- “Todas las sospechas han sido confirmadas”. El titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, “prostituye a la institución. Los mexicanos estamos gastando mil millones de pesos al año para tener un ‘Ombudsman Bala’, un hombre que avala el poder; estamos tirando mil millones al año a la basura”.
MEXICO D.F 07/Sep/2014 No es novedad que en los últimos meses una de las instituciones emblema de la democracia mexicana vive una acelerada descomposición; se pudre. No es nuevo que hoy la CNDH es un rentable centro de poder político; que pervirtió su papel en defensa de los derechos humanos frente a los excesos del poder autoritario y que traiciona su historia. Y a nadie sorprende que su presidente se venda al mejor postor.
No es nuevo que —en el mundo al revés—, las organizaciones civiles deban ampararse no contra gobiernos represores, sino contra la represión y omisión de la CNDH. Y no es nuevo que esa institución sea instrumento personal para la venganza y persecución política de Raúl Plascencia, contra sus enemigos de la UNAM.
CONCIENCIAS COMPRADAS
Lo nuevo es que la CNDH de Plascencia emprendió una perversa compra de conciencias para garantizar que el Senado lo elija para seguir en el cargo por cinco años más. ¿Y por qué es una grosera compra de conciencias?
Porque desde la CNDH Plascencia regala impunidad al gobierno federal, a no pocos gobiernos estatales —incluido el GDF—, a cambio de que los senadores de PRI, PVEM, un sector de senadores del PAN y otros senadores del PRD, se comprometan a regalarle la nueva designación en el cargo. Asistimos al milagro de elevar los derechos humanos a nivel de transa institucional. ¿Tienen dudas? Van las pruebas.
¿Saben los ciudadanos de a pie que en los primeros dos años de los gobiernos de Enrique Peña Nieto y de Miguel Mancera, la CNDH redujo casi a cero las recomendaciones sobre violaciones a los derechos humanos por parte de autoridades castrenses?
En todo 2014 la CNDH no ha emitido una sola recomendación por violaciones a derechos humanos por parte del Ejército, pese a que ya es internacional el escándalo de la presunta masacre de 22 supuestos delincuentes a manos de miliares en un “enfrentamiento” en Atlatlaya, el 30 de junio. Todos los indicios apuntan a una ejecución. Frente al escándalo, la CNDH guarda silencio, en tanto Peña Nieto elogia a Plascencia en su mensaje de Segundo Informe.
En 2013 la CNDH sólo emitió tres recomendaciones a la Sedena —por hechos ocurridos en el sexenio de Calderón—, mientras en 2012 emitió 14 recomendaciones. ¿De verdad son casi santos los militares, marinos y policías federales? ¿Por qué la pasividad de la CNDH? La respuesta la saben todos: Plascencia regala impunidad a cambio de seguir en el cargo.
fuente.-Columna Ricardo Aleman
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