Disputa de cárteles produjo mil 652 homicidios en Zacatecas durante 2021. Por lo menos 42 personas fueron colgadas, firma del Cártel de Sinaloa en su lucha con el Cártel Jalisco Nueva Generación. En los últimos tres años han sido asesinados 73 elementos policiales, 36 de ellos al año último. Ante la falta de policías, Guardia Nacional y Ejército han reforzado algunos municipios zacatecanos. En dos visitas realizadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador le han recibido con cadáveres colgados. Prevén que la violencia se extienda a Aguascalientes, San Luis Potosí y Jalisco.
La disputa entre los cárteles de la droga en Zacatecas mantiene en zozobra a una población que vive con miedo y atestigua expectante los 30 a 40 homicidios semanales que se registran en algunos de los 58 municipios de la entidad, sobre todo en aquellos con mayor densidad poblacional como Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas Capital.
Levantones, homicidios y la exhibición de cadáveres colgados de puentes o árboles, son la máxima expresión de esa violencia. La guerra entre los cárteles de Sinaloa (CS) y Jalisco Nueva Generación (CJNG) es la causa de la inseguridad y la espiral de muerte que se vive en aquella entidad federativa, y así responden sus habitantes cuando son cuestionados sobre el origen de la violencia que están viviendo.
Sus autoridades lo reconocen y se justifican con el presunto poderío de los grupos criminales en conflicto, ante la falta de elementos policiacos suficientes para ir contra los delincuentes y restablecer el orden.
Durante 2021 se registraron mil 652 asesinatos en Zacatecas y por lo menos 42 de esos cuerpos fueron exhibidos pendiendo del cuello, con cuerdas atadas a puentes y árboles, en una inequívoca “firma” criminal del Cártel de Sinaloa. “Casi todos los colgados, por no asegurar que todos, pertenecían al CJNG y son victimados por sicarios sinaloenses de la facción más representativa, que es la del ‘Mayo’ Zambada”, refiere uno de los policías que tiene como fuente los narcomensajes dejados en los sitios donde ocurrió cada asunto.
“Manuel”, uniformado de la Comisaría Municipal de Fresnillo, no puede ocultar el miedo que tiene al salir a trabajar cada día. “Es obvio, tengo familia y he visto caer a compañeros el año pasado y en este. Otros están desaparecidos y unos más renunciaron. Hay municipios en los que se fueron todos, por amenazas de los cárteles”, relata el gendarme.
Cifras oficiales corroboran su dicho: el año recién concluido fueron 36 policías en esa entidad (73 en total, durante la administración de Andrés Manuel López Obrador).
Zacatecas es una región estratégica para la delincuencia. Paso del Noreste del país hacia el Centro Occidente y viceversa, colinda con ocho estados, algunos de ellos también violentos, como Jalisco. El resto son Aguascalientes, Nayarit, Nuevo León, Coahuila, Durango, San Luis Potosí y un pedacito de Guanajuato. Situación que propició la convergencia de organizaciones criminales hacia ese territorio.
Autoridades federales y estatales cuentan con el dato de que en Zacatecas existen por lo menos diversas células de los cárteles de Sinaloa, CJNG, del Golfo, Los Talibanes (Zetas) y del Noreste, aunque la batalla se centra entre el CS y Jalisco, que han aglutinado a algunos de los grupos inicialmente opositores; como es el caso de los de Nueva Generación, que mantiene una alianza con los del Golfo, al menos para efecto de contrarrestar a los sinaloenses, que parecen tener mayor presencia en el mapa.
Apenas inició el año y la madrugada del 5 de enero, presuntos miembros del CJNG dejaron abandonada una camioneta frente a Palacio de Gobierno con 10 cadáveres en su interior a manera de llamada de atención para el gobernador David Monreal Ávila, quien en respuesta justificó de la violencia como una herencia de sus antecesores, y sugirió, “hay que encomendarnos a Dios”. Horas después se anunció la detención de dos presuntos implicados en los hechos, pero a la fecha no se transparenta quiénes son, dónde están y cuál fue el móvil además de dejar una advertencia.
RUTA RELEVANTE
Desde décadas anteriores, Zacatecas ha significado un nicho de oportunidad para los grupos de narcotraficantes. En diversas regiones geográficas con bosque o montaña se presta para la siembra de marihuana, y a pesar de que tres cuartas partes del territorio zacatecano corresponden a zonas áridas y semiáridas, en los 90 se dio el boom del tráfico de cocaína gracias a la facilidad para improvisar pistas de aterrizaje. Hoy, es parte de la ruta hacia el Norte, de metanfetaminas y del poderoso fentanilo.
Ahí llegaron a mandar Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Juan José Esparragoza “El Azul”; Miguel Ángel Félix Gallardo y, después, Ramiro Mireles Félix. Ahora se disputan el control de la producción y distribución de drogas, Ismael “El Mayo” Zambada García y Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, a través de sus más avezados discípulos que no reparan en los estragos que se ocasionan a la población abierta, que queda en medio de metralla y sin autoridad capaz de responder a los embates del crimen.
“Primero los cárteles norteños vinieron a controlar el Estado tras los años en que Sinaloa vino a menos como organización. Llegaron Los Zetas, luego entró el Golfo y el Cártel del Noreste. Volvió el Cártel de Sinaloa a recuperar lo que consideraban les pertenecía y de repente apareció el espíritu de expansión del CJNG y se friccionó todo”, refiere “Manuel”, quien dice contar con ocho años como elemento de la Policía de Fresnillo.
Mientras el CS retornó por los lados de Durango y Nayarit, el CJNG penetró en 2019 hasta el centro del Estado. Los otros grupos se replegaron o se alinearon con los dos cárteles más poderosos, y eso permitió que mientras Jalisco se consolidaba en el centro, los de Sinaloa los bordearon, quedando atrapados en medio los jaliscienses, con un único corredor hacia su propia entidad, que es una de las rutas donde se han registrado fuertes enfrentamientos a balazos por Valparaíso.
Las autoridades reconocen el conflicto, pero dada la belicosidad a la que se ha llegado, a la merma de elementos policiales, al poder de fuego de los narcos y los ataques a miembros de las corporaciones, se vieron limitados en su accionar y tuvieron que solicitar el apoyo del Gobierno Federal, a través del Ejército Mexicano y Guardia Nacional, que desde el mes de noviembre envió tropas para reforzar la seguridad en Zacatecas. Los mil 652 homicidios de 2021 dejaron atrás, por mucho, los mil 065 del año que antecedió.
Esta crisis de seguridad ha motivado que cientos de sus familias se desplacen voluntariamente de sus comunidades, dejando atrás su patrimonio. Lo mismo sucede con policías que renuncian, centros de salud que cierran a falta de médicos y enfermeras, lo que también pasa en las escuelas, cuyos docentes no regresaron a las aulas. Este fenómeno se advierte con mayor intensidad en los municipios de Valparaíso y Jerez, que tienen comunidades que se volvieron pueblos fantasma y abandonaron su ganado.
La hipótesis de la Fiscalía de Zacatecas es que la guerra se trasladará en breve tiempo a los estados de San Luis Potosí, Aguascalientes y Jalisco, que, en el caso de los dos primeros, tienen déficit de elementos policiacos y han anunciado la imperiosa necesidad de sellar sus fronteras y solicitar la misma intervención de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y Guardia Nacional. Valparaíso, que limita con Jalisco y Nayarit, se encuentra fragmentado, pues algunas rancherías están en poder del Cártel de Sinaloa y otras del CJNG.
LA COLGADERA
La estela de violencia que se registra en la entidad minera ha llevado a comunidades de los municipios de Loreto y Ciudad Cuauhtémoc a encerrarse en sus casas y a no salir en las noches. Los propios habitantes implementaron su toque de queda ante la incapacidad de la autoridad de brindarles garantías y los mismos alcaldes de esos municipios han emitido mensajes en el sentido de que la población se resguarde en cuanto oscurezca y no salga sin necesidad de hacerlo.
Para ello influyeron dos factores, el primero, conocer la forma en que los policías son aniquilados por el crimen organizado; y segundo, las dantescas escenas que se visibilizaron con la entrada del segundo semestre de 2021, sobre todo en Fresnillo y en la Capital zacatecana, con la exhibición de cadáveres colgados en lo alto de puentes o macizas ramas de árboles. Generalmente, cuerpos semidesnudos, con signos de tortura e impactos de bala, muchas de las veces, en la cabeza.
El 18 de junio anterior, en el puente vehicular de la vía que conecta a la comunidad de Rancho Grande con la cabecera municipal de Fresnillo, se localizó un hombre sin vida pendiendo de una cuerda al cuello. Al día siguiente, en un puente de Fresnillo, en la carretera 49, con rumbo a Rancho Grande, fueron colgados tres cadáveres, todos con la cabeza cubierta con bolsas negras de plástico. Uno de ellos fue atado de los pies.
El mismo día llegó a esa entidad, en gira de trabajo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con la promesa de llevar seguridad.
Luego, el 23 de junio, los cuerpos de dos policías de San Luis Potosí, reportados como desaparecidos, fueron atados con cuerdas sobre el puente que cruza la vialidad Arroyo de las Sirenas, a unas cuadras del mercado de abastos en Zacatecas Capital.
En la misma fecha, sicarios atentaron a balazos contra el exdirector de Seguridad Pública de Zacatecas, Jorge Eduardo Muñoz Franco, quien resultó herido y huyó de la emboscada manejando su vehículo hasta las instalaciones militares, donde pidió ayuda.
En Valparaíso, habitantes avisaron a las autoridades del hallazgo de un cadáver colgado. Tres días más tarde, encuentran dos cuerpos colgados del puente vehicular donde cruzan las carreteras federales 45 y 54, en la comunidad La Escondida, en las inmediaciones del Instituto Tecnológico Regional de Zacatecas. Dejaron una lona con un mensaje firmado por el crimen organizado para autoridades de San Luis Potosí.
Un mes después, 25 de julio, en el rancho Las Perlitas, ubicado por la carretera federal 44, en el tramo Valparaíso-Fresnillo, poco antes de llegar a la comunidad de San Jerónimo, localizaron cuatro cuerpos colgados de un árbol y con el tiro de gracia. Junto a ellos, sus victimarios dejaron un narcomensaje en una cartulina.
El 11 de agosto, sobre el puente vehicular de la carretera estatal 120, en el cruce de Avenida Luis Moya y la vialidad tránsito pesado, cerca de la comunidad El Orito, seis personas semidesnudas fueron colgadas con un narcomensaje.
El 14 de noviembre, colgados de un árbol en San Marcos, municipio de Loreto, fueron localizados los cadáveres de tres hombres, a los que dejaron un narcomensaje alusivo a la disputa entre organizaciones criminales en esa entidad. Al día siguiente, encuentran tres cuerpos colgados en un puente peatonal de la carretera federal 23 Fresnillo-Jerez, en el primero de los municipios. El día no pudo cerrar peor, cuando el director de la Policía Municipal de Loreto, Rafael Hernández López y dos elementos, fueron localizados muertos a balazos en la comunidad de Asientos, Aguascalientes.
En un puente vehicular del municipio de Ciudad Cuauhtémoc, el 18 de noviembre se hallaron los cadáveres de diez personas, nueve de las cuales estaban colgadas. Las víctimas, de sexo masculino, aparentaban entre 20 y 40 años de edad y les bajaron los pantalones. Al día siguiente fueron identificados en su totalidad como habitantes de esa entidad. Ese día 20, renunció Arturo López Bazán como secretario de Seguridad Pública y en su lugar fue designado el General de Brigada Diplomado de Estado Mayor Retirado, Adolfo Marín Marín.
Previo a una nueva visita de López Obrador, el 22 de noviembre, en tres lugares distintos, autoridades encontraron los cadáveres de ocho personas, colgados de un puente vehicular y de diversos árboles en Fresnillo, Zacatecas. El primer caso, de tres cuerpos semidesnudos colgados, ocurrió en el puente de la comunidad de San José de Lourdes. Más tarde, otros tres sujetos fueron encontrados en la misma comunidad, pero pendiendo de árboles. Dos cadáveres más, pendían de un árbol en un predio ubicado entre las poblaciones de San Ignacio y San Gabriel.
Durante 2022, en un inicio bastante violento, a la par de que continúan los homicidios de policías, las decapitaciones y los cadáveres con narcomensajes, han aparecido cuerpos colgados. El 9 de enero, en un puente peatonal ubicado en el Parque Cuarto Centenario, a la altura de la colonia Industrial y Esparza, municipio de Fresnillo, un cuerpo pendía de una cuerda, maniatado y con señales de tortura.
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