millón 900 mil pesos, actualmente cubriéndose mensualmente”.
Así, como socio de su esposa y de su compadre, Calderón detalla que “corresponden al declarante dos departamentos y un estudio, a su cónyuge dos departamentos y al copropietario dos departamentos” del edificio de Cóndor 227.
También Calderón reconoció públicamente la compra de la casa contigua a la suya en la privada de Cóndor 231, identificada como “Casa 9” –de 234 metros cuadrados–, junto a la 8, la suya, que era propiedad de María Enriqueta Santos Corral, quien le vendió también los departamentos.
Calderón compró la casa en 4 millones 860 mil pesos, gracias a un crédito hipotecario de Scotiabank por 3 millones 888 mil pesos. Pero aunque reportó ese préstamo en su declaración patrimonial pública, no está relacionado con las propiedades que él mismo dijo haber adquirido en 2008 (Proceso 1741).
Esa nueva propiedad se la rentó a un precio desconocido a Heriberto Félix Guerra, el último secretario de Desarrollo Social de su gobierno, quien la habitó desde que tomó posesión, en diciembre de 2009, hasta casi el fin del sexenio.
A tres meses del fin de su gobierno, el 13 de agosto de 2012, Calderón vendió esa casa 640 mil pesos más cara de lo que la compró. Según cuenta él mismo, la vendió en 5 millones 500 mil pesos, de los cuales 2 millones 356 mil pesos los destinó “al pago de los gastos de acondicionamiento y mantenimiento” de la casa familiar. El resto, 3 millones 144 mil pesos, fue lo que debía del crédito hipotecario que absorbió el comprador.
Contrario a lo que decían sus declaraciones patrimoniales, Calderón reveló, el 29 de septiembre de 2010, en una comida con empresarios, que era dueño de una “cabañita” cuya ubicación no precisó, pero que se ubica en Ayapango, Estado de México.
El reportero Daniel Lizárraga fue a ese lugar, próximo al municipio de Amecameca, y describió que la “cabañita” es en realidad un lujoso chalet de 255 metros cuadrados, construido en un terreno de poco más de cuatro hectáreas, propiedad de Calderón y Zavala.
Y sí: Zavala, la aspirante presidencial, compró en 1997 un terreno de 19 mil 475 metros cuadrados; y en mayo de 2007 adquirió en 100 mil pesos otros 9 mil 805 metros cuadrados. Calderón, quien en 2008 sumó a ese predio 12 mil 477 metros cuadrados, declara que adquirió éstos en 130 mil pesos.
Son más de cuatro hectáreas ubicadas al pie de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, que gustan a Calderón y Zavala: “En dicho predio el declarante y la cónyuge concluyeron la construcción de una casa habitación”.
Fuente.-