Atrapados, no pocos de ellos ciertamente, en la densa red de inconfesables intereses personales o de grupo, y de compromisos asumidos con el poder —formal y/o fácticos—, legisladores de todas las fuerzas políticas, senadores del PRI-Verde y del PAN-PRD en concreto, volvieron a ignorar el reclamo ciudadano y a posponer la aprobación de leyes necesarias para erradicar el cáncer de la corrupción que lastra el desarrollo social y, en vigor, garantizarían una mejor y más armónica convivencia.
De nada valieron los esfuerzos y propuestas de los más diversos actores sociales que, una y otra vez, les urgieron a avanzar en la aprobación de la normatividad que daría origen al Sistema Nacional Anticorrupción, exigencia ésta a la que se unieron líderes y asociaciones empresariales, religiosos y/o del ámbito cultural que fueron igualmente ignorados por quienes aseguran representar el interés popular.
Ni la solicitud ni el reclamo sirvieron… “como tampoco sirven los más sofisticados fármacos y tratamientos —explicaría alguien— cuando el cáncer se ha generalizado”.
Miércoles y viernes apenas, por ejemplo, dirigentes e integrantes del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc) y de la organización Juntos por México, que agrupa a más de millón y medio de católicos comprometidos en actividades sociales, visitaron el Senado primero y la Cámara de Diputados después, con objeto de entregar a todos y cada uno de los legisladores un singular documento titulado Reflexiones en torno a la corrupción, escrito por el ahora papaFrancisco en 1991, cuando era un sacerdote jesuita más en Argentina, y prologado por Enrique Cárdenas, coordinador de la iniciativa Ley 3de3.
“Un documento fuerte”, refirió el director del Imdosoc a quienes, en una y otra de las cámaras les recibieron, dado que en él el ahora Sucesor de Pedro ofrece una descripción del corrupto que, sin más, bien podría ayudar a tipificar a algunos personajes de nuestro(s) gobierno(s) y/o partido(s): “El corrupto —dice el texto— tiene cara de yo no fui; merecería un doctorado honoris causa en cosmetología”. Añade: “Los corruptos persiguen imponiendo un régimen de terror a todos aquellos que los contradicen y se vengan expulsándolos de la vida social. Le tienen miedo a la luz, porque su alma ha adquirido características de lombriz: (operan) en tinieblas y bajo tierra”.
Luego, en el propio texto, el entonces cura Bergoglio deja en claro su convicción de que “sí, la corrupción tiene olor a podrido” y de que la corrupción —cáncer social generalizado en México— no puede ser perdonada, sino (que) más bien tiene que ser curada…”.
Con la entrega del singular documento, les fue planteada la explícita demanda de no desperdiciar la oportunidad histórica de evidenciar su compromiso con la lucha anticorrupción… lo que hasta el viernes al menos ignoraron aunque, valga decir, no clausuraron el periodo sin ofrecer que ahora sí, cuando se vean en el extraordinario que convocarán —¿antes o después de los comicios de junio?— avalarán las leyes que darán sustento al referido sistema anticorrupción.
¿Usted les cree?
Fuente.-Enrique Aranda/Excelsior.
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