Tanto era el poder que tenía el narcotraficante Rafael Caro Quintero que sin importar que estuviera detenido en el Reclusorio Norte seguía imponiendo su voluntad, y ejemplo de esto es que el 19 de octubre de 1985 ordenó que 24 músicos de dos bandas de música sinaloense junto con nueve cajas de vino entraran a ese penal para celebrar, durante 12 horas, su santo en la celda que compartía con el también narcotraficante Ernesto Fonseca Don Neto.
Esto, según el expediente desclasificado del fundador del Cártel de Guadalajara que elaboró la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de más de 300 fojas que se encuentra en el Archivo General de la Nación (AGN) y al cual tuvo acceso EL UNIVERSAL.
Caro Quintero, considerado a mediados de la década de los 80 como el narcotraficante más buscado por las autoridades de México y Estados Unidos, señalado como autor intelectual de los asesinatos del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena y el piloto Alfredo Zavala, fue arrestado el 4 de abril de 1985 en Costa Rica.
El Narco de Narcos estaba acompañado por su pareja sentimental Sara Cosío Martínez, hija de Octavio César Cosío, exsecretario de Educación en Jalisco, y por cuatro de sus guardaespaldas.
Para hacer más ágil el traslado a la Ciudad de México, detalla la edición del 5 de abril de 1985 de El Gran Diario de México, salió a esa nación un grupo de agentes de la Policía Judicial Federal (PJF), la cual se coordinaría con la entonces embajadora de México en San José, Luisa María Leal, a fin de repatriar al narcotraficante a la brevedad.
En el primer reporte de inteligencia fechado el 9 de abril de 1985 se detalla la llegada del narcotraficante al Reclusorio Norte, y se informa que Caro Quintero fue instalado en el dormitorio 10, donde ocho elementos de vigilancia y custodia “se dedican a vigilarlo personalmente para no permitirle que haga contacto con los internos”.
“Así también, en el exterior está resguardado por un batallón del Cuerpo Negro de Granaderos, pero las autoridades del penal implantaron un grupo de cuatro elementos armados del cuerpo de vigilancia y custodia para que realice rondines en el exterior con un lapso de 15 minutos”.
Nueve cajas de vino
En otro reporte, fechado el 13 de noviembre de 1985, siete meses después de su detención, se expone que Caro Quintero gozaba de muchos privilegios en el Reclusorio Norte porque manifestaba tener mucho dinero y que “él puede hacer lo que él quiera”.
“Se tuvo conocimiento que en el Reclusorio Norte, el 19 de octubre de 1985, entraron al reclusorio dos bandas de música sinaloenses de 12 músicos cada una. Estuvieron tocando desde las 7:00 a las 19:00 horas en el dormitorio 10, donde se encuentran los internos Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo Don Neto, ya que el mencionado interno festejaba su onomástico.
“Así como también se supo que introdujeron nueve cajas de vino para dicha fiesta, ya que el interno Rafael Caro Quintero goza de muchos privilegios en el mencionado reclusorio, manifestando tener mucho dinero y según él puede hacer lo que quiera”.
El documento indica que debido a este hecho se entrevistó al entonces director del Reclusorio Norte, el capitán Jesús Villasagua Álvarez, sobre las anomalías que prevalecían en el reclusorio, y expuso que nada era cierto y que sólo eran rumores de la gente que no estaba conforme.
Sin embargo, en el mismo documento se indica que el jefe de seguridad del Reclusorio Norte, Zoilo López Acuña, confirmó el hecho y aseguró que ignoraba quién había dado la orden, ya que a él sólo le comunicaron que iban a entrar dichas bandas de música al reclusorio de las 7:00 a las 19:00 horas ese día.
Rumores de fuga
Un mes después, en otro reporte fechado el 15 de noviembre de 1985, a las 19:55 horas y bajo el título Vigilancias Especiales de Seguridad Antifugas en el Reclusorio Norte, se detallan los rumores de una posible fuga, en donde se destaca que el narcotraficante se jactaba de tener mucho dinero y gente muy preparada dentro del penal para fugarse.
Afirma que Caro Quintero estaba en la celda 10 y Don Neto en la 10 bis del Reclusorio Norte, y que sólo una barda de tabiques los dividía, además de que las autoridades penitenciarias habían desplegado un comando especial en apoyo de la entonces Secretaría de Protección y Vialidad para evitar todo tipo de anomalías que se llegaran a suscitar con la presencia de los narcotraficantes.
“Existen unos rumores por parte de los mismos reos de una fuga del interno Rafael Caro Quintero y parte de su gente que ahí mismo se encuentra (…) la gente del interno Rafael Caro Quintero se jacta de que cuentan con personas muy preparadas, con mucho dinero para realizar dicha fuga.
“Desde su ingreso a ese centro de rehabilitación social, los internos Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca, alias El Neto, se les avilitó [sic] el dormitorio 10 y 10 bis, dividiéndolos con una barda de tabiques en donde se encuentran separados de la demás población por medidas de seguridad, así como un comando en apoyo de la Secretaría de Protección y Vialidad para evitar todo tipo de anomalías que se llegaran a suscitar”, subrayó.
En el expediente también se encuentra una lista de nueve propiedades que El Narco de Narcos había reconocido como suyas, entre ellas, varias residencias, ranchos y fábricas en Guadalajara, Jalisco.
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