Los "Jeep Rubicon" del Ejército Mexicano llamaron la atención de los grupos criminales de Guerrero, que los empezaron a clonar como una estrategia para desplazarse por la sierra para controlar territorios y confundir a la población, cita hoy El Universal.
Pero al mismo tiempo,surgen cuestionamientos en torno al uso por parte del Ejercito Mexicano de las "Ford Raptor,"consideradas camionetas de "alta gama" cuyo precio inicia desde 2 millones 592 mil pesos, de acuerdo con el concesionario ,unidades de lujo que son recurrentemente empleadas por los narcos y que de acuerdo con google estan ligadas a infinidad de delitos, pues los "narcos las aman" .
Pero un "presunto sargento influencer",nos da mas pistas ante la confusión surgida en Guerrero y clarifica que las "Raptor si son del ejercito",por una singularidad de detalles.
En el caso de los "Jeep",las pocas unidades con las que cuenta la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fueron utilizadas para llegar al puerto de Acapulco durante la emergencia por el huracán Otis, lo que pudo haber generado interés de las células delincuenciales en contar con este tipo de vehículos todo terreno, reportaron autoridades militares.
Específicamente de Los Tlacos, quienes tras un enfrentamiento con La Familia Michoacana, en el municipio de San Miguel Totolapan que dejó al menos 12 muertos, exhibieron un video en redes sociales en el que se observa el paso de un convoy de sus sicarios encabezada por un Jeep Rubicon militar falso.
Como se trata de un vehículo que pueden identificar, adquirir o robar fácilmente, ya que es comercial, lo clonaron pintándolo de verde olivo y le colocaron un número de serie y la leyenda “Ejército Mexicano” en las puertas, señalaron las fuentes consultadas.
Sin embargo, a diferencia de los Jeep Rubicon de la Sedena, los clones de Los Tlacos carecen de faros antiniebla, bidón de combustible extra, canastilla portaequipaje y no tiene cabrestante o winch.
Armando Rodríguez, experto en temas de seguridad del Colectivo Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), considera que se trata de algo nuevo en Guerrero, azotado por la violencia de células criminales, porque la clonación de uniformes y vehículos de las Fuerzas Armadas es una práctica añeja en los cárteles asentados en el norte, como el Cártel del Golfo, Cártel del Noreste, Los Zetas y el Cártel de Sinaloa.
“Los autos clonados del Ejército regularmente los producen cárteles que operan en el norte del país, no en Guerrero. Es probable que [Los Tlacos] lo intercambiaron con otro grupo criminal por otra cosa”, dice.
El investigador señala que simular que son del Ejército, Marina o Guardia Nacional permite a los criminales transitar por carreteras y territorios sin ser molestados por fuerzas de seguridad pública local, además de confundir a la población y sus rivales. Militares en retiro exponen que los criminales cuentan con unidades clonadas, como el Jeep Rubicon que aparece en el video para el traslado de sus sicarios en zonas difíciles como la sierra, en donde es común que se enfrenten con sus rivales por el control territorial.
Las fuentes consultadas manifestaron que la Fiscalía General de la República (FGR) debe investigar la clonación de estos vehículos que utiliza el Ejército, para determinar cuál es el uso que les dan Los Tlacos.
En junio de 2023, el gabinete de seguridad detectó que el Cártel de Sinaloa recurre cada vez más a la clonación de uniformes de las Fuerzas Armadas y a la promoción de protestas civiles para inhibir los operativos contra los laboratorios clandestinos de fentanilo y metanfetamina instalados en las comunidades vecinas de la capital sinaloense.
Según funcionarios federales, la clonación de uniformes y vehículos es una estrategia parecida a la que el Cártel del Noreste, una escisión de Los Zetas, aplicó entre 2014 y 2018 para sacar a la Armada de Nuevo Laredo, Tamaulipas, ciudad estratégica para el trasiego de drogas a Estados Unidos en disputa con el Cártel del Golfo.
Diversos casos de clonación de vehículos de las fuerzas de seguridad se han registrado en el país. El más reciente fue el 7 de enero de 2024, en un enfrentamiento entre integrantes del CJNG y oficiales de la Guardia Nacional en Zinapécuaro, Michoacán. Los civiles armados iban a bordo de dos camionetas clonadas de la misma institución, que fueron aseguradas tras el incidente. Además de las unidades clonadas tenían una camioneta apócrifa de la Fiscalía General del Estado de esa entidad.
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