El chef español Felipe Díaz Zamora, de 43 años, fue hallado muerto el pasado domingo en la ciudad mexicana de Tijuana, donde residía con su familia desde hace nueve años. Díaz, dedicado a la organización de banquetes privados en la ciudad fronteriza con Estados Unidos, fue asesinado de tres disparos recibidos en el cráneo y la espina dorsal, según ha informado este miércoles la Fiscalía Especial de Delitos contra la Vida del Estado de Baja California. Las causas del asesinato no han sido aclaradas, pero el organismo público presume que podría tratarse de un crimen con motivaciones personales porque los disparos fueron premeditados y hechos por la espalda.
“Tenemos una baja probabilidad de que se trate de un asalto, puede ser algo personal”, ha dicho el fiscal tijuanense, Enrique Sánchez Serrano, que ha descartado que el móvil del crimen tenga algo que ver con la profesión o la nacionalidad del cocinero español. El inspector también ha especificado que el cuerpo fue encontrado durante la tarde del pasado domingo y que se realizará un peritaje sobre vídeos de seguridad que se obtuvieron cerca del lugar de los hechos.
El cuerpo fue hallado en un camino de tierra de una urbanización privada del barrio Colinas del Sol, al suroeste de Tijuana. Según la fiscalía, estaba escondido entre un cerco de malla y una camioneta con placas del Estado de California (EE UU). La investigación, que ha iniciado este miércoles, aún no registra antecedentes o mayor información.
Díaz Zamora, nacido en la ciudad de Cartagena, en Murcia, y popular en Tijuana por ser propietario de un restaurante de tapas y paellas, vivía en México con su esposa y cuatro hijos menores de edad. En Tijuana, según contaron sus familiares a EL PAÍS, comenzó con un restaurante de cocina española que pronto se convirtió en una insignia de la ciudad al ser premiado con el título de "la mejor paella de las dos Californias". Filántropo y animador, Díaz Zamora también era cantante y bailador de flamenco aficionado, y preparaba shows para sus comensales. También participó de la preparación de una paella para 3.000 migrantes centroamericanos que llegaron en caravana al norte de México durante 2018.
Desde la página de Facebook de Vámonos de Tapas, el restaurante que regentaba en Tijuana, lamentaron el asesinato de "un gran amigo, compañero y sobre todo un buen esposo y papá", que "siempre luchó por seguir adelante y nunca dejó nada a medias".
Tijuana, uno de los pasos fronterizos entre México y Estados Unidos donde viven alrededor de dos millones de personas, es una de las ciudades más convulsas de México: en 2019 promedió los seis asesinatos por día y, en lo que va de 2020, ya se han registrado 33, según la Fiscalía General del Estado.
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