Los hombres modestos suelen ser admirados, pero en el caso de Felix A.
Sommerfeld su sistemática manera de actuar lo sacó casi por completo de la historia. Jefe del gabinete de Francisco I. Madero en 1911, responsable de pactar cada uno de los encuentros que el “apóstol de la democracia” tenía con la prensa internacional,
Sommerfeld gestionó el envío de armamento para sus aliados, pero cerró la frontera con Estados Unidos para evitar que los grupos rebeldes obtuvieran parque, dispuso además un ordenado sistema de espionaje en México y todo lo hizo con el paso de un felino.
“Ningún otro extranjero ejerció mayor influencia ni amasó más poder en la Revolución mexicana como él”, asegura su compatriota Heribert von Feilitzsch, quien saca por primera vez del olvido a quien logró “la mayor organización de inteligencia extranjera que alguna vez operara en territorio estadunidense”. Cuatro años después de su aparición en inglés, el sello Crítica ha traducido al español Felix A. Sommerfeld. Maestro de espías en México 1908-1914, en el que Von Feilitzsch, echa luz sobre un personaje que prácticamente ha pasado desapercibido a pesar de su gran influencia política.
A Sommerfeld ya se le había mencionado antes, pero cuando no se le llamaba oportunista se le describía como “un diplomático muy listo o como un empresario que representó a Pancho Villa en Estados Unidos”. Barbara Tuchman (autora de The Zimmermann Telegram) fue la primera que lo citó como un espía alemán; otros historiadores como Friedrich Katz o Michael Meyer hablaron de él como un doble o incluso un triple agente, pero fue Von Feilitzsch quien confrontó fuentes estadunidenses (del FBI, el Departamento de Estado y la División de Inteligencia Militar), mexicanas y sobre todo alemanas, para comenzar a configurar la figura del alemán.
Todo comenzó en 1991, cuando el mismo Meyer dejó en las manos del autor un folder. “Era un material de archivo de Inteligencia Militar sobre Sommerfeld”, recuerda. Los documentos habían sido entregados a Meyer por los historiadores Charles Harris y Louis Sadler. Con esa pista, Von Feilitzsch comenzó a trabajar y descubrió que el espía alemán, no sólo participó en la gesta revolucionaria mexicana, sino que su papel fue indispensable.
De acuerdo con el historiador, Sommerfeld se ganó la confianza de Madero, quien le designaba cada uno de los trabajos difíciles que se le presentaban. Primero, junto con el estadunidense Sheburne G. Hopkins (a quien había contratado Gustavo Madero), se encargó de influir en la política exterior de Estados Unidos y de Alemania para que apoyaran al gobierno del coahuilense. Su plan incluía trabar amistades, enterarse, desprestigiar a algunos otros y lograr obtener recursos para la causa. Madero había logrado lanzar a Porfirio Díaz del poder y las fuerzas revolucionarias que le ayudaron demandaban acciones pero también aspiraban al poder.
Sommerfeld, dice Von Feilitzsch, “jugó un papel fundamental” en la derrota de esos levantamientos, en particular el de Pascual Orozco, en Ciudad Juárez. El historiador piensa que mientras mantenía buena relación con algunos personajes fundamentales de la política estadunidense, también informaba a Alemania de cada paso que daba, siempre luchando a favor de la causa de Madero, que era en la que más confiaba. “Él admiraba y sentía aprecio por Madero. Después de la muerte de Madero ya no confiaba en nadie.”
Von Feilitzsch documenta que el judío-alemán logró montar una línea de espionaje a lo largo de la frontera con Estados Unidos, constituida por varios hombres de confianza. Su influencia fue tal que realizaba cateos con agentes mexicanos en territorio estadunidense a fin de evitar el contrabando de armamento. Sus esfuerzos, sin embargo, no alcanzaron para evitar la traición de Victoriano Huerta y las intrigas del embajador estadunidense Henry Lane Wilson, a quien aceptó posteriormente, le había interceptado su correspondencia.
Después del asesinato de Madero, Sommerfeld se opuso firmemente al gobierno de Huerta y apoyó abiertamente a Francisco Villa para que le quitara el poder. Luego se decantó por Venustiano Carranza. En 1914 la Primera Guerra Mundial cambió el rumbo de la historia y Sommerfeld eligió un nuevo encargo del gobierno alemán: convertirse en el activo de inteligencia más importante en territorio estadunidense. Von Feilitzsch ya ha escrito un segundo volumen de la biografía de su compatriota que lleva por título Felix A. Sommerfeld and the Mexican Front in the Great War, “es el primer análisis exhaustivo del papel de México en la Gran Guerra. Descubrí muchas fuentes nuevas que muestran su financiamiento a Villa y su manipulación que derivó en el ataque de éste a Columbus en 1916. El libro está teniendo bastante éxito en EU y espero que pronto sea publicado en español”, dice.
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