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El general José Carlos Beltrán, director
general de Derechos Humanos de la Sedena, es un militar confiable y digno de
respeto. Por lo tanto, hay que entender qué prevalece detrás de sus
acusaciones. Porque eso son. Precisas. Y, también, complicadas. Porque si, como
dijo, la autoridad civil dejó de hacer su trabajo, dónde quedan los generales
Guillermo Galván Galván y Gerardo Clemente Vega García.
¿Podemos imaginar que, frente a una negligencia de este tamaño,
los jefes de las Fuerzas Armadas se cruzaron de brazos, fueron omisos, fueron
cómplices?
Beltrán fue a defender el papel de los suyos. En un foro
tremendamente contrario, un pleno de organizaciones defensoras de derechos
humanos. Y frente a las críticas aseguró: “Si los directores de Policía, los
jefes, los gobernadores y presidentes municipales hubieran atendido su problema
de seguridad pública en sus localidades, las Fuerzas Armadas no estuvieran
ahí”.
O sea que todos fueron estúpidos o algo peor.
¿Será cierto? Porque Beltrán generalizó. De gobernadores para
abajo, ninguno hizo su trabajo. Esto, ahora nos queda establecido con
veracidad, es lo que piensan los militares.
¿Cómo hacer “su trabajo” si no hay presupuesto, si no hay
armamento, si no hay el mínimo apoyo de la federación? Eso podrían contestarle.
¿Y los presidentes de la República en turno, con quienes
aparentemente no se metió Beltrán? ¿Tampoco hicieron su trabajo? ¿O era
correcto, en el contexto del pensamiento del general, ser negligentes frente a
tal cantidad de faltas de tantas autoridades?
Beltrán aseguró que es a ellos, a los civiles, no a los
militares, a quienes debe llamarse a cuentas.
O sea, en resumen, que los militares tuvieron que salir a la
calle por la falta de capacidad, de trabajo, de cumplir con su obligación de la
autoridad civil… Y si hay muertos, y si asesinan en ese “cumplimiento del
deber”… pues que les reclamen a los otros.
El general Beltrán afirmó que quienes deben ir a tribunales
internacionales son estas autoridades, no los militares.
E interesadamente no dijo palabra sobre los hechos de Tlatlaya
o, más reciente, los crímenes en Zacatecas. O todavía más inmediato, el
asesinato de Tierra Blanca.
No nos explicó, a nosotros civiles tan ignorantes, qué pasa en
la mente de militares, soldados y jefes, para que puedan “levantar”, “torturar”
y matar a un civil con total arbitrariedad. ¿Sucede esto porque los “sacaron a
las calles”? ¿Es un proceso automático en la mentalidad militar?
¿Por qué dispararon contra presuntos criminales (para muchos fue
un fusilamiento) en Tlatlaya, cuando ya había terminado el enfrentamiento? ¿Son
reglas de guerra que se llevan a las calles?
Beltrán, olvidando su experiencia en la vida civil, se refirió a
lo que piensan la Sedena sobre los medios, que para ellos son responsables de
su “mala imagen”. Y lo hizo aseverando: “… es más una cuestión mediática llamar
a las Fuerzas Armadas a que rindan cuentas…”.
O sea que es por los medios y los periodistas. De no ser por
estas “presiones” los militares podrían hacer su chamba con total impunidad,
como les parece que debe hacerse.
Esa convicción, profunda, de que los militares están haciendo el
trabajo de civiles incapaces, es muy peligrosa. Afirmar que ellos son
indispensables para enmendar el caos civil es, hay que insistir, muy peligroso
para la convivencia entre militares y sociedad.
Beltrán parece hablar desde la cima de una pirámide, en un nicho
desde donde puede juzgar y justificar a priori las acciones de las Fuerzas
Armadas.
¿Qué persigue el discurso del general José Carlos Beltrán?
O, debemos acostumbrarnos a estos “respingos” militares echando
todo el miasma a los civiles para justificar sus muertos, sus fusilados, sus
“levantados”, los excesos que el mando militar de este sexenio parece exaltar y
defender a cualquier costo.
¿Qué pasó en Tlatlaya, qué pasó en Ayotzinapa, qué o quiénes
están detrás del asesinato de un mecánico en Tierra Blanca donde,
supuestamente, hay un capitán (del que ocultan el nombre) detenido?
Por lo pronto el general Beltrán ya se ganó su cachito de
protagonismo…
Fuente.-
Isabel
Arvide
@isabelarvide
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