Con 25 años de pertenecer a la Inteligencia cubana y de infiltrar a la CIA
en una docena de países y al Departamento de Estado de Estados Unidos, Pedro
Aníbal Riera Escalante confirma en entrevista los nombres de los agentes que
trabajaban para la agencia en México en las décadas de 1970 y 1980: Gustavo
Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Fernando Gutiérrez Barrios, Miguel Nazar
Haro, José Luis Valles, entre otros menos famosos pero que eran eficientes y
leales a la compañía estadunidense.
Litempo, Lienvoy y Grupo 32, entre las operaciones que la CIA
desarrolló en México para acabar con los grupos guerrilleros y disidentes
políticos de corte izquierdista. La DFS y, luego, el Cisen prácticamente
estaban bajo las órdenes de la inteligencia estadunidense. Riera Escalante está
exiliado en España desde hace 4 años, luego de 10 de prisión en su país. El
exespía cubano da cuenta de un voluminoso libro con sus memorias.
Primera parte
Bajo la inspiración y formación en los órganos de la seguridad del
Estado de la extinta Unión Soviética, los servicios de Inteligencia de Cuba
lograron mantener al gobierno de Fidel Castro a flote durante
52 años, enfrentando operaciones militares, paramilitares, guerra sicológica,
sabotajes, embargo del gobierno de Estados Unidos, así como a la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) y las organizaciones de exiliados radicadas en
ese país.
Desde las medidas de supresión del abastecimiento de petróleo y la cuota
azucarera; la invasión militar de Playa Girón; la promoción y apoyo a grupos
paramilitares; la guerra propagandística de Tv y Radio Martí, todo el esfuerzo
desarrollado por el gobierno más poderoso de la tierra se ha estrellado contra
el escudo de la Inteligencia y Contrainteligencia cubanas.
Aníbal Riera Escalante, con 25 años forjado como oficial de la Dirección de
Inteligencia (DI) de Cuba participó en las operaciones de penetración y
reclutamiento de agentes de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense
(CIA, por su sigla en inglés) en las ciudades de Madrid, Luanda, Maputo,
Georgetown, Lima, Montevideo, Río de Janeiro, La Paz, Managua, Tokio y México.
De las operaciones de la Estación de la CIA en México durante la Guerra
Sucia, el exespía da a conocer los nombres y seudónimos de los agentes de la
CIA cooptados por la Inteligencia cubana y de los topos infiltrados
en la Agencia entre 1973 y 1993.
Riera se inició en 1973 en Cuba como oficial analista de las actividades de
la CIA en México, en el Buró de Información y Análisis del entonces
Departamento de Contrainteligencia Exterior de la Dirección General de
Inteligencia (DGI), que en 1989 se llamó Dirección de Inteligencia. “Toda la
información que obtenía la DGI sobre la CIA en México llegaba a mis manos, así
como la información que enviaban las inteligencias amigas: la KGB [Comité para
la Seguridad del Estado ruso], la checa y la alemana”, recuerda.
Señala que entre 1974 y 1975 analizó en los archivos de las inteligencias
amigas la información sobre las operaciones en los países donde trabajó Phillip
Agee y específicamente en México. Agee, exoficial de la CIA y agente de la
Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, escribió el libro Inside
the company, diary of CIA (Dentro de la compañía: diario de la CIA),
en el que aportó información invaluable sobre la estructura y funcionamiento de
la CIA en México.
Con la información obtenida, dice, actualizaba periódicamente la Estación
de la CIA en México, principalmente su estructura, funciones y personal que
componía cada uno de los grupos de trabajo, así como sus medios y métodos, los
oficiales y la distribución de las oficinas del quinto piso de la embajada
estadunidense, donde se ubicaba la Estación CIA México.
A fines de 1973 disminuyó la presión de la CIA contra la embajada y el
Centro de Inteligencia cubana en México, compuesto por seis oficiales y
un clavista (encargado de cifrar los mensajes), pero 3 años
después el trabajo contra la CIA en México tuvo la máxima prioridad por la
Inteligencia cubana, a través de su Centro Legal.
“Entre 1976 y 1977 realicé la evaluación del primer agente de juego
operativo en México, con seudónimo Aquiles II, como parte de la
elaboración de la metodología del programa de penetración y reclutamiento de
agentes de la CIA, denominado Juegos Operativos (agentes dobles). En 1978
laboré como oficial operativo y después como jefe del Grupo CIA México contra
la Estación y la embajada de Estados Unidos hasta 1993. Durante los últimos 8
años (1985-1993) fui jefe del Grupo CIA México.
La Estación CIA era una de las mayores del mundo, dice el exagente,
actualmente exiliado en España desde 2011. Detecté a 53 elementos que operaban
en México, entre oficiales operativos, oficiales de informes, secretarias y
personal de comunicaciones, sin incluir a los oficiales bajo cubierta no
oficial, denominados en el argot de la agencia: NOC (Non Oficial Cover). Su
presupuesto llegaba a varios millones de dólares.
Por la misma fecha, agrega, la Estación de la CIA en México había
desarrollado una gran penetración y control sobre la Dirección Federal de
Seguridad (DFS), al mismo tiempo, su propio operativo de vigilancia y chequeo
visual sobre sus objetivos, básicamente exoficiales de los servicios de
seguridad mexicanos.
En contrapartida, el Centro Legal de Cuba desarrolló la penetración a la
Embajada de Estados Unidos mediante el control, la identificación, el estudio y
las operaciones de reclutamiento a los oficiales de la CIA asignados a México.
Aspectos principales de este control eran la fotografía de todos los
pasajeros que viajaban a Cuba; la vigilancia visual, penetración técnica y
chequeo telefónico sobre la Embajada. Ya en 1973, el control sobre los
pasajeros hacia y desde Cuba no se hacía tan abierto tomándoles fotos, pero
continuaba a través de las operaciones de coordinación de la Estación de la CIA
con la DFS, y mediante sus propios agentes que les suministraban los listados
de viajeros.
Desde su posición en la Dirección de Inteligencia en La Habana en la década
de 1970, Aníbal supo años que Fernando Gutiérrez Barrios jugó un papel
determinante en la liberación de Fidel Castro cuando fue detenido en México en
1956 durante su entrenamiento militar para partir en la expedición del yate
Granma. “Hace unos años conocí los detalles de esa operación de Gutiérrez
Barrios y del inicio de su relación como informante de Fidel Castro. Así se
revela en un libro editado por la Oficina del Consejo de Estado de Cuba,
[publicado] después de su muerte, en octubre de 2000”, afirma.
En 1956, siendo el jefe de la sección de la DFS encargada de perseguir a
Fidel Castro, Gutiérrez Barrios cambió su posición de perseguidor por la de
informante, siendo reclutado por Fidel Castro como un valioso agente.
Durante los últimos meses de vida de Fernando Gutiérrez Barrios, siendo
senador por Veracruz, salieron a la luz pública las revelaciones del exespía
cubano Jorge Masetti, quien recuerda que “el sabueso del
sistema” protegió y avaló las operaciones clandestinas de Cuba en México
y cerró los ojos a cuanta acción realizaban durante el
gobierno de Luis Echeverría.
En otra de sus facetas, los exguerrilleros sudamericanos recuerdan a
Gutiérrez Barrios con cariño, porque evitó que los escuadrones de la muerte de
las dictaduras del Cono Sur concretaran planes de ejecución contra
varios de ellos. Y, en otros casos, intervino para evitar que fueran a la
cárcel.
Durante años, continúa, Gutiérrez Barrios fue uno de los contactos
principales de la Estación de la CIA en México, amigo de los jefes de la
agencia desde la década de 1970; protector de otros, como Edward Palmer, quien
al retirarse de México fundó una agencia de protección de personalidades en el
Continente; y socio de otros, como Lawrence Sternfield, con quien creó una
empresa de agronegocios.
El escritor cubano Luis Báez, vertió en su libro El mérito es vivir declaraciones
del oficial de la CIA John Mac Meckples Spiritto, quien estuvo después
infiltrado en el Ejército Rebelde y, al triunfo de la Revolución en 1959,
participó en la oposición armada; fue detenido por la seguridad, cumplió 20
años de cárcel, se casó y se estableció en Cuba. Posteriormente regresó a
Estados Unidos a finales de la década de 1980.
Mac Meckples, nacido en Los Angeles y de padres sicilianos, relató a Báez
que durante su seguimiento a Fidel Castro en México, la CIA mantuvo “amplia y
estrecha colaboración” con el coronel Leandro Castillo Villegas, director de la
Federal de Seguridad (1952-1958); con el subdirector Gilberto Suárez Torres, y
con los jefes de grupo Luis Bazet Marín y Fausto Morales Suárez.
Mac Meckples, políglota enrolado en la CIA desde 1946, dijo que la fuga de
Castro y su grupo de México “es algo que nunca nos pudimos explicar”.
Interrogado por Báez sobre la reacción de sus jefes señaló: “‘Me imagino que
se encabronaron. Según esta versión, Gutiérrez Barrios estaba
actuando a espaldas de sus jefes y de la CIA. ¿A quién
respondía, si no a su acuerdo con el coronel Leandro Castillo Villegas, titular
de la DFS?, cuestiona Riera Escalante.
La CIA utilizaba básicamente el reclutamiento sobre la base económica con
algunos elementos de compromiso afectivo, utilizando relaciones familiares en
Estados Unidos, pero la base fundamental era el reclutamiento económico.
La Inteligencia tiene dos aspectos: la inteligencia humana y la técnica. El
defecto básico de la CIA está en la primera, es decir, el reclutamiento de
relaciones, es decir, la formación de los oficiales y su capacidad para
interpretar y conocer la idiosincrasia, las características y las costumbres de
un país determinado.
En el caso del 11 de septiembre de 2001, la CIA reveló su ineficacia al no
penetrar a los grupos terroristas para impedir un hecho de esa magnitud, y eso
constituye una deficiencia fundamental en un servicio de Inteligencia, que
ocasionó la reestructuración total de la Agencia y el despido de su jefe de
Contrainteligencia.
“A través del reclutamiento de agentes dobles, es decir, de agentes
de la Inteligencia cubana que estaban en contacto con la CIA, conocíamos qué
planes tenían, y a veces nos enterábamos de a quiénes iban a reclutar. Nos
adelantábamos en reclutarlos antes que ellos, sobre todo a mexicanos en las
diferentes esferas e instituciones del gobierno para obtener la información que
sirviera a los fines de la política exterior y la protección del gobierno de
Cuba.
“El reclutamiento de agentes en México se facilitaba porque en el
marco legal la figura del espionaje no está claramente delimitada. Un delito de
espionaje en México prácticamente no se puede configurar. El peligro de una
condena alta por espionaje prácticamente no existe. Lo que puede disuadir a
alguien para trabajar para un servicio de Inteligencia extranjero es la sanción
que conlleve.
“Existe también la figura de oficiales ilegales, similares a los
cinco oficiales encarcelados en los Estados Unidos pertenecientes a la red
Avispa [recién liberados por los acuerdos tomados entre Cuba y Estados Unidos],
de los que seguramente había varios ubicados en México, pero yo no los había
atendido ni los conocía.
“Los oficiales ilegales se denominan así porque actúan con una falsa
identidad, generalmente no son de nacionalidad cubana, sino de países
latinoamericanos; son entrenados cuidadosamente para que interpreten su nuevo
papel: dominar su falsa biografía, su vida o fachada, para esconder su
personalidad real.”
Por la misma fecha, agrega, la Estación de la CIA en México había
desarrollado una gran penetración y control sobre la Dirección Federal de
Seguridad (DFS), al mismo tiempo, su propio operativo de vigilancia y chequeo
visual sobre sus objetivos, básicamente exoficiales de los servicios de
seguridad mexicanos.
En contrapartida, el Centro Legal de Cuba desarrolló la penetración a la
Embajada de Estados Unidos mediante el control, la identificación, el estudio y
las operaciones de reclutamiento a los oficiales de la CIA asignados a México.
Aspectos principales de este control eran la fotografía de todos los
pasajeros que viajaban a Cuba; la vigilancia visual, penetración técnica y
chequeo telefónico sobre la Embajada. Ya en 1973, el control sobre los
pasajeros hacia y desde Cuba no se hacía tan abierto tomándoles fotos, pero
continuaba a través de las operaciones de coordinación de la Estación de la CIA
con la DFS, y mediante sus propios agentes que les suministraban los listados
de viajeros.
Desde su posición en la Dirección de Inteligencia en La Habana en la década
de 1970, Aníbal supo años que Fernando Gutiérrez Barrios jugó un papel
determinante en la liberación de Fidel Castro cuando fue detenido en México en
1956 durante su entrenamiento militar para partir en la expedición del yate
Granma. “Hace unos años conocí los detalles de esa operación de Gutiérrez
Barrios y del inicio de su relación como informante de Fidel Castro. Así se
revela en un libro editado por la Oficina del Consejo de Estado de Cuba,
[publicado] después de su muerte, en octubre de 2000”, afirma.
En 1956, siendo el jefe de la sección de la DFS encargada de perseguir a
Fidel Castro, Gutiérrez Barrios cambió su posición de perseguidor por la de
informante, siendo reclutado por Fidel Castro como un valioso agente.
Durante los últimos meses de vida de Fernando Gutiérrez Barrios, siendo
senador por Veracruz, salieron a la luz pública las revelaciones del exespía
cubano Jorge Masetti, quien recuerda que “el sabueso del
sistema” protegió y avaló las operaciones clandestinas de Cuba en México
y cerró los ojos a cuanta acción realizaban durante el
gobierno de Luis Echeverría.
En otra de sus facetas, los exguerrilleros sudamericanos recuerdan a
Gutiérrez Barrios con cariño, porque evitó que los escuadrones de la muerte de
las dictaduras del Cono Sur concretaran planes de ejecución contra
varios de ellos. Y, en otros casos, intervino para evitar que fueran a la
cárcel.
Durante años, continúa, Gutiérrez Barrios fue uno de los contactos
principales de la Estación de la CIA en México, amigo de los jefes de la
agencia desde la década de 1970; protector de otros, como Edward Palmer, quien
al retirarse de México fundó una agencia de protección de personalidades en el
Continente; y socio de otros, como Lawrence Sternfield, con quien creó una
empresa de agronegocios.
El escritor cubano Luis Báez, vertió en su libro El mérito es vivir declaraciones
del oficial de la CIA John Mac Meckples Spiritto, quien estuvo después
infiltrado en el Ejército Rebelde y, al triunfo de la Revolución en 1959,
participó en la oposición armada; fue detenido por la seguridad, cumplió 20
años de cárcel, se casó y se estableció en Cuba. Posteriormente regresó a
Estados Unidos a finales de la década de 1980.
Mac Meckples, nacido en Los Angeles y de padres sicilianos, relató a Báez
que durante su seguimiento a Fidel Castro en México, la CIA mantuvo “amplia y
estrecha colaboración” con el coronel Leandro Castillo Villegas, director de la
Federal de Seguridad (1952-1958); con el subdirector Gilberto Suárez Torres, y
con los jefes de grupo Luis Bazet Marín y Fausto Morales Suárez.
Mac Meckples, políglota enrolado en la CIA desde 1946, dijo que la fuga de
Castro y su grupo de México “es algo que nunca nos pudimos explicar”.
Interrogado por Báez sobre la reacción de sus jefes señaló: “‘Me imagino que
se encabronaron. Según esta versión, Gutiérrez Barrios estaba
actuando a espaldas de sus jefes y de la CIA. ¿A quién
respondía, si no a su acuerdo con el coronel Leandro Castillo Villegas, titular
de la DFS?, cuestiona Riera Escalante.
La CIA utilizaba básicamente el reclutamiento sobre la base económica con
algunos elementos de compromiso afectivo, utilizando relaciones familiares en
Estados Unidos, pero la base fundamental era el reclutamiento económico.
La Inteligencia tiene dos aspectos: la inteligencia humana y la técnica. El
defecto básico de la CIA está en la primera, es decir, el reclutamiento de
relaciones, es decir, la formación de los oficiales y su capacidad para
interpretar y conocer la idiosincrasia, las características y las costumbres de
un país determinado.
En el caso del 11 de septiembre de 2001, la CIA reveló su ineficacia al no
penetrar a los grupos terroristas para impedir un hecho de esa magnitud, y eso
constituye una deficiencia fundamental en un servicio de Inteligencia, que
ocasionó la reestructuración total de la Agencia y el despido de su jefe de
Contrainteligencia.
“A través del reclutamiento de agentes dobles, es decir, de agentes
de la Inteligencia cubana que estaban en contacto con la CIA, conocíamos qué
planes tenían, y a veces nos enterábamos de a quiénes iban a reclutar. Nos
adelantábamos en reclutarlos antes que ellos, sobre todo a mexicanos en las
diferentes esferas e instituciones del gobierno para obtener la información que
sirviera a los fines de la política exterior y la protección del gobierno de
Cuba.
“El reclutamiento de agentes en México se facilitaba porque en el
marco legal la figura del espionaje no está claramente delimitada. Un delito de
espionaje en México prácticamente no se puede configurar. El peligro de una
condena alta por espionaje prácticamente no existe. Lo que puede disuadir a
alguien para trabajar para un servicio de Inteligencia extranjero es la sanción
que conlleve.
“Existe también la figura de oficiales ilegales, similares a los
cinco oficiales encarcelados en los Estados Unidos pertenecientes a la red
Avispa [recién liberados por los acuerdos tomados entre Cuba y Estados Unidos],
de los que seguramente había varios ubicados en México, pero yo no los había
atendido ni los conocía.
“Los oficiales ilegales se denominan así porque actúan con una falsa
identidad, generalmente no son de nacionalidad cubana, sino de países
latinoamericanos; son entrenados cuidadosamente para que interpreten su nuevo
papel: dominar su falsa biografía, su vida o fachada, para esconder su
personalidad real.”
La CIA y el movimiento estudiantil de 1968
—¿Cuáles fueron las operaciones de la CIA en el movimiento de 1968 en
México?
—La CIA operaba a través del programa denominado Litempo 14, cuando Luis
Echeverría Álvarez era “agente de confianza” y no “contacto de enlace” de la
Estación, según la información secreta entregada por Agee que no fue publicada
en su libro. Tuve la tarea de discutir con Agee el cambio de categoría de
Echeverría de agente a “contacto de enlace”, disminuyéndole su grado de
relación operativa y subordinación a la Estación, lo cual fue ordenado por el
entonces presidente Fidel Castro a través del exencargado de relaciones
exteriores Carlos Rafael Rodríguez, para evitar problemas con Echeverría, quien
había comenzado a mejorar sus relaciones con Cuba a mediados de la década de
1970.
“Tuve que vencer la resistencia de Agee, que sabía de la implicación
y grave responsabilidad del presidente Echeverría y de la CIA en la matanza de
los estudiantes en 1968, ya que se negaba a atenuar el grado de subordinación
del entonces secretario de Gobernación con la Estación.
“Philip Agee estuvo asignado a la Estación en México poco antes de las
Olimpiadas de 1968 con la fachada de Agregado Olímpico, y tuvo conocimiento del
trabajo de la CIA con relación a las manifestaciones estudiantiles y las
actividades represivas desarrolladas por el gobierno mexicano apoyadas por la
Estación, parte de las cuales están contenidas en el libro del exoficial de la
CIA y agente de la Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, Inside
the company, diary of CIA [Dentro de la compañía: diario de la CIA].
“El programa Litempo era atendido directamente por Winston Scott,
jefe de la Estación de la CIA desde 1956, con la ayuda de Annie Goodpasture,
oficial de caso. Incluía la atención como contactos y agentes a altas figuras
del gobierno mexicano, como el presidente Gustavo Díaz Ordaz; el secretario de
Gobernación, Luis Echeverría Álvarez; Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la
Dirección Federal de Seguridad y Luis de la Barreda Moreno, entre otros.
“Dentro de las Operaciones de Enlace, el programa incluía actividades
de apoyo operativo a las Fuerzas de seguridad civil mexicanas para fines de
intercambio de inteligencia; operaciones conjuntas y mejoramiento de las
funciones de recolección de inteligencia y de seguridad pública. En las
operaciones conjuntas con las Fuerzas de seguridad mexicanas se incluían el
control de viajes, escuchas telefónicas y la acción represiva.”
—¿A qué se refiere con la colaboración la “acción represiva” como parte de
las operaciones conjuntas con los agentes mexicanos?
—El objetivo de la CIA con la penetración de los servicios de seguridad y
policiales y simultáneamente las operaciones de Liaison (Enlace) es obtener
información sobre los partidos y movimientos de izquierda para neutralizarlos e
impedir que se conviertan en una alternativa de gobierno. Esto se concretaba en
el suministro de información recolectada por sus agentes de penetración para
apoyar a los servicios locales de seguridad en la persecución y encarcelamiento
de los opositores al gobierno. De esta manera aumentaban la eficacia de la
policía local en la represión. Además, el asesoramiento en interrogatorios y
torturas.
“Los recientes informes de la Comisión de Inteligencia del Senado,
sobre las torturas en las cárceles de Irak y en otros países, como dato de
interés, debo destacar que uno de los objetivos de reclutamiento era el oficial
Brant Bassett, Violín.
“Como resultado de la Operación Lupa obtuvimos una carta de amor de Bassett
a su amigo Dusty Foggo, que llegaría a ser el encargado de la construcción de
las cárceles secretas en Europa, después de 2001, para interrogar y torturar a
los acusados de terrorismo. Dusty Foggo estuvo involucrado en un caso de
corrupción por el que cumplió prisión y hace poco salió en libertad. Llegó a
ser el jefe de Operaciones de la CIA.”
—¿Qué oficiales de la CIA México y de la Embajada eran los responsables de
operar con los agentes mexicanos infiltrados en el gobierno?
—Winston Scott, primer jefe de Estación que llegó a México en 1956 y se
mantuvo un tiempo inusual de 13 años; Winston M Scott, 1968-1969; James B
Noland, 1969-1971; John R Horton, 1971-1974; Richard A Sampson, 1974-1975 y de
1975 a 1977; Thomas Polgar, 1977-1978; Lawrence M Sternfield, 1978-1980;
Stewart D Burton, 1980-1982; Francis C Mcdonald, 1982-1985; Albert D Wedemeyer,
1985-1987; Thomas A Brunton, 1987-1989; James M Olson, 1989-1993; Morton M
Palmer, 1993-1998 y 1998-2001; José A Rodríguez, 2001-2003; los demás no
recuerdo sus nombres.
“Además Annie Goodpasture, asistente del jefe de Estación para el
Programa Litempo. Robert Feldman quien era el encargado de la Operación Licobra
para la penetración del PRI [Partido Revolucionario Institucional] y de la
Secretaría de Relaciones Exteriores. También se encargaba de la penetración al
Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales. Durante el gobierno de
Echeverría puedo mencionar los siguientes: John R Horton, jefe de Estación, y
entre los oficiales a Paul V Harwood, segundo jefe de Estación.
“Los oficiales encargados del trabajo contra Cuba en el periodo de
1968 a 2000 eran: Francis Sherry, Joe Piccolo, Daniel Flores, Gerald Jerry
Peterson, Lane Nordholm, Richard Santos, Brant Bassett, Clayton L Cowart y
Barry Thein.”
—¿Qué funcionarios de la Dirección Federal de Seguridad formaban parte de
la CIA?
—Su jefe, Fernando Gutiérrez Barrios, quien se proyectaba amable con el
gobierno cubano y hacía gala de su amistad con el presidente Fidel Castro;
Miguel Nazar Haro, quien también dirigía a un grupo operativo paralelo,
denominado Grupo 32, encargado de la penetración mediante reclutamiento de
agentes a la Embajada cubana. Fernando Gutiérrez Barrios fue el perfecto
equilibrista para dejar hacer a la CIA y a la DGI en México, sobre todo después
de 1969. Fue un represor eficaz que logró frenar los movimientos de izquierda y
liquidar los focos de guerrillas. Mantenía buenas relaciones
con la CIA y con el gobierno cubano.
—¿Usted tuvo acceso a los archivos de la CIA sobre las organizaciones
subversivas de México?
—Tuve conocimiento de prácticamente todas las informaciones brindadas por
Philip Agee sobre las organizaciones subversivas de México, en el periodo en
que él estuvo ubicado entre 1968 y 1969, como oficial de la Estación CIA, y que
tenía acceso por su trabajo a las operaciones contra el Partido Comunista y
otros partidos y organizaciones de izquierda, estudiantiles, sindicales.
—¿Qué participación tuvo la CIA en la lucha del régimen contra las
organizaciones de izquierda y los grupos guerrilleros?
—La CIA, desde que inició sus operaciones en México y hasta 1993, tuvo un
papel muy importante en la lucha para penetrar, controlar y reprimir a todos
los objetivos que usted menciona. El papel fundamental de la CIA desde su
fundación ha sido el de parar y destruir el ascenso de las organizaciones
comunistas, socialistas, de izquierda y revolucionarias en todos sus matices.
Asimismo, limitar y obstaculizar la influencia de los países socialistas hasta
su desaparición y de la Revolución Cubana.
“El trabajo de la CIA era desarrollado mediante el reclutamiento e
infiltración de agentes dentro de las organizaciones; las operaciones de acción
política, propaganda y guerra sicológica dirigidas a crear divisiones y
problemas para dificultar, dividir, debilitar o destruir a esas organizaciones.
Lo realizaba mediante sus operaciones y de acuerdo al estado de sus relaciones
con los servicios de seguridad locales, y el gobierno le informaba sobre los
objetivos que consideraban debían ser reprimidos o eliminados.
“Dentro de las operaciones de apoyo estaba la operación conjunta de
las escuchas telefónicas, denominado Lienvoy, que se realizaba en colaboración
con la DFS, con capacidad para 40 líneas. La Estación de la CIA aportaba el
equipo, la asistencia técnica, los correos y los transcriptores, mientras que
los mexicanos realizaban los intercambios de las conexiones y mantenían los
puestos de escucha. Además de controlar las líneas de las misiones diplomáticas
comunistas y las de los grupos revolucionarios mexicanos.”
—¿Cómo operaba la CIA contra el Partido Comunista, otros partidos,
organizaciones sindicales, estudiantiles? ¿Había agentes en estas
organizaciones?
—Estos objetivos en la teoría operativa de la CIA son considerados
objetivos enemigos y, por tanto, de trabajo de contrainteligencia. Trabajan de
dos formas: penetrando las organizaciones mediante el reclutamiento o
infiltración de agentes y a través del traslado de información a los servicios
locales de seguridad para que sean perseguidos, detenidos o se realicen acciones
de acción clandestina diversas, como campañas de desprestigio y de propaganda
en sus modalidades enmarcadas en la denominada guerra sicológica.
“La CIA trabaja también a sus objetivos mediante las llamadas
operaciones de apoyo: operaciones de instalación técnica microfónica,
telefónica u otras, seguimientos, intercepción de correspondencia; y a partir
del surgimiento de internet, como ha trascendido, el mundo está ante un
espionaje masivo por parte de la NSA [Agencia de Seguridad Nacional estadunidense]
y la CIA, y otros servicios de inteligencia y contrainteligencia.”
—¿Qué relación tuvo la CIA con el Ejército Mexicano en la represión de
1968?
—Winston Scott, entonces jefe de Estación, mantenía una estrecha relación
con los servicios de Inteligencia del Ejército Mexicano.
—¿El Ejército y la Marina mexicanos estaban infiltrados por la CIA?
—Probablemente por la Agencia de Inteligencia de la Defensa.
“Philip Agee estuvo asignado a la Estación en México poco antes de las
Olimpiadas de 1968 con la fachada de Agregado Olímpico, y tuvo conocimiento del
trabajo de la CIA con relación a las manifestaciones estudiantiles y las
actividades represivas desarrolladas por el gobierno mexicano apoyadas por la
Estación, parte de las cuales están contenidas en el libro del exoficial de la
CIA y agente de la Dirección de Inteligencia de Cuba, fallecido en 2008, Inside
the company, diary of CIA [Dentro de la compañía: diario de la CIA].
“El programa Litempo era atendido directamente por Winston Scott,
jefe de la Estación de la CIA desde 1956, con la ayuda de Annie Goodpasture,
oficial de caso. Incluía la atención como contactos y agentes a altas figuras
del gobierno mexicano, como el presidente Gustavo Díaz Ordaz; el secretario de
Gobernación, Luis Echeverría Álvarez; Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la
Dirección Federal de Seguridad y Luis de la Barreda Moreno, entre otros.
“Dentro de las Operaciones de Enlace, el programa incluía actividades
de apoyo operativo a las Fuerzas de seguridad civil mexicanas para fines de
intercambio de inteligencia; operaciones conjuntas y mejoramiento de las
funciones de recolección de inteligencia y de seguridad pública. En las
operaciones conjuntas con las Fuerzas de seguridad mexicanas se incluían el
control de viajes, escuchas telefónicas y la acción represiva.”
—¿A qué se refiere con la colaboración la “acción represiva” como parte de
las operaciones conjuntas con los agentes mexicanos?
—El objetivo de la CIA con la penetración de los servicios de seguridad y
policiales y simultáneamente las operaciones de Liaison (Enlace) es obtener
información sobre los partidos y movimientos de izquierda para neutralizarlos e
impedir que se conviertan en una alternativa de gobierno. Esto se concretaba en
el suministro de información recolectada por sus agentes de penetración para
apoyar a los servicios locales de seguridad en la persecución y encarcelamiento
de los opositores al gobierno. De esta manera aumentaban la eficacia de la
policía local en la represión. Además, el asesoramiento en interrogatorios y
torturas.
“Los recientes informes de la Comisión de Inteligencia del Senado,
sobre las torturas en las cárceles de Irak y en otros países, como dato de
interés, debo destacar que uno de los objetivos de reclutamiento era el oficial
Brant Bassett, Violín.
“Como resultado de la Operación Lupa obtuvimos una carta de amor de Bassett
a su amigo Dusty Foggo, que llegaría a ser el encargado de la construcción de
las cárceles secretas en Europa, después de 2001, para interrogar y torturar a
los acusados de terrorismo. Dusty Foggo estuvo involucrado en un caso de
corrupción por el que cumplió prisión y hace poco salió en libertad. Llegó a
ser el jefe de Operaciones de la CIA.”
—¿Qué oficiales de la CIA México y de la Embajada eran los responsables de
operar con los agentes mexicanos infiltrados en el gobierno?
—Winston Scott, primer jefe de Estación que llegó a México en 1956 y se
mantuvo un tiempo inusual de 13 años; Winston M Scott, 1968-1969; James B
Noland, 1969-1971; John R Horton, 1971-1974; Richard A Sampson, 1974-1975 y de
1975 a 1977; Thomas Polgar, 1977-1978; Lawrence M Sternfield, 1978-1980;
Stewart D Burton, 1980-1982; Francis C Mcdonald, 1982-1985; Albert D Wedemeyer,
1985-1987; Thomas A Brunton, 1987-1989; James M Olson, 1989-1993; Morton M
Palmer, 1993-1998 y 1998-2001; José A Rodríguez, 2001-2003; los demás no
recuerdo sus nombres.
“Además Annie Goodpasture, asistente del jefe de Estación para el
Programa Litempo. Robert Feldman quien era el encargado de la Operación Licobra
para la penetración del PRI [Partido Revolucionario Institucional] y de la
Secretaría de Relaciones Exteriores. También se encargaba de la penetración al
Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales. Durante el gobierno de
Echeverría puedo mencionar los siguientes: John R Horton, jefe de Estación, y
entre los oficiales a Paul V Harwood, segundo jefe de Estación.
“Los oficiales encargados del trabajo contra Cuba en el periodo de
1968 a 2000 eran: Francis Sherry, Joe Piccolo, Daniel Flores, Gerald Jerry
Peterson, Lane Nordholm, Richard Santos, Brant Bassett, Clayton L Cowart y
Barry Thein.”
—¿Qué funcionarios de la Dirección Federal de Seguridad formaban parte de
la CIA?
—Su jefe, Fernando Gutiérrez Barrios, quien se proyectaba amable con el
gobierno cubano y hacía gala de su amistad con el presidente Fidel Castro;
Miguel Nazar Haro, quien también dirigía a un grupo operativo paralelo,
denominado Grupo 32, encargado de la penetración mediante reclutamiento de
agentes a la Embajada cubana. Fernando Gutiérrez Barrios fue el perfecto
equilibrista para dejar hacer a la CIA y a la DGI en México, sobre todo después
de 1969. Fue un represor eficaz que logró frenar los movimientos de izquierda y
liquidar los focos de guerrillas. Mantenía buenas relaciones
con la CIA y con el gobierno cubano.
—¿Usted tuvo acceso a los archivos de la CIA sobre las organizaciones
subversivas de México?
—Tuve conocimiento de prácticamente todas las informaciones brindadas por
Philip Agee sobre las organizaciones subversivas de México, en el periodo en
que él estuvo ubicado entre 1968 y 1969, como oficial de la Estación CIA, y que
tenía acceso por su trabajo a las operaciones contra el Partido Comunista y
otros partidos y organizaciones de izquierda, estudiantiles, sindicales.
—¿Qué participación tuvo la CIA en la lucha del régimen contra las
organizaciones de izquierda y los grupos guerrilleros?
—La CIA, desde que inició sus operaciones en México y hasta 1993, tuvo un
papel muy importante en la lucha para penetrar, controlar y reprimir a todos
los objetivos que usted menciona. El papel fundamental de la CIA desde su
fundación ha sido el de parar y destruir el ascenso de las organizaciones
comunistas, socialistas, de izquierda y revolucionarias en todos sus matices.
Asimismo, limitar y obstaculizar la influencia de los países socialistas hasta
su desaparición y de la Revolución Cubana.
“El trabajo de la CIA era desarrollado mediante el reclutamiento e
infiltración de agentes dentro de las organizaciones; las operaciones de acción
política, propaganda y guerra sicológica dirigidas a crear divisiones y
problemas para dificultar, dividir, debilitar o destruir a esas organizaciones.
Lo realizaba mediante sus operaciones y de acuerdo al estado de sus relaciones
con los servicios de seguridad locales, y el gobierno le informaba sobre los
objetivos que consideraban debían ser reprimidos o eliminados.
“Dentro de las operaciones de apoyo estaba la operación conjunta de
las escuchas telefónicas, denominado Lienvoy, que se realizaba en colaboración
con la DFS, con capacidad para 40 líneas. La Estación de la CIA aportaba el
equipo, la asistencia técnica, los correos y los transcriptores, mientras que
los mexicanos realizaban los intercambios de las conexiones y mantenían los
puestos de escucha. Además de controlar las líneas de las misiones diplomáticas
comunistas y las de los grupos revolucionarios mexicanos.”
—¿Cómo operaba la CIA contra el Partido Comunista, otros partidos,
organizaciones sindicales, estudiantiles? ¿Había agentes en estas
organizaciones?
—Estos objetivos en la teoría operativa de la CIA son considerados
objetivos enemigos y, por tanto, de trabajo de contrainteligencia. Trabajan de
dos formas: penetrando las organizaciones mediante el reclutamiento o
infiltración de agentes y a través del traslado de información a los servicios
locales de seguridad para que sean perseguidos, detenidos o se realicen acciones
de acción clandestina diversas, como campañas de desprestigio y de propaganda
en sus modalidades enmarcadas en la denominada guerra sicológica.
“La CIA trabaja también a sus objetivos mediante las llamadas
operaciones de apoyo: operaciones de instalación técnica microfónica,
telefónica u otras, seguimientos, intercepción de correspondencia; y a partir
del surgimiento de internet, como ha trascendido, el mundo está ante un
espionaje masivo por parte de la NSA [Agencia de Seguridad Nacional estadunidense]
y la CIA, y otros servicios de inteligencia y contrainteligencia.”
—¿Qué relación tuvo la CIA con el Ejército Mexicano en la represión de
1968?
—Winston Scott, entonces jefe de Estación, mantenía una estrecha relación
con los servicios de Inteligencia del Ejército Mexicano.
—¿El Ejército y la Marina mexicanos estaban infiltrados por la CIA?
—Probablemente por la Agencia de Inteligencia de la Defensa.
El Grupo 32 de Nazar Haro
En la década de 1970, relata Aníbal en sus memorias, se logró penetrar al
denominado Grupo 32 de la CIA, que estaba subordinado a Miguel Nazar Haro,
quien después pasaría a ser jefe de la Brigada Blanca, encargada de la
represión durante la Guerra Sucia. Este grupo clandestino realizaba diferentes operaciones
de interés para la CIA, como vigilancia, chequeo visual, reclutamiento y
dirección de agentes contra las embajadas de los países socialistas.
En la Brigada Blanca ingresaría por esos años José Luis Valles, quien
después sería jefe de Contrainteligencia del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen), que se encargaría del secuestro de Riera Escalante
en México en 2000, “por orden de Fidel Castro, a solicitud de Fernando
Gutiérrez Barrios”, para deportarlo a Cuba donde estuvo preso varios años.
—¿Qué papel desempeñó Nazar Haro al frente del Grupo 32?
—La DGI no tenía entre sus objetivos de penetración a la Dirección Federal
de Seguridad por orden expresa de Fidel Castro, debido a sus buenas relaciones
con Fernando Gutiérrez Barrios. Tampoco tenía como objetivo al Cisen. Por ese
motivo la información sobre la DFS era muy limitada.
“Sin embargo, en 1976 la Inteligencia cubana en México reclutó
a Robert (su nombre real no lo recuerdo), miembro del llamado
Grupo 32, cuyo expediente se lo pasamos a Pavel Yatzcov, asesor del
Departamento de Contrainteligencia de la KGB en el Departamento Q-1 de la DGI
Cuba, ya que ellos estaban muy interesados en trabajarlo.
“El agente Robert fue reclutado sobre la base de
pagos en efectivo. Aportó información sobre el modus operandi, los
objetivos y los integrantes del Grupo 32. Incluso en su expediente yo vi una
foto de dicho grupo encabezado por Nazar Haro.
“De uno de sus integrantes, de apellido Espadas, comprobamos que
tenía relación de trabajo con el oficial de la CIA Donal Paton, quien llevaba
muchos años en México, encargado de las operaciones de apoyo Liaison de la
Estación con la DFS y otros servicios policiales. En 1978, que fue cuando tuve
acceso al expediente, no se encontraba activo y se le trasladó al asesor
soviético coronel Pavel Yatzcov, de la KGB, quienes lo trabajarían; no sé qué
pasó después.
“El Grupo 32 tenía otro agente que vivía desde hacía varios años en
la colonia Roma del Distrito Federal, un médico cubano que estaba dirigido a
los médicos cubanos que viajaban a México para estudiarlos con vistas a su
reclutamiento. Fue identificado como Efraín Taché Jalak (X-2). Se decidió
realizar su ‘falso reclutamiento’ para desarrollar un doble juego, es decir,
hacerle creer que confiábamos en él, cuando el propósito real era comprobar su
condición de agente enemigo.
“A principios de 1978 me hice cargo del caso. Durante 6 años lo
contactamos mediante el oficial encargado del trabajo contra la CIA, el cónsul
Ciro Mantilla. Se comprobó que Taché tenía estructurado un sistema que cada vez
que un médico cubano viajaba a México él lo atendía, le hacía regalos y lo
estudiaba. Se acordó que debía entregarnos los informes de estas relaciones.
Taché no fue enjuiciado por espionaje, se le dejó regresar a México y se le
impuso la obligación de informar una vez al mes de cualquier contacto con
cubanos y se le prohibió viajar a Cuba por 2 años. En 1986, estando yo de
cónsul en México, se le autorizó a seguir viajando a Cuba y cesó la exigencia
de informar sobre sus relaciones.”
—¿A qué agentes mexicanos reclutó usted para infiltrar a la Estación CIA
México?
—Entre los agentes mexicanos y de otros países que recluté figuran:
“Juan Aldama Muciño, seudónimo Buzo. Propuse su
reclutamiento siendo jefe del Grupo CIA México, se desarrolló exitosamente y lo
atendí como juego operativo [agente doble]. Fue reclutado por la oficial de la
CIA, Lane Nordholm y contra ella dirigimos una operación para su reclutamiento,
entre 1986 y 1987.
“Linda Vrom, Laura, ciudadana estadunidense. La
introdujimos dentro de la Embajada como profesora de aerobics, dirigida como
agente de acceso contra oficiales CIA y en especial en la caracterización de
las oficiales CIA Brooke Brummitt y Kathleen Blevins.
“Arturo Durán, Duarte, empleado de Mail Room de la
Embajada de Estados Unidos. A través de él desarrollamos la Operación Lupa.
Extrajo cerca de 2 mil cartas de oficiales de la CIA. Su papel fue vital para
comprobar la información para intentar el reclutamiento del oficial de la CIA
Brant Bassett, Violín, y Brooke Brummitt, secretaria de Richard
Kitchen, el segundo jefe de la Estación CIA que atendía el trabajo contra Cuba.
“Librado Luna, seudónimo Baconao, empleado de la Oficina
de Servicios Generales.
“Rodimiro Camacho Bárcenas, F-246, empleado de la Oficina
de Seguridad. Había sido reclutado con anterioridad, lo contacté en 1986 pero
se negó. Era empleado mexicano de la Oficina de Seguridad de la Embajada,
encargado del procesamiento del personal mexicano que se contrataba, así como
de las investigaciones en coordinación con las diferentes policías y servicios
de seguridad mexicanos. Fue reclutado a fines de la década de 1970. Proporcionó
información sobre el funcionamiento de la Oficina de Seguridad de la Embajada y
sus vínculos con la seguridad mexicana. Después se interrumpió el contacto. A
mi llegada a México en 1986 realicé un nuevo acercamiento pero él se negó.
Según supe después, por información de Barry Thein, oficial de la CIA con el
que estuve en contacto en México, en 2000 fue despedido de la Embajada al
comprobarse sus vínculos con la Inteligencia cubana; lo cual consta en una
resolución del Congreso de la Unión que aprueba las altas y bajas de empleados
mexicanos en las embajadas.
“Evangelina Mendizábal, ministra consejera de la Embajada de
Guatemala, con quien establecí una relación de confianza. Ella era lo que en
los términos de la DI se denomina Relación de Confianza, una persona que por
razones ideológicas coopera con brindar la información política que le
solicitamos sobre su país. Era el periodo en que gobernaba Vinicio Cerezo [en
Guatemala], la información que nos proporcionaba era respecto a la situación
del gobierno respecto a la URNG [Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca].
En ausencia del embajador ella se quedaba al frente por tener el rango de
ministra consejera.
“El embajador Roberto Rodríguez Hernández, actual cónsul general de
México en Phoenix, Arizona. Fue secretario particular del subsecretario de
Relaciones Exteriores, lo atendía como Relación de Confianza. Proporcionaba
información interna de la Secretaría sobre el personal de la Embajada de
Estados Unidos que no aparecía en el directorio diplomático. Durante su
estancia anterior en Budapest proporcionó información sobre el oficial de la
CIA Brant Bassett.
“Julio Rochón Siri, Sirio, residente uruguayo en México.
Lo recluté para dirigirlo en el acercamiento amoroso a la oficial analista de
la Estación CIA, Berta, Kathlen Blevins en 1990 sobre base ideológica. Había
sido miembro de la Juventud Comunista de Uruguay y había emigrado a México.
Había tenido relaciones con Linda Vrom, agenteLaura, de nacionalidad
estadunidense.
“Fue dirigido a establecer relaciones amorosas con la oficial
analista de alta categoría en la Estación CIA en México, Kathleen
Blevins, Berta, a quien conocíamos desde 1972, cuando la identificó
Philip Agee, P-103. Después se le puso el seudónimo Pont, cuando
estaba ubicada en la Estación de la CIA en Chile, donde también era analista y
elaboraba informes en los que se recopilaba lo obtenido a través de las
diversas fuentes cuando se desarrollaban las operaciones para el derrocamiento
del entonces presidente de Unidad Popular, Salvador Allende.
“El acercamiento a Kathleen lo realizamos en un conocido Bar de la Zona
Rosa en la Ciudad México, donde acudían habitualmente mujeres y hombres solos a
establecer relaciones. Coordinamos el ‘encuentro casual’, conLinda, para
que llevara a Kathleen, de quien se había hecho amiga, por ser su profesora de
aerobic en la Embajada. Sobre Kathleen conocíamos amplia información a través
de Linda, incluso recuerdo que grabamos varias conversaciones de ella con
Linda, en su apartamento. La información sobre la situación personal la
comprobamos y ampliamos a través de sus cartas personales que obtuvimos a
través de la Operación Lupa.
“Berta se enamoró de Sirio, quien en 1991
regresó a cumplir una nueva asignación en el Cuartel General de la CIA y
mantuvo la relación con ella por correspondencia. La relación de Berta con Sirio,
era una contravención de las reglas de la CIA por tener él la condición de
comunista.
“José de Jesús Gutiérrez Mercado, L-107. Durante 8 años
fue agente dentro de la oficina consular y de seguridad de la Embajada de
Estados Unidos, de la cual fue separado y lo dirigimos a penetrar al Cisen a
nivel de base. Lo dirigí en el reclutamiento de Arturo Durán a nombre del
Cisen, es decir bajo tercera bandera, combinado con pago en
efectivo. Después de iniciar su reclutamiento, lo concluí interpretando el
papel de jefe de José en el Cisen.
“Sergio Renato Pineda Muñoz, Persa, jefe de la oficina de
Prensa Latina en México en 1982-1983. Murió en 1994 en Perú en circunstancias
sospechosas. El Centro tenía una opinión negativa de él, influida por
información del oficial de la DGI Elías Sarraff (padre de Rolando Sarraff, el
oficial de la DI reclutado por la CIA que fue liberado y enviado a Estados
Unidos en diciembre pasado). Fue reclutado por la CIA cumpliendo la misión que
le dimos desarrollándola exitosamente. Continuó después como jefe de PRELA en
Brasil y Perú. No se descarta que la CIA lo haya descubierto como agente de la
DI y lo haya eliminado, es una hipótesis que se debe investigar.
“Marta Solís Campos, Amalia, costarricense-mexicana,
esposa del oficial de la DGI de apellido Sinobas. Periodista de la revista
Siempre. Una magnífica y eficaz agente de juego operativo, su papel fue clave
en el desarrollo de las operaciones de reclutamiento de los oficiales CIA
Gerald J Peterson y Lane Nordholm, los cuales no se concluyeron exitosamente
por otros motivos. Fue quemada por el mayor de la DGI
Florentino Azpillaga, quien desertó en Viena a mediados de 1987.
“Pedro Monzón Barata, Aquiles II. Fue el primer juego operativo
que se desarrolló en México, duró poco, fue mal preparado y dirigido; fue
detectado por la CIA y se interrumpió la relación con él en 1975. Fue embajador
de Cuba en Malasia y Australia. Es hermano de Mario Monzón Barata, Aquiles,
oficial de la DGI expulsado de la misión en la Organización de las Naciones
Unidas en 1982 por violar leyes del embargo, y quien murió de un ataque al
corazón.
“Iván Puri, Caney, consejero comercial de la Embajada de
Cuba en México entre 1980-1983. Era un agente de juego operativo, es decir,
trabajaba para la CIA cumpliendo órdenes de la DGI. Obtuvo información de gran
valor sobre los intereses informativos de la CIA. Fue atendido en el Centro
Principal en La Habana por Florentino Azpillaga, oficial de la DGI que desertó
en 1987. Fue dirigido a la caracterización del oficial de la CIA que lo
atendía, con seudónimo Dante, su identidad real era Daniel Flores,
de origen mexicano. A través de él obteníamos los intereses informativos de la
Estación sobre la actividad comercial de Cuba en México, lo cual era una línea
permanente de la CIA, así como los intereses de caracterización de los
oficiales de la DGI.
“Jesús Somohano, Voluntario, mexicano, casado con
Serafina Naranjo, también reclutada como agente. Fue utilizado en función del
estudio de los oficiales Peterson y Nordholm. La CIA cesó las relaciones con él.
Lane Nordholm lo utilizó para caracterizar al vicecónsul y oficial de la DGI
Alfonso Santos.”
Fuente.- José Réyez, @jose_contra / Primera parte de cuatro
“De uno de sus integrantes, de apellido Espadas, comprobamos que
tenía relación de trabajo con el oficial de la CIA Donal Paton, quien llevaba
muchos años en México, encargado de las operaciones de apoyo Liaison de la
Estación con la DFS y otros servicios policiales. En 1978, que fue cuando tuve
acceso al expediente, no se encontraba activo y se le trasladó al asesor
soviético coronel Pavel Yatzcov, de la KGB, quienes lo trabajarían; no sé qué
pasó después.
“El Grupo 32 tenía otro agente que vivía desde hacía varios años en
la colonia Roma del Distrito Federal, un médico cubano que estaba dirigido a
los médicos cubanos que viajaban a México para estudiarlos con vistas a su
reclutamiento. Fue identificado como Efraín Taché Jalak (X-2). Se decidió
realizar su ‘falso reclutamiento’ para desarrollar un doble juego, es decir,
hacerle creer que confiábamos en él, cuando el propósito real era comprobar su
condición de agente enemigo.
“A principios de 1978 me hice cargo del caso. Durante 6 años lo
contactamos mediante el oficial encargado del trabajo contra la CIA, el cónsul
Ciro Mantilla. Se comprobó que Taché tenía estructurado un sistema que cada vez
que un médico cubano viajaba a México él lo atendía, le hacía regalos y lo
estudiaba. Se acordó que debía entregarnos los informes de estas relaciones.
Taché no fue enjuiciado por espionaje, se le dejó regresar a México y se le
impuso la obligación de informar una vez al mes de cualquier contacto con
cubanos y se le prohibió viajar a Cuba por 2 años. En 1986, estando yo de
cónsul en México, se le autorizó a seguir viajando a Cuba y cesó la exigencia
de informar sobre sus relaciones.”
—¿A qué agentes mexicanos reclutó usted para infiltrar a la Estación CIA
México?
—Entre los agentes mexicanos y de otros países que recluté figuran:
“Juan Aldama Muciño, seudónimo Buzo. Propuse su
reclutamiento siendo jefe del Grupo CIA México, se desarrolló exitosamente y lo
atendí como juego operativo [agente doble]. Fue reclutado por la oficial de la
CIA, Lane Nordholm y contra ella dirigimos una operación para su reclutamiento,
entre 1986 y 1987.
“Linda Vrom, Laura, ciudadana estadunidense. La
introdujimos dentro de la Embajada como profesora de aerobics, dirigida como
agente de acceso contra oficiales CIA y en especial en la caracterización de
las oficiales CIA Brooke Brummitt y Kathleen Blevins.
“Arturo Durán, Duarte, empleado de Mail Room de la
Embajada de Estados Unidos. A través de él desarrollamos la Operación Lupa.
Extrajo cerca de 2 mil cartas de oficiales de la CIA. Su papel fue vital para
comprobar la información para intentar el reclutamiento del oficial de la CIA
Brant Bassett, Violín, y Brooke Brummitt, secretaria de Richard
Kitchen, el segundo jefe de la Estación CIA que atendía el trabajo contra Cuba.
“Librado Luna, seudónimo Baconao, empleado de la Oficina
de Servicios Generales.
“Rodimiro Camacho Bárcenas, F-246, empleado de la Oficina
de Seguridad. Había sido reclutado con anterioridad, lo contacté en 1986 pero
se negó. Era empleado mexicano de la Oficina de Seguridad de la Embajada,
encargado del procesamiento del personal mexicano que se contrataba, así como
de las investigaciones en coordinación con las diferentes policías y servicios
de seguridad mexicanos. Fue reclutado a fines de la década de 1970. Proporcionó
información sobre el funcionamiento de la Oficina de Seguridad de la Embajada y
sus vínculos con la seguridad mexicana. Después se interrumpió el contacto. A
mi llegada a México en 1986 realicé un nuevo acercamiento pero él se negó.
Según supe después, por información de Barry Thein, oficial de la CIA con el
que estuve en contacto en México, en 2000 fue despedido de la Embajada al
comprobarse sus vínculos con la Inteligencia cubana; lo cual consta en una
resolución del Congreso de la Unión que aprueba las altas y bajas de empleados
mexicanos en las embajadas.
“Evangelina Mendizábal, ministra consejera de la Embajada de
Guatemala, con quien establecí una relación de confianza. Ella era lo que en
los términos de la DI se denomina Relación de Confianza, una persona que por
razones ideológicas coopera con brindar la información política que le
solicitamos sobre su país. Era el periodo en que gobernaba Vinicio Cerezo [en
Guatemala], la información que nos proporcionaba era respecto a la situación
del gobierno respecto a la URNG [Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca].
En ausencia del embajador ella se quedaba al frente por tener el rango de
ministra consejera.
“El embajador Roberto Rodríguez Hernández, actual cónsul general de
México en Phoenix, Arizona. Fue secretario particular del subsecretario de
Relaciones Exteriores, lo atendía como Relación de Confianza. Proporcionaba
información interna de la Secretaría sobre el personal de la Embajada de
Estados Unidos que no aparecía en el directorio diplomático. Durante su
estancia anterior en Budapest proporcionó información sobre el oficial de la
CIA Brant Bassett.
“Julio Rochón Siri, Sirio, residente uruguayo en México.
Lo recluté para dirigirlo en el acercamiento amoroso a la oficial analista de
la Estación CIA, Berta, Kathlen Blevins en 1990 sobre base ideológica. Había
sido miembro de la Juventud Comunista de Uruguay y había emigrado a México.
Había tenido relaciones con Linda Vrom, agenteLaura, de nacionalidad
estadunidense.
“Fue dirigido a establecer relaciones amorosas con la oficial
analista de alta categoría en la Estación CIA en México, Kathleen
Blevins, Berta, a quien conocíamos desde 1972, cuando la identificó
Philip Agee, P-103. Después se le puso el seudónimo Pont, cuando
estaba ubicada en la Estación de la CIA en Chile, donde también era analista y
elaboraba informes en los que se recopilaba lo obtenido a través de las
diversas fuentes cuando se desarrollaban las operaciones para el derrocamiento
del entonces presidente de Unidad Popular, Salvador Allende.
“Berta se enamoró de Sirio, quien en 1991
regresó a cumplir una nueva asignación en el Cuartel General de la CIA y
mantuvo la relación con ella por correspondencia. La relación de Berta con Sirio,
era una contravención de las reglas de la CIA por tener él la condición de
comunista.
“José de Jesús Gutiérrez Mercado, L-107. Durante 8 años
fue agente dentro de la oficina consular y de seguridad de la Embajada de
Estados Unidos, de la cual fue separado y lo dirigimos a penetrar al Cisen a
nivel de base. Lo dirigí en el reclutamiento de Arturo Durán a nombre del
Cisen, es decir bajo tercera bandera, combinado con pago en
efectivo. Después de iniciar su reclutamiento, lo concluí interpretando el
papel de jefe de José en el Cisen.
“Sergio Renato Pineda Muñoz, Persa, jefe de la oficina de
Prensa Latina en México en 1982-1983. Murió en 1994 en Perú en circunstancias
sospechosas. El Centro tenía una opinión negativa de él, influida por
información del oficial de la DGI Elías Sarraff (padre de Rolando Sarraff, el
oficial de la DI reclutado por la CIA que fue liberado y enviado a Estados
Unidos en diciembre pasado). Fue reclutado por la CIA cumpliendo la misión que
le dimos desarrollándola exitosamente. Continuó después como jefe de PRELA en
Brasil y Perú. No se descarta que la CIA lo haya descubierto como agente de la
DI y lo haya eliminado, es una hipótesis que se debe investigar.
“Marta Solís Campos, Amalia, costarricense-mexicana,
esposa del oficial de la DGI de apellido Sinobas. Periodista de la revista
Siempre. Una magnífica y eficaz agente de juego operativo, su papel fue clave
en el desarrollo de las operaciones de reclutamiento de los oficiales CIA
Gerald J Peterson y Lane Nordholm, los cuales no se concluyeron exitosamente
por otros motivos. Fue quemada por el mayor de la DGI
Florentino Azpillaga, quien desertó en Viena a mediados de 1987.
“Pedro Monzón Barata, Aquiles II. Fue el primer juego operativo
que se desarrolló en México, duró poco, fue mal preparado y dirigido; fue
detectado por la CIA y se interrumpió la relación con él en 1975. Fue embajador
de Cuba en Malasia y Australia. Es hermano de Mario Monzón Barata, Aquiles,
oficial de la DGI expulsado de la misión en la Organización de las Naciones
Unidas en 1982 por violar leyes del embargo, y quien murió de un ataque al
corazón.
“Iván Puri, Caney, consejero comercial de la Embajada de
Cuba en México entre 1980-1983. Era un agente de juego operativo, es decir,
trabajaba para la CIA cumpliendo órdenes de la DGI. Obtuvo información de gran
valor sobre los intereses informativos de la CIA. Fue atendido en el Centro
Principal en La Habana por Florentino Azpillaga, oficial de la DGI que desertó
en 1987. Fue dirigido a la caracterización del oficial de la CIA que lo
atendía, con seudónimo Dante, su identidad real era Daniel Flores,
de origen mexicano. A través de él obteníamos los intereses informativos de la
Estación sobre la actividad comercial de Cuba en México, lo cual era una línea
permanente de la CIA, así como los intereses de caracterización de los
oficiales de la DGI.
“Jesús Somohano, Voluntario, mexicano, casado con
Serafina Naranjo, también reclutada como agente. Fue utilizado en función del
estudio de los oficiales Peterson y Nordholm. La CIA cesó las relaciones con él.
Lane Nordholm lo utilizó para caracterizar al vicecónsul y oficial de la DGI
Alfonso Santos.”
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