En este espacio dimos a conocer la guerra intestina que se desató en el Cártel de Sinaloa hace algunos meses. Las escaramuzas que iniciaron a finales del año pasado entre los eslabones más bajos de la estructura fueron ascendiendo hasta enfrentar directamente a las cabezas de la organización. Por un lado, el liderazgo histórico de Ismael Zambada Niebla, el Mayo, con el apoyo supuestamente de Rafael Caro Quintero, el Narco de Narcos. Por el otro, los hijos del capo Joaquín Guzmán Loera, el Chapo: Jesús Alfredo, Iván Archivaldo, Joaquín y Ovidio.
Se esperaba una respuesta del Mayo ante los últimos avances de los Chapitos, de los que dimos cuenta el 9 de abril de este año (https://bit.ly/36fzg6g). Tal reacción del Mayo no demoró. Ocurrió la semana pasada. Fue audaz… pero fracasó. Los Chapitos se anotaron otra victoria, aunque también su estructura resultó muy golpeada. No fue un triunfo definitivo y la violencia en la sierra que comparten Sinaloa, Sonora y Chihuahua continuará. Lo peor es que en medio de esta contienda se encuentran cientos de comunidades mestizas, yoremes, yoemes y rarámuris. La violencia cada vez es más indiscriminada.
El reciente capítulo de la disputa al interior del Cártel de Sinaloa inició con la fuga de Estados Unidos de José Rodrigo Aréchiga Gamboa, el Chino Ántrax. Evadió la prisión domiciliaria en San Diego, California, Estados Unidos, el pasado miércoles 6 de mayo. Su cuerpo –junto con el de su hermana y su cuñado– apareció 10 días después –el sábado 16– en una camioneta a 1 mil 600 kilómetros al sur, en Culiacán, Sinaloa, México. ¿Pero qué realmente sucedió entre un hecho y otro?
En principio, Rodrigo Aréchiga no pudo haber preparado él solo su fuga de Estados Unidos. Ni siquiera pudo haber tomado esa decisión. El Chino Ántrax fue jefe de sicarios de los Ántrax, uno de los grupos armados de elite del Cártel de Sinaloa. Este grupo fue formado directamente por el Mayo y se encargó de custodiar principalmente a la familia Zambada. El Chino tenía muy claro su lugar en la organización y no daría un paso sin consultar a sus patrones. De hecho, si se fugó de los gringos para regresar a Culiacán sólo pudo haber sido en acatamiento de una orden. ¿Quién lo necesitaba en Sinaloa?
Si en algo era diestro, era en el uso de las armas y en su capacidad para encabezar los enfrentamientos con los sicarios rivales. Había recibido entrenamiento. El Chino, leal a los Zambada, llegó cuando éstos más lo necesitaban.
Pero un comando lo levantó la noche del viernes en la calle Baltazar de Obregón, en la colonia Guadalupe Victoria, Culiacán. El grupo armado fue por él a la casa de su hermana. Nadie impidió a los sicarios asediar el domicilio, rafaguear ventas y puertas y asaltar la casa. Aréchiga apareció muerto al día siguiente junto con sus familiares mencionados.
La muerte del Chino Ántrax no fue un hecho aislado. Dos días antes, el jueves 14, ocurrieron varios enfrentamientos en Magdalena de Kino, Sonora, con saldo de más de 10 muertos, entre ellos el exalcalde Alfonso Robles, que quedó en el fuego cruzado. Otras 10 personas perdieron la vida en enfrentamienos y levantones en varios puntos de Sinaloa ocurridos a lo largo del viernes 15 y el sábado 16.
De todos los hechos que dieron cuenta los medios locales en sus secciones de nota roja, se destaca uno: el enfrentamiento armado en el poblado El Guayabito, Choix, en las primeras horas del viernes, que dejaron cuatro personas muertas. Lo que ya no informaron los medios fue que se trató de un operativo de Los Jacobos –del Mayo– para asestar un golpe definitivo al grupo del Sierreño. Dos fuentes del gobierno federal, de manera separada, aseguran que el asalto ocurió en el lugar donde se resguardaba el propio Sierreño, José María Mendoza, leal a los Chapitos, y quien expulsó de la zona a la gente del Mayo.
La refriega terminó con dos muertos por bando, entre ellos el segundo al mando del grupo del Sierreño. Herido, José María Mendoza pudo escapar a pie hacia el rumbo de San Javier. Su camioneta fue encontrada cerca del lugar con impactos de bala y dos armas largas. Los Jacobos estuvieron a nada de cumplir su cometido. Llegaron hasta el interior de la casa donde se enontraba el Sierreño. Cayeron dentro, vestidos con ropa táctica y fusiles de asalto.
José Rodrigo Aréchiga, el Chino Ántrax, leal al Mayo, está muerto. Llegó a Sinaloa con una misión que no pudo cumplir. José María Mendoza, el Sierreño, leal a los Chapitos, está vivo pero herido y con su grupo diezmado. De sobrevivir, aumentará su leyenda. Cuenta con 35 años y es originario de Los Mautos, Choix.
Desde Sonora y Chihuahua han bajado Los Salazares a las inmediaciones de Choix. Pero están a la expectativa. No han tomado parte. De inmuscuirse, veríamos entonces una guerra total entre todas las fuerzas del cártel Sinaloa, llamadas en conjunto Gente Nueva.
Urgente que los tres niveles de gobierno garanticen la seguridad de la población. La guerra intestina del Cártel de Sinaloa será cada vez más violenta. Además, otras organizaciones criminales –como el Cártel Jalisco Nueva Generación– aprovechan el pleito interno de Sinaloa para disputar territorios y rutas. Decenas de comunidades ya han tenido que armarse y empiezan a organizarse en policías comunitarias. Temen a los dos bandos en pugna.
fuente.-Zosimo Camacho/
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