La llamada telefónica comienza con el recurso de moda en las promociones comerciales y las ofertas de servicios de tarjetas de crédito: muy buenos días, ¿cómo se encuentra usted el día de hoy?, versión del how are you today? Del idioma inglés. Viene luego de la voz bien timbrada que pide permiso para presentarse.
La voz se identifica como la del ingeniero fulano de tal que se identifica como el encargado de la seguridad en la zona donde la llamada se ubica. Informa que en días pasados ha dejado en el domicilio tarjetas de presentación con todos sus datos, que se encuentra muy cerca de la casa y que en unos cuantos minutos llegará para sostener una entrevista personal. Insiste, siempre al estilo de la mercadotecnia empleado por el agente de una empresa que se dirige a un potencial cliente en busca de vender un producto.
Sin embargo, el objeto de la oferta no queda claro, ni el porqué de una entrevista personal. Sabemos que usted es una persona de trabajo, honesta, dice cual el agente de ventas que habla de un premio al pago regular de la tarjeta de crédito y ofrece un premio adicional al servicio que presta. La duda aumenta. Pero vamos a ver —se inquiere el inesperado interlocutor—, usted es el encargado de la seguridad en la zona, pero dígame al servicio de quién, ¿comisionado por el gobierno?, ¿de la policía?
—No, no —responde pausado, con la misma voz—. Nosotros somos del cartel de Los Rojos; tenemos todo el control de la zona y damos seguridad a toda la población.
—Pero entonces, ustedes son delincuentes…
—Sí, claro, somos del crimen organizado.
El tono de la voz difiere totalmente de la que se escucha en una llamada para anunciar un real o supuesto secuestro de un familiar, cargada de insultos y amenazas, llamadas de la que la mayoría de la población hemos sido objeto, producidas —se sabe— desde algún reclusorio. En este caso el de la voz melosa propia de la mercadotecnia tiene los datos precisos: nombre, dirección, familiares.
Se trata, evidentemente, de toda una organización criminal, Los Rojos, que según lo ha determinado el gobierno del Estado de Morelos, ha extendido sus acciones delictivas desde el vecino Guerrero y mantiene una rivalidad con el grupo de Los Guerreros Unidos, a quienes se atribuye la desaparición y asesinato, entre otros, de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014.
Una de las especialidades del cártel del crimen organizado en el estado de Morelos es la extorsión mediante la amenaza de secuestro o daños a comerciantes y personas de todas las clases sociales si no se accede a pagar la cuota exigida para tener seguridad. Llamadas de la naturaleza de la que se refiere han sido hechas a numerosas personas de la zona en tanto que el número de secuestros y ejecuciones va en aumento.
El gobierno del estado de Morelos afirma estar luchando para combatir el crimen organizado con medidas y políticas públicas para abatirlo. Entre ellas el llamado mando único que en principio daría al Estado y a la Federación el control de todas las policías. Al mismo tiempo, se plantea la necesidad de emplear, en esas batidas contra la delincuencia, la misma tecnología avanzada que los criminales organizados, y seguramente identificados y conocidos por las llamadas fuerzas del orden, utilizan para extorsionar, amedrentar, secuestrar y asesinar a la población inerme ante la incapacidad del Estado para dar seguridad a la ciudadanía.
El crimen se actualiza, se tecnifica, con los recursos de la moderna mercadotecnia que busca convencer y captar cada vez más a los “usuarios” de los productos que ofrece: “protección” de secuestros, asesinatos, ejecuciones a ciencia y paciencia y conciencia de la autoridad.
Fuente.-srio28@prodigy.net.mx
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