Previo a las elecciones en Veracruz, el Cártel de Sinaloa incrementó sus operaciones en esa entidad, disputada también por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Zetas, coincidieron fuentes federales y del Estado.
Incluso, en los hechos de violencia registrados en Orizaba y Xalapa el 22 de mayo, las autoridades federales no descartan la participación de este grupo del Pacífico, que comenzó a sembrar narcomantas desde agosto del año pasado, principalmente en Orizaba, Ciudad Mendoza, Río Blanco y Nogales.
En esos mensajes advirtieron una limpia de zetas y policías locales coludidos con ese grupo.
De acuerdo con información castrense, el Cártel de Sinaloa opera en Veracruz con las células "Ántrax" y "Gente Nueva", bajo el mando de un sujeto identificado como "Junior".
"También vamos por ustedes polis corruptos, ya basta de tanta corrupción, robo y martirizar a la gente del Estado de Veracruz, no es ni Zeta ni de ningún otro cártel, nosotros no estamos aliados con Golfos ni Jaliscos, somos del Cártel de Sinaloa", anotaron.
Para mandos militares, el control del Puerto de Veracruz, el paso de migrantes, el narcomenudeo y el robo de combustible a Pemex son la principal mina de oro de las organizaciones criminales en el Estado.
Apenas en enero, el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, reveló que con el robo de hidrocarburo en el poliducto que va de Minatitlán a la Ciudad de México los delincuentes provocaron pérdidas en los últimos años de hasta 5 mil millones de pesos para la paraestatal, de los cuales el 33 por ciento fue robado en Veracruz.
Investigaciones oficiales establecen que hasta 2010 Los Zetas mantenían el control de Veracruz, después de constantes batallas con el Cártel del Golfo.
Para 2011, en la disputa por ese territorio se hizo presente el CJNG, con la ejecución de 35 presuntos zetas, que arrojó a la vía pública en Boca del Río.
Esa pugna acabó por mermar a Los Zetas, coincidieron mandos federales, por lo que advirtieron una escalada de violencia con la confrontación entre el CJNG y las células del Cártel de Sinaloa, antes y después de la jornada electoral.
Al debilitamiento de Los Zetas se sumó el abatimiento o la captura de por lo menos 12 de sus líderes que operaban y controlaban para su organización diversas regiones del Estado.
Con esas bajas, Los Zetas llevaron a cabo un reacomodo en 2015, de acuerdo con investigaciones de la PGR y la DEA, así como informes de las Fuerzas Armadas.
Esas indagatorias revelan que Los Zetas migraron al Pánuco, al norte de Veracruz; algunas células permanecieron en el centro de la entidad y otras de plano se fueron a los límites con Hidalgo, San Luis Potosí y Tamaulipas.
Otro factor que minó a Los Zetas fue la lucha interna que sus células protagonizaron principalmente en Orizaba y Córdoba.
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