Aunque en un primer momento Ismael ‘El Mayo’ Zambada mantuvo una relación de negocios con la organización de los Arellano Félix para traficar droga a Estados Unidos (EEUU), a principios de la década de los noventa sus nexos comenzaron a fracturarse debido a una deuda millonaria.
El periodista Jesús Blancornelas indicó que su libro El Cártel que ‘El Mayo’ había usado la plaza de Tijuana (en Baja California) para enviar cargamentos de marihuana y cocaína al país vecino. Sin embargo, estas actividades las habría realizado sin pagar un porcentaje a los Arellano Félix, quienes controlaban la ciudad fronteriza en ese tiempo.
Lo anterior generó fricción entre ambas partes, pues Benjamín Arellano Félix le dijo a su hermano Ramón que el capo sinaloense le debía cerca de USD 20 millones al Cártel de Tijuana. Aunque la deuda fue reconocida por el propio ‘Mayo’, nunca fue saldada.
Fue así como se optó por llevar a cabo una tarea que parecía imposible: asesinar a Ismael Zambada García. Fue en 1993 cuando Ramón le puso un precio a la cabeza del narcotraficante que ahora lidera el Cártel de Sinaloa.
Por acabar con la vida de Zambada García los Arellano Félix ofrecieron USD 3 millones, que hoy en día equivalen a más de 50 millones de pesos mexicanos. Dicha suma es cinco veces menor a lo que el Gobierno de Estados Unidos ofrece actualmente por la captura de ‘El Mayo’, la cual asciende a USD 15 millones.
Esta decisión fue respaldada por Benjamin Arellano Félix, su pistolero David Corona Barrón y su asesor financiero Everardo Arturo Páez, según indica la periodista Anabel Hernández en su libro El Traidor: el diario secreto del hijo del Mayo.
La persona que se ofreció para cumplir semejante empresa fue un sicario identificado como Ramiro Ramírez, quien para asegurar el éxito de la misión exigió que le pagaran la mitad del dinero ofrecido como anticipo.
Transcurrió un mes tras otro hasta que finalizó el año, sin que Ramírez cumpliera con el encargo. “No es tan fácil (...) No se deja ver fácilmente y nunca se queda en el mismo lugar”, se justificaba el sicario ante la falta de resultados.
Debido a lo anterior, Ramírez pidió la otra mitad restante para asesinar a ‘El Mayo’. Pero el tiempo pasaba sin que la operación se cumpliera. Fue hasta 1996 cuando Ramón le solicitó a Páez que consiguiera la ubicación del sicario, quien para ese entonces ya era considerado como un estafador.
En febrero del año siguiente, los Arellano Félix enviaron a uno de sus pistoleros (identificado como David Corona Barrón, alias ‘El CH’) para dar con el paradero de Ramírez, quien se había refugiado en Chula Vista, una pequeña ciudad de California.
Aunque la tarea era acabar con la vida de Ramírez, la operación no tuvo éxito. Uno de los hombres armados disparó contra Ramiro, quien logró escapar de sus agresores. A partir de esa fecha le perdieron la pista y no supieron más de él.
En cuanto a ‘El Mayo’ Zambada, nunca lograron asesinarlo. El capo sinaloense, a diferencia de otros líderes del Cártel del Sinaloa (como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán), ha mantenido un perfil bajo. Es por ello que a sus 76 años de edad,1 mes y 4 dias de vida, nunca ha puesto un pie en prisión, pese a ser uno de los objetivos prioritarios de EEUU por su involucramiento en el tráfico de drogas a nivel internacional.
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