UNA «GOLONDRINA NO HACE VERANO ?»: «MONREAL se SUBE a POLEMICA VOLADORA, PIDE CONGRUENCIA a MORENOS y su BODOQUE ANDUVO en PARIS»…si golondrinas viajan en avión privado, la primavera de transformación es safari de privilegios.

Ricardo Monreal, ese eterno equilibrista político, volvió a subir al podio de la moral selectiva. Con voz firme —y memoria corta de cola larga— pidió a sus compañeros de Morena actuar congruentes con sus principios. Lo dice quien ha perfeccionado el arte de la incongruencia, el camaleonismo legislativo y el olvido conveniente.

Según él, no emitirá “ningún posicionamiento negativo” sobre el avión privado de lujo que usó Fernández Noroña. Claro, porque señalar el derroche ajeno sería tanto como mirarse al espejo. Prefiere llamarlo “responsabilidad”. Tradúzcase: mirar hacia otro lado mientras se predica austeridad desde un palco preferente.

Monreal insiste en “hacerle caso a la Presidenta”. La obediencia como escudo, la sumisión como estrategia. Cuando la brújula ética se desvía, nada como citar a Sheinbaum para fingir rumbo.

“La gente tendrá que valorar”, dice. Y tiene razón: la gente valora, y recuerda. Recuerda las cenas en hoteles de lujo, los desayunos en España, los discursos de moral empaquetada para consumo interno.

“Una golondrina no hace verano”, repite, queriendo suavizar el escándalo de su bancada. Pero si las golondrinas viajan en avión privado, la primavera de la transformación se convierte en safari de privilegios.

Y cuando defiende a la diputada con cuentas congeladas, invoca el “principio de inocencia”. El mismo principio que calla cuando conviene, que se diluye entre pactos de impunidad. “Mi solidaridad no se la quito”, asegura. Monreal nunca quita la solidaridad… mientras no peligre su propio asiento.

En resumen, el líder de la mayoría pide congruencia a los suyos mientras él nada en su propio estanque de contradicciones. Predica humildad desde el mármol, solidaridad desde la estrategia y principios desde la conveniencia. El resultado: un discurso tan correcto como hueco, tan solemne como hipócrita, propio de un cínico vividor de la politica al que solo basta escuchar el torito con que pronuncia la mentira disfrazada de verdad.

Con informacion: ELNORTE/