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domingo, 12 de enero de 2020

ENCIENDEN ALERTAS: SACERDOTES y TEMPLOS en la MIRA del CRIMEN ORGANIZADO...nada ni nadie esta a salvo.

Nada bien parece iniciar el nuevo año y muy poco esperanzador luce el futuro inmediato para la Iglesia católica cuando, a la vista de información y estadísticas recientes, templos y ministros de culto tienden a convertirse en objetivo preferente para la delincuencia “ordinaria” y, peor, para los diversos cárteles y grupos operativos del crimen organizado que igual asaltan a la feligresía al interior de los recintos de culto que roban con violencia –“y de forma sacrílega…”– objetos sagrados, plagian y extorsionan a párrocos y jerarcas y, más recientemente, asesinan a quienes les critican o enfrentan.
Media docena de incidentes ocurridos en los más diversos puntos de la República al cierre del pasado año e inicio de 2020 encendieron toda suerte de alarmas al más alto nivel de la jerarquía católica, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) que preside Rogelio Cabrera López, incluso que, en su más reciente cónclave, había enderezado ya una dura crítica contra la inacción y/o evidente incompetencia de los gobiernos –la administración de la 4T de manera explícita– para frenar la escalada de violencia e inseguridad.
El plagio en Tlaxcala y posterior abandono en estado de gravedad por las lesiones recibidas en la carretera México-Puebla del sacerdote escolapio Roly Candelario Piña y el intento de despojo de sus pertenencias que, a 30 metros de la catedral de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, sufrió el obispo Rodrigo Aguilar Martínez constituyeron, entre otras, las últimas llamadas de atención de la jerarquía católica que, de nueva cuenta, exigió resultados concretos en la lucha contra la inseguridad.
Tal es el nivel de incertidumbre y temor pues, vale destacar, que a la vista informes según el cual en los diez o doce últimos años la comisión de delitos realizados al interior de templos y/o contra ministros ha mostrado un alza preocupante, cardenales y obispos han asumido la denuncia de la situación y, en un hecho que mueve a recordar tiempos pasados, han optado por instruir a párrocos y curas en general a cancelar oficios nocturnos e, incluso, cerrar las puertas de los templos en horarios de escasa afluencia de feligreses y, más importante, a hora temprana.
Hoy día entonces, y luego que en los 15 últimos años un centenar al menos de sacerdotes y/o religiosos han sido privados de la vida de manera violenta y poco menos de 20% de los recintos de culto –un millar y medios, presumiblemente– han sido víctimas de atraco o ataque con violencia, México es ya el sitio más inseguro para el ejercicio del sacerdocio en América Latina, destacadamente diócesis de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz, Tabasco y, de unos meses a la fecha, la Ciudad de México.
El asunto es grave pues y se escaló ya al más alto nivel del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en espera solución…
fuente.-Enrique Aranda/

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