De la camioneta se bajaron tres hombres, uno apresuró el paso para encabezar al grupo. Para cuando llegaron al establecimiento comercial, el hombre alto, flaco y con arma en mano, le dio un mensaje muy claro al dueño de comercio: “El jefe quiere verte, te espera en el lugar ordenado”.
Era la segunda vez que hombres armados lo visitaban. La primera ocasión fueron sutiles: “El jefe quiere hablar contigo para que puedas trabajar sin problema, tú y tu familia”. El comerciante no dudó al responder: “Sí, no hay problema, díganle que ahí voy a estar, pues qué más”.
Llegó el día y, como le ordenaron, usó el servicio de transporte público para trasladarse al lugar que le indicaron los hombres armados. Nadie de su familia le acompañó, pero dejó dicho que si no regresaba no dieran parte a la policía.
Así se enfiló a la comunidad de Galeana, municipio de Zacatepec, gobernado por el Partido Movimiento Ciudadano. La ruta, como se le conoce a la unidad del transporte, se estacionó al lado de la carretera Galeana-Jojutla.
Ahí esperó varios minutos, era una mañana de los primeros días de septiembre de 2014.
La acción ilícita de los hombres de Santiago Mazari Hernández o Santiago Mazari Miranda, El Carrete, considerado por la Secretaría de Gobernación (Segob) el líder en Morelos del cártel Los Rojos, llegó a oídos de jerarcas católicos y mandos de las policías estatal, federal y la 24 Zona Militar.
El Carrete es el hombre más perseguido por el gobierno estatal y sus aliados federales en la lucha contra el crimen organizado, pero también el líder de Los Rojos es buscado desde finales de marzo por los familiares de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, Guerrero, para pedir su ayuda en la localización de sus hijos. Incluso manifestaron su disposición a reunirse con él.
Hasta ahora no hay visos de una respuesta por parte de Santiago Mazari hacia los padres de los estudiantes, pero desde hace dos semanas el estado de Morelos atraviesa el repunte de crímenes violentos, principalmente en el sur del estado.
Las autoridades del gobierno estatal suponen que la violencia desatada tiene relación con dos ranchos incautados al crimen organizado en el municipio de Tlaltizapan, en cuyos lugares se descubrieron laboratorios de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas. Investigaciones preliminares sugieren que los ranchos podrían tener nexos con El Carrete.
“Nos espera una temporada de mayor violencia como reacción a los golpes que hemos asestado a los cárteles de la droga”, dijo un alto mando de la Comisión Estatal de Seguridad Pública.
El traslado
Al paso de los minutos llegaron a la carretera Galeana-Jojutla otros comerciantes, todos de los municipios del sur de Morelos, en cuya región se puso en marcha el plan especial de seguridad para la zona de Tierra Caliente, que considera 36 municipios de Guerrero, Michoacán, Estado de México y Morelos.
Los microempresarios que llegaron al sitio omitieron preguntas, la mayoría se veía con desconfianza hasta que surgió un grupo de hombres armados que les ordenaron subir a vehículos del transporte público, pero con placas del Estado de México.
Los tres vehículos iniciaron su marcha, nadie conocía su destino pero sí sabían con quién se reunirían: con El Carrete, líder del cártel Los Rojos.
El grupo de microempresarios transitó por varios municipios de Morelos, sobre todo de la región surponiente del estado; pasaron por varios puestos de revisión hasta atravesar el Estado de México. Llegaron hasta un restaurante, nadie quiere recordar ese lugar ni el momento. Los bajaron y caminaron al interior del establecimiento donde los esperaba El Carrete.Les ordenaron sentarse en varias mesas para que escucharan al líder de los sicarios.
Ya acomodados, Santiago Mazari se dirigió a cada uno. Les ordenó pagar una cuota única para poder trabajar en sus negocios sin ser molestados; de lo contrario, sufrirían las consecuencia.
Los empresarios de la zona surponiente saben que aquellos comerciantes que se han negado a pagar cuotas a los narcos han sido secuestrados o asesinados, según relatos de empresarios de aquella región.
Con este antecedente, los asistentes a la reunión en el Estado de México aceptaron pagar sin condiciones.
A varios le ordenó pagar medio millón de pesos, pero para otros la cuota fue menor. Dependiendo del comerciante, la cantidad. Una vez comprometidos fueron regresados de la misma forma, pero advertidos de no dar parte a las autoridades. El Carrete les dio una fecha fatal para cumplir con su cuota, cualquier omisión traería reprimendas.
Tras la pista
La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) conocen del encuentro al que fueron obligados a asistir unos 30 comerciantes. Un informe oficial confirma que el caso fue expuesto en la Comisión Interinstitucional donde convergen el gobierno estatal, la Comisión Estatal de Seguridad Pública, la Policía Federal y la Fiscalía General del Estado.
Todos saben lo que ocurrió y cada uno cubre líneas de investigación para detener al líder de Los Rojos.
El informe de la CNS indica que empresarios y comerciantes de Tlaltizapan, Tlaquiltenango, Puente de Ixtla, Mazatepec, Miacatlán, Tetecala de la Reforma, Xochitepec y Jojutla han sido las víctimas de El Carrete.
Identifica al municipio de Puente de Ixtla como el actual centro de operaciones del jefe de plaza, donde se desplaza con facilidad por la presunta protección de la policía local y algunos funcionarios municipales, aunque no identifica de qué áreas de la administración.
No es todo. Los comerciantes de los mercados de por lo menos cuatro municipios de esta zona, incluido Puente de Ixtla, son obligados a pagar cuotas mensuales, denunciaron representantes sociales y de cámaras de comercio que pidieron el anonimato por el temor a ser asesinados.
Normalistas, en su búsqueda
La presunta colusión de autoridades municipales, incluso de diputados locales, con
El Carrete fue exhibida en un diagnóstico que comparten el gobierno de Morelos, el Cisen y la CNS: al menos 7 de los 30 diputados locales están vinculados con el crimen organizado, y al menos 12 de los 33 presidentes municipales también, publicó el periodista
Carlos Loret de Mola en su columna Historias de Reportero.
Antes
Ciro Gómez Leyva, redactó en su columna La historia en breve, que de acuerdo con las investigaciones ministeriales
El Carrete habría reclutado al director y a algunos estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa y les habría ordenado que fueran a “calentar la plaza” a sus rivales, los
Guerreros Unidos, en Iguala, Cocula y Teleoloapan, Guerrero.
El 18 de marzo aparecieron diversas mantas en municipios de la zona sur del estado con leyendas supuestamente atribuidas al líder de Los Rojos. “Déjense de cosas de lo que dijo el periodista. Normalista no se crean del gobierno, no se dejen engañar. En primer lugar El Carrete no es rojo y tampoco conoce al maestro que le pagaron para que mandara a los estudiantes (a la manifestación en septiembre pasado). Es una mentira que iba gente de Los Rojos. Estoy dispuesto hablar con cada uno de los padres afectados de los estudiantes para quitarles la venda de los ojos, que conozcan la verdad realmente, que el gobierno es el culpable de todas las injusticias del estado de Guerrero y Morelos”, se leyó en las mantas colocadas en lo alto de puentes peatonales.
El último día de marzo padres de los estudiantes victimados le tomaron la palabra a El Carrete y a través de cartulinas le pidieron su “ayuda para encontrar a sus hijos”.
Los paterfamilias colocaron las cartulinas sobre la carretera que conduce a las comunidades de Huitzuco y Tepecoacuilco, en el municipio de Iguala de la Independencia.
“Los padres de los 43 jóvenes pedimos que nos los entreguen vivos… Háganos saber de alguna manera cómo puede ayudarnos. Estamos dispuestos a encontrarnos con usted si así lo desea”, se leyó en una de las cartulinas.
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