Fuentes militares dijeron a LPO que ya desde hace dos años el grueso de los creditos hipotecarios otorgados por Banejército se concentra en la alta oficialidad. Solo el 20% de los mismos estarían alcanzando a suboficiales. De este modo, el banco militar fondea adquisiciones de viviandas en zonas exclusivas pero no puede financiar las casas de la tropa en colonias más humildes.
En paralelo se registran reclamos sobre el golpe que la inflación está generando en el salario de los suboficiales. Una novedad ante la cual la respuesta es instar a que se realicen el grueso de los consumos en las tiendas de conveniencia del Ejército que funcionan en instalaciones militares. Un problema porque generalmente las familias de los suboficiales no viven en los cuarteles.
El problema jubilatorio también está presente, como en parte de las fuerzar armadas de la región. La masa de la tropa no está alcanzando a conformar el fondo necesario para las pensiones de los jubilados. El secretario Luis Crescencio Sandoval apuesta a que ese fondo se recupere con el AIFA, básicamente con la renta de los locales del nuevo aeropuerto. El inconveniente es que para que haya interés en rentar esos comercios el aeropuerto debe funcionar.
El drama de raiz es que el Ejército, así como sucede en Venezuela, está conformando una plutocracia que combina negocios estatales y la administración de fondos millonarios a la vez que la tropa tiene una existencia por momentos miserable.
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