Para fortalecer la vigilancia en Monterrey, el alcalde priista Adrián de la Garza, entregó ayer a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana 15 nuevas unidades y torretas inteligentes para 50 vehículos que destaca son nuevas unidades SUV, y modernizadas son Charger y Pick Up, a las cuales dijo, se les colocó tecnología de última generación que no existe en otra parte del país.
La innovación a decir de la retórica inflada del alcalde consiste en torretas inteligentes que tienen seis cámaras fijas, cada una conectada al C4, las cuales pueden realizar detecciones faciales y lectura de placas, asimismo pueden ser manipuladas dentro de la patrulla o desde el Centro de Comando.
«Esta tecnología que se está incorporando a la Policía de Monterrey, no la tiene ninguna otra corporación actualmente, se incorpora para mantener la seguridad en la Ciudad, llega en buen momento, ya que tendremos la presencia de extranjeros con motivo de la copa FIFA 2026, son unidades que serán desplegadas, en los puntos donde hay mayor presencia de personas»…Adrian de la Garza
Ya sin cuentos de candidato en campaña
Aunque parece que Monterrey está a punto de convertirse en el Silicon Valley del patrullaje: el alcalde Adrián de la Garza acaba de presentar unas torretas “inteligentes” que, si uno le cree el discurso, son capaces de detectar hasta las malas intenciones. Según el boletín, estas cámaras milagrosas pueden reconocer rostros y leer placas con una precisión que ya querrían los aeropuertos internacionales.
Lo que no dijeron —detalle diminuto, casi insignificante— es que de poco sirve tener una cámara “mágica” si en la base de datos no existe el rostro del delincuente que buscan. Pequeña falla técnica de dimensión filosófica: ¿puede un algoritmo reconocer lo que no conoce?
También presume que las torretas están conectadas al C4, como si el C4 fuera el mismísimo oráculo de Delfos. Pero el oráculo local tiene sus propios problemas: bases de datos dispersas, registros incompletos, sistemas incompatibles entre municipios y estados… En otras palabras, un rompecabezas al que le faltan la mitad de las piezas. Así que mientras las cámaras se esfuerzan por encontrar un rostro que el sistema nunca registró, los operadores se conforman con contemplar en alta definición los embotellamientos del tráfico.
El discurso habla con entusiasmo de “tecnología que no existe en otra parte del país” —y quizá por buenas razones. Si en otra parte del país no se usa, puede ser porque nadie aún logró que funcione. Pero en Monterrey, la innovación siempre viene con sirena y conferencias de prensa. Todo envuelto en ese lenguaje de campaña donde “fortalecer la vigilancia” suena más a fortalecer la narrativa de eficacia que a reducir delitos reales.
Cuarenta y seis millones de pesos después, tenemos más luces azules sobre ruedas, selfies institucionales y promesas vestidas de inteligencia artificial. Lo que aún no tenemos es un sistema nacional coherente de información criminal, una base de datos limpia, interoperable, que haga que esas cámaras sirvan para algo más que tomar video en 4K.
Por lo pronto, el show mediático continúa: patrullas nuevas, torretas relucientes, y el viejo hábito político de vender espejos, pero esta vez con reconocimiento facial.
Con informacion: ELNORTE/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: