En Tamaulipas, bajo el Gobierno de Morena y Américo Villarreal y los patrones del Crimen Organizado autorizado, ya ni siquiera hay que tener suerte para toparse con el horror: basta con patear el suelo y en cualquier paraje rural para encontrar una fosa clandestina.
Asi acaba de ocurrir entre La Retama y Los Almendros, junto al Rancho el Coronel en la carretera Reynosa San Ferndnado donde fue localizado otro cementerio sin lápidas, un punto más en el mapa de la ignominia nacional.
Ahí, “El Coronel” no es un rancho: es una metáfora macabra del silencio. Los voluntarios del Colectivo Amor por los Desaparecidos(…quien mas, el gobierno ni busca) llegaron siguiendo el rastro digital del dolor —una pista anónima, un mensaje que olía a sepulcro— y acabaron encontrando lo que ya muchos sospechan: Tamaulipas se hunde sobre sus propias fosas.
Dentro de un tambor oxidado, huesos humanos; en la tierra removida, vértebras limpias, como si alguien se esforzara en borrar la evidencia de que alguna vez existimos. Y ahí, puntual y parsimoniosa, la Fiscalía llegó , abrió su carpeta, tomó fotos y prometió investigar. Un ritual burocrático frente a una tragedia sistemática perpetrada por sus socios del Cartel del Golfo,esos que abrazan y cenan con el gobernador.
Pero mientras Don Americo se distrae apapachando narcos, Edith González del colectivo «Amor por los desaparecidos» sigue desenterrando no solo restos, sino una historia de impunidad que calcina. Que tengan que ser los propios familiares los que rasquen la tierra para encontrar a los suyos debería avergonzar a cualquier gobierno, pero aquí ya nada ruboriza a Américo Villarreal en Tamaulipas,convertido en un campo de exterminio extendido y negado, donde cada fosa nueva apenas provoca un parpadeo mediático.
El suelo no miente. Y a este paso, lo único que quedará por descubrir en esta tierra que devora a sus hijos será el silencio cómplice que lo permite.
Con informacion: ELNORTE/

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