Si bien cada vez hay más personas en México que no quieren seguir viendo a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad, la resignación ha alcanzado a muchos críticos, incluyendo al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Siempre se había pronunciado en contra de la militarización, pero ahora ha aceptado que es imposible retirar a soldados y marinos porque los policías, sobre todo a nivel municipal, son incapaces de enfrentar el crimen.
Para los mexicanos hablar de sus policías municipales significa, en varios contextos, hablar de organizaciones vulneradas por la delincuencia organizada. Es leer casos protagonizados por policías amenazados, corrompidos o abandonados al arbitrio de mandos abusivos y políticos corruptos o incompetentes. Es hablar, aunque lo hacemos mucho menos de lo que es necesario, de las deplorables condiciones laborales que sufren mujeres y hombres en su rol como oficiales: sin buen salario, con pocas armas, sin protección ni capacidades para hacer su trabajo. En consecuencia, cuando vemos a un policía, esperamos lo peor.
Sí es posible reducir los homicidios, pero ello exigirá que la sociedad y las autoridades electas prioricen el fortalecimiento de las capacidades policiales a nivel local
Para revertir esta situación, en México Evalúa nos hemos dado a la tarea de ayudar a fortalecer sus capacidades, elevar las expectativas sobre su desempeño y contribuir a que haya elementos para cumplirlas. Lo hicimos partiendo de una idea simple pero poderosa: el crimen se combate primordialmente con inteligencia. Por eso implementamos una metodología de análisis espacial del delito, con el fin de entender cuándo, dónde y cómo ocurren los principales actos criminales, a fin de brindar a las autoridades la información que les permita generar inteligencia y, a partir de ella, diseñar acciones puntuales y focalizar sus recursos.
Nuestro primer trabajo se centró en la dinámica delictiva de la Ciudad de México. Con el título “5013 homicidios en la CDMX: Análisis espacial para la reducción de la violencia letal”, el estudio analiza los reportes policiales de homicidios de la ciudad entre 2009 y 2016. Encontramos un recrudecimiento de la violencia letal en los últimos años. Pero también que esto no es un fenómeno generalizado en toda la capital mexicana y se comporta de manera particular en algunas zonas.
Las zonas altamente violentas, también conocidas como “puntos calientes” o hot spots, incrementaron en 26% durante el periodo analizado. Los homicidios se han concentrado en zonas tradicionalmente peligrosas como el barrio de Tepito, en la frontera entre las delegaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, y en otras que no lo eran tanto, como los alrededores del Centro Penitenciario Varonil Norte, en la delegación Gustavo A. Madero, y en las colonias contiguas a la autopista México-Puebla, en la delegación Iztapalapa.
La violencia letal, además, responde más a dinámicas que a factores. Es decir, a la forma en que ciertas variables se relacionan entre sí en un determinado lugar. Por ejemplo, el hacinamiento y la deserción escolar están vinculados con la concentración de homicidios en ciertas zonas de la Ciudad, como el noroeste y el centro. Sin embargo, a unos cuantos kilómetros de distancia, detectamos zonas donde los homicidios se vinculan con la oportunidad criminal, es decir, con la posibilidad de cometer asaltos y robos en zonas de mayor nivel socioeconómico, como la delegación Miguel Hidalgo. Hallamos también que las unidades habitacionales requieren una política de seguridad y prevención específica para desarticular procesos de creciente violencia.
Con esta información, la policía de la Ciudad de México puede diseñar estrategias e intervenciones adecuadas para atender las dinámicas de los hot spots. Estas deben ir encaminadas a fortalecer el trabajo policial (mayor patrullaje, puestos de vigilancia, agentes encubiertos) y la operación de programas de prevención (capacitación laboral de jóvenes, terapias conductuales, rescate de espacios públicos). Incluso, el estudio concluye que es necesario evaluar el actual sistema de cuadrantes policiales y orientar de manera más eficiente los recursos.
Con esta información, la policía de la Ciudad de México puede diseñar estrategias e intervenciones adecuadas para atender las dinámicas de los hot spots. Estas deben ir encaminadas a fortalecer el trabajo policial (mayor patrullaje, puestos de vigilancia, agentes encubiertos) y la operación de programas de prevención (capacitación laboral de jóvenes, terapias conductuales, rescate de espacios públicos). Incluso, el estudio concluye que es necesario evaluar el actual sistema de cuadrantes policiales y orientar de manera más eficiente los recursos.
Desde México Evalúa estamos mandando un mensaje claro con nuestros estudios: sí es posible reducir los homicidios, pero ello exigirá que la sociedad entera y las autoridades electas se pongan como prioridad el fortalecimiento de las capacidades policiales a nivel local.Es una apuesta por la implementación de un modelo basado en el análisis de la información, pero también es un llamado contra del abandono de “las policías”, que en realidad deberían ser las policías de todos. Entender esto nos ayudará a colaborar desde nuestra cuadra y darnos cuenta de que ayudarles es ayudarnos a nosotros mismos.
Edna Jaime es fundadora y directora general de México Evalúa.
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