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En una de las visitas que hizo a Washington el procurador general de la República, Raúl Cervantes, para reunirse con el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, el mexicano le pidió que le “pusieran cola” al ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge. Así me lo revelan fuentes confiables.
En el argot policiaco mexicano, eso significa que lo estuvieran siguiendo, intervinieran sus comunicaciones, monitorearan sus transacciones financieras, lo que hiciera falta para que no se escapara del radar, para que no desapareciera.
Porque en ese momento, era fácil de rastrear. Desde que dejó la administración estatal en Quintana Roo —lo denunciamos en estas Historias de Reportero— Borge Angulo tomó como base de operaciones su departamento en el sur de Miami Beach y de ahí se movía con toda libertad. No se estaba escondiendo: fue a Disney World, a la Serie Mundial de beisbol, era cliente frecuente de los restaurantes más populares de Miami…
Tenía la guardia baja y fue fácil para Estados Unidos mantenerlo bajo vigilancia mientras la PGR terminaba de armar el expediente en su contra. Del cúmulo de denuncias e irregularidades detectadas en su corrupta gestión, optó por el escándalo de la autoventa de terrenos del estado con 99% de descuento de su valor comercial.
Según mis fuentes, cuando sintió que el agua le subía al cuello, Borge huyó primero a Cuba. Pero como la isla no tiene vuelos a muchos lugares del mundo, viajó a Bahamas. Insatisfecho, se lanzó a Panamá capital, cuyo aeropuerto de Tocumen es uno de los centros de conectividad aérea más robustos de América Latina. La autoridad habló también de una escala en Barcelona.
Lo agarraron en plena jornada electoral, cuando iba llegando a la terminal aérea con diez boletos de avión a distintos destinos que despegaban en hora próxima. Desde Europa hasta Medio Oriente. Para las autoridades, Borge buscaba desconcertar a quienes estuvieran tras él y trataran de rastrear su paradero por la vía electrónica o presentándose a una de las salas de espera.
El golpe final lo dio la Agencia de Investigación Criminal de la PGR en coordinación con la Interpol Panamá, y contó con la ayuda del Departamento de Justicia de Estados Unidos. No era sólo que Borge Angulo estaba hospedado en el hotel de Donald Trump en Panamá. Es que uno de sus hombres de confianza en su gabinete fue clave para seguirlo y dar con él.
Fuente.-Carlos Loret/
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