En el país donde la austeridad se viste de gala para predicar desde el púlpito del cinismo, Michoacán tiene su epítome: Gladyz Butanda, la Secretaria de Desarrollo Urbano que, paradójicamente, vive en Bienestar. Y no es metáfora: la funcionaria aparece radiante, enjoyada con un collar Tiffany de 434 mil pesos y una bolsa Yves Saint Laurent de más de 68 mil, mientras el discurso oficial sigue vendiendo la idea del pueblo sencillo y las cuentas claras.
La gira de Zoé Robledo, director del IMSS, se volvió pasarela. Mientras el funcionario explicaba la falta de camas, medicinas y médicos, Butanda lucía el brillo de su “éxito” con la serenidad de quien no teme a la pobreza… porque nunca la ha conocido de cerca. Uno esperaría que quienes abanderan el Bienestar al menos intentaran parecer austeros. Pero no: aquí la transparencia es de las joyas, no de las cuentas públicas.
La funcionaria busca ser la heredera política de Alfredo Ramírez Bedolla, y lleva la fórmula tatuada en oro: su slogan de campaña “Gladyz Construye” toma prestado el “Michoacán Construye” del gobierno actual, como si la obra pública fuera patrimonio familiar o franquicia registrada. Lo que construyen, en realidad, es un muro de cinismo entre la clase política y la gente que paga impuestos y boletos de autobús.
El gobierno que se dice “diferente” ve, oye y calla. Nadie pregunta de qué se alimenta la súbita prosperidad. Tal vez del mismo néctar que nutre a cada administración cuando se le olvida para quién trabaja. Pero eso sí: todos los días repiten, sin sonrojarse, que “primero los pobres”. Mientras tanto, Gladyz Butanda ya va en primera clase, vestida de Bienestar y con aroma de impunidad.
Con informacion: ELNORTE/

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