El general retirado Audomaro Martínez Zapata, a cargo del Centro Nacional de Inteligencia, pretende ahora avanzar posiciones y ubicar a una figura de su entorno en la subjefatura de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Ese cargo está vacante desde el pasado viernes y es un despacho clave ya que desde allí se sostienen los principales intercambios con agencias de inteligencia y de seguridad el exterior. Una posición que desde luego Luis Crescencio Sandoval no pretende resignar.
La principal objeción de Audomaro es que en el Ejército todavía persisten múltiples actores ligados al sexenio anterior, muy cercanos al general Salvador Cienfuegos. En la transición del 2018, cuando AMLO se reunió con Cienfuegos este le llevo tres nombres como posibles sucesores pero luego Audomaro los vetó y así fue que Sandoval llegó a la conducción.
Ese inicio de la relación entre ambos es lo que motiva ciertas fricciones internas: Audomaro opera bajo la noción de que Sandoval le debe su cargo. Y ahora pretende materializar esa idea mediante la ocupación del segundo cargo de mayor jerarquía de la inteligencia militar.
Hasta el pasado viernes allí despachaba el general de brigada Fermín Hernández Montealegre, señalado como responsable de la fallida captura de Ovidio Guzmán Loera. En su momento este general también fue apuntado por sus nexos con la trama Pegasus, escándalo del sexenio anterior.
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