18 millones de personas sí pueden estar equivocadas. Según cálculos del Centro de Estudios Científicos de Macuspana, presentados por el hijo distinguido de esa bendita tierra tabasqueña, en México hay, “ma o meno”, 18 millones de conservadores, quienes están del lado equivocado de la historia y tratan de impedir la transformación del país.
Vaya, este grupo poblacional no sirve ni para hacer una manifestación como Dios manda. Son bots vestidos de pueblo, incapaces de ponerle sabor a un acto político.
Llenan el Zócalo, pero no cierran calles, no tienen acarreados, no atiborran el primer cuadro de la ciudad de camiones y microbuses. ¿Y las tortas? ¿Y el refresco?, nada de eso, así nada más, sin nada que comer o qué beber, mandan a la gente a la concentración. Gente que va de oquis, pues no les dan ni terrenos ni puestos ambulantes, ni placas para taxis, o ya de perdida, unos 200 pesos por su jornada. Bueno, hasta sus propias pancartas tienen que hacer. Y lo más irresponsable, ¡nadie les pasa lista ¡como sabrá el tenebroso señor Claudio X quien fue y quien no a la manifestación”. Además, no venden camisetas o muñecos de peluche con la figura de Lorenzo Córdova. Les falta mucho para ser pueblo, son unos simples bots renegados.
Y claro que están equivocados, y así como no saben hacer bien una manifestación, no entienden que el resto de los mexicanos, unos 113 millones, viven muy bien y están muy contentos con la transformación que ha vivido el país en los últimos cinco años, y gozando de una mejor calidad de vida que la que les dieron los gobiernos neoliberales.
Qué saben estos bots clasemedieros de la felicidad que sienten los abuelos cuando cada dos meses les cae en su cuenta bancaria un trancazo de seis mil pesos fortachones, con los que cada día pueden comprar más debiluchos dólares, y hacer con ese dinero lo que ellos quieran. Claro que a diferencia de los conservadores y neoliberales de la tercera edad que gastan su dinero en lujos baratos y cosas superfluas, los abuelos del bienestar utilizan la pensión que les da su Presidente para comprar cosas de primera necesidad, como comida y medicamentos. Puros artículos de primera necesidad, nada de derroches. Y ahora que funcione al cien por ciento la megafarmacia, y se acabe con el desabasto, los adultos mayores ya no tendrán que comprar medicinas con su pensión y podrán destinar ese dinerito, ahora sí, para darse un gusto, eso sí, siempre con justa medianía y austeridad, sin dilapidar sus seis mil pesotes en una sola cosa.
Qué saben estos bots aspiracionistas de amor, si no han viajado en el Metro de la Ciudad de México, donde el pueblo unido viaja codo a codo y logran tener una gran cercanía. Quienes estuvieron en el Zócalo y en plazas de más de 100 ciudades en el país protestado el domingo pasado, no han vivido la experiencia de utilizar el transporte público y de gozar las dos o tres horas que hacen entre su domicilio y su lugar de trabajo. Ellos pueden descansar y dormir relajados durante todo el trayecto, tanto de ida y de venida, o, en un solo viaje, cultivarse y leer el nuevo libro del Presidente. Mientras, los fifís pasan horas de estrés a bordo de sus pretenciosos automóviles, la mayoría de ellos comprados con un dinero que no tienen y viajan estresados pensando en que deben pagar la mensualidad y la gasolina. Y lo peor, mientras están atorados en el tránsito escuchan programas de radio con conductores que solo se dedican a criticar al gobierno, y se exponen a que les salga un tumor conservador en el cerebro, por prestarle atención a esas voces falaces.
Arlequín
Es un alivio que sean solo 18 millones, y que son más los que sí saben valorar los esfuerzos, e incluso sacrificios que ha tenido que hacer este gobierno para poder encender la llama de la transformación. El propio Presidente ha tenido que sufrir ataques e injurias de estos conservadores, que incluso han iniciado una campaña en redes sociales para posicionar el hashtag #Narcopresidente. Vaya sandez, si el Presidente les estuviera dando un trato especial a los narcotraficantes, estos delincuentes ya estarían tomando el control de algunos territorios, perpetrando masacres, extorsionando e inundando el mercado mundial de drogas, pero, por fortuna eso no está sucediendo en este momento en el país, vivimos, gracias a AMLO, en santa paz.
El propio Presidente, y constructor del primer piso de la Cuarta Transformación, considera que estos millones de mexicanos, y en especial los que participaron en la movilización del domingo, son unos “corruptos”, “alcahuetes, que se quedaron callados en los fraudes de 2006 y 2012”, y para Claudia la constructora de segundo piso de la 4T, son unos “falsos e hipócritas”.
Corruptos, alcahuetes, falsos, hipócritas, pero, la buena noticia es que solo son bots, y que no van a votar el 2 de junio.
La transformación seguirá, sin importar esta pequeña rebelión de bots.
ME CANSO GANSO-
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