El narco está en la tele. El narco está en la música. El narco está en la iglesia. El narco está en el Gobierno.
El narco ¡estaba en Los Pinos!
Las revelaciones que se han vertido en el juicio de García Luna son un bombazo: demuestran que vivimos en un narcoestado. Que aquellos que deben de protegernos, en realidad conspiran a nuestras espaldas para asesinarnos.
en ese sempiterno oficio de complicar problemas:
De comprobarse las acusaciones que la Fiscalía de Estados Unidos ha realizado en contra del exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón, su mano derecha, se demostraría de una vez por todas que los narcos nos gobiernan.
Todo es una simulación. Las autoridades simulan perseguir a los narcos, pero en realidad son socios y colegas de trabajo. Se reúnen en templos religiosos, se reúnen en centros comerciales. Se reúnen ante la vista de todos.
Mientras Calderón decía combatir al narco... su encargado de Seguridad, de resguardar a todas y todos los mexicanos, recibía maletines de billetes del narco. De los Beltrán Leyva. Del Cártel de Sinaloa.
Mientras Calderón decía perseguir al 'Chapo', el criminal más buscado del mundo en ese entonces, García Luna iba a Perisur a recibir el salario por su otro trabajo: hacerle la chamba al narco.
Y mientras Calderón dormía... su hombre fuerte velaba por los intereses del narcoestado.
Lo peor es que la situación no ha cambiado. Guindas, blanquiazules y tricolores: en todos ellos está infiltrado el crimen organizado.
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