Belinda se lleva el aplauso y la protección de la ley, no solo porque los caballeros de verdad no presumen exnovias, sino porque México ya no tolera la vieja costumbre de quemar a las mujeres en público por rating o nostalgia. La cantante presentó una denuncia formal ante la Fiscalía de la CDMX contra Lupillo Rivera por violencia digital y mediática: Rivera no solo escribió un libro destapando detalles supuestamente íntimos de su relación con Belinda, también anduvo ventilando que tenía un teléfono con material capaz de destruirla, como si la privacidad fuera moneda de cambio.
La ley no es accesorio
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia sí sirve, y la Fiscalía lo demostró otorgando medidas de protección: Lupillo tiene prohibido siquiera mencionarla o acercarse. Ser figura pública no equivale a permiso para exhibir la vida privada ajena, ni siquiera si es para presumir de éxitos o fracasos amorosos. Revelar sin consentimiento íntimos es violencia de género, así de claro lo dicen los abogados de Belinda.
Violencia digital: no es show, es delito
La violencia digital es el saldo de —ese monstruo de 5.500 millones de usuarios globales— donde prevalece odio, misoginia y acoso, muchas veces con total impunidad. La activista Olimpia Coral Melo, responsable de la Ley Olimpia, lo gritó en redes: “La Violencia Digital es real y no es tu culpa.” Lo urgente es que ni la calle ni las pantallas sirvan de ring para agredir a las mujeres. La dignidad y la intimidad pesan más en la balanza de derechos que la fama o la libertad de expresión mal entendida.
Así que Belinda hoy no solo se defiende, se resiste a ser mercancía de morbo, y ahora la ley le respalda. Irreverente y legal: así se despacha el asunto.
Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ERIKA ROSETE/ELPAIS/

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