- En Tamaulipas la zona de "Mante",se torna peligrosa,por sus asaltos y secuestros en ese tramo carretero rumbo a Tampico,igual sucede con el area rural circundante a Cd.Victoria,Guemez,Padilla,El barretal.
- En Reynosa en el KM.60 a escasos Kilometros de un "Reten Federal",en el Ejido Periquitos,los "Focos rojos " estan encendidos,igual sucede con algunos tramos al transitar por el municipio de San Fernando.
Mexico,D.F 02/Sep/2014 El secuestro en México tiene un nuevo perfil. Las bandas que vigilaban durante meses los movimientos de sus víctimas se han eclipsado; los grupos criminales ya no retienen durante largas temporadas a los secuestrados en casas de seguridad; la negociación de sumas crecidas, en la que los secuestradores dejaban de llamar durante días, para sumir a los familiares de las víctimas en la incertidumbre, forman parte del pasado.
En los estados con mayor incidencia de secuestros, las bandas eligen a las víctimas de manera aleatoria, retienen a los secuestrados donde sea —a veces en cajuelas; existen reportes de gente que permaneció atada a un árbol o bajo toldos colocados a un lado de las carreteras—, y las negociaciones se hallan tan marcadas por la prisa que muchas veces la víctima es liberada mediante el pago de sumas menores a cinco mil pesos.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública revelan que entre enero y julio de 2014 se registraron en el país 909 denuncias por el delito de secuestro. Los estados más críticos fueron Tamaulipas (158), Veracruz (103), Michoacán (72), Estado de México (89), Morelos (78) y Guerrero (66). Según la Coordinación Nacional A
ntisecuestros, en ese mismo lapso fueron desarticuladas 210 bandas de secuestradores: se logró detener a 1,326 personas y 1,198 víctimas fueron liberadas.
Según el “Zar” antisecuestros Renato Sales Heredia, el método exprés fue la gran constante en el modo de operar de los secuestradores detenidos. El caso paradigmático sería Valle de Bravo, en el estado de México, en donde en días pasados fueron secuestrados un taxista de Toluca, trabajadores de la localidad y gente que tiene en ese sitio casas de fin de semana. “Los grupos criminales, en este caso una derivación de La Familia Michoacana, se plantan en los caminos con la instrucción de detener al que pase y dejarlo libre lo más pronto posible, a cambio de lo que sea. Tenemos reporte de secuestros en los que la víctima fue liberada a cambio de tres mil pesos”, explica Sales.
Para Sales Heredia, esta forma de secuestrar, inédita en el país, procede de la desarticulación de los grandes cárteles, quienes, golpeados en la cúpula, enfrentados a grupos rivales por el control de los territorios y atomizados en ciertos casos por sangrientas pugnas internas, encuentran en la extracción de rentas a la sociedad el camino posible hacia la supervivencia.
“Son derivaciones de Los Zetas, del Cártel del Golfo, de la Familia Michoacana, de los Beltrán Leyva y de Los Templarios. Han visto fragmentarse a sus cárteles y necesitan hacerse de recursos para sus guerras, sus armas, sus nóminas. No estamos hablando de profesionales del secuestro en el sentido antiguo: esos siguen existiendo, pero que quedan pocos, sino de organizaciones ligadas al narcotráfico en busca de dinero rápido. Estos nuevos secuestradores ya no vienen, como antes, del entorno laboral, familiar o social de las víctimas. Son grupos armados que pegan al azar y se mueven a otra parte. No es casual que los estados en donde hay mayor incidencia de secuestros —Tamaulipas, Veracruz, Michoacán— sean precisamente los estados en donde los grandes cárteles están siendo desarticulados”, afirma Sales.
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