El informe final divulgado por el panel de expertos internacionales encargados de la investigación por la desaparición de 43 estudiantes de México a manos de una organización criminal reitera una teoría poco estudiada: que los estudiantes fueron atacados por las fuerzas de seguridad, porque conducían un autobús usado para el tráfico de estupefacientes y dinero.
El informe, compilado por un equipo de cinco investigadores designados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (IACHR), pone nuevamente en duda la versión del gobierno mexicano sobre los acontecimientos de una noche de septiembre de 2014 en la población de Iguala, estado de Guerrero, cuando 43 estudiantes manifestantes fueron vistos por última vez en manos de la policía municipal antes de su desaparición.
El gobierno dijo inicialmente que policías corruptos habían entregado a los estudiantes al grupo criminal local Guerreros Unidos, quienes procedieron a asesinar e incinerar a los jóvenes en un basurero. En un informe previo divulgado en 2015, los investigadores establecieron que dicho escenario era imposible. Las afirmaciones fueron respaldadas por otros estudios científicos independientes que se realizaron en el basurero.
El informe más reciente de los investigadores, dado a conocer el 24 de abril, no arroja luz sobre muchos de los misterios centrales de la tragedia de Iguala —ni la más mínima sobre lo sucedido a los estudiantes desaparecidos—. Sin embargo, brinda abundantes detalles de cómo el gobierno mexicano —en especial la Procuraduría General de la República— obstruyó y dilató la investigación. También se incluyen extensos informes médicos que muestran cómo fueron torturados 17 de los testigos del gobierno, lo que quita aún más credibilidad a la versión oficial.
Pese a esto, los investigadores de la CIDH reiteran una teoría que podría explicar porqué las fuerzas de seguridad de Iguala respondieron de manera tan agresiva contra los estudiantes manifestantes: uno de los autobuses tomados por los jóvenes puede haberse usado para el contrabando de drogas a Estados Unidos. A continuación se plantean cuatro preguntas sobre el quinto bus.
1) ¿Buses con contrabando de droga?
La noche de las desapariciones de Iguala, los estudiantes —siguiendo una tradición de larga data de su escuela normalista rural— tomaron cinco autobuses con el plan de llevarlos a una protesta en Ciudad de México. Después de estos secuestros, los estudiantes solían devolver los buses en perfecto estado y, como lo informó The New York Times, "Las empresas de buses y las autoridades lo toleraban en su mayor parte".
Pero no hubo tolerancia la noche de los secuestros en masa. En lugar de eso, la policía lanzó una agresiva ofensiva de gran alcance contra los estudiantes. Instalaron múltiples bloqueos en la vía en las zonas norte y sur de Iguala, y comenzaron a arrojar gases lacrimógenos y balas a los buses de los estudiantes. En la confusión, la policía incluso disparó a un bus que transportaba a jugadores de fútbol adolescentes, de donde resultaron dos personas muertas, así como autos y taxis que llevaban a otros civiles, con varios muertos y heridos más como saldo. La policía también fue vista llevándose a 43 estudiantes, 41 de los cuales no han sido hallados aún.
¿Qué provocó esta agresiva respuesta a una tradición de los estudiantes que, como lo señala el NY Times, era ‘tolerada en su mayor parte’?" La versión que el gobierno dio de los eventos incluye varias teorías. La primera es que la policía actuaba siguiendo órdenes del alcalde de la población, quien no quería que los estudiantes interrumpieran un evento político esa noche. Además, testigos del gobierno, vinculados al grupo criminal que presuntamente desapareció a los estudiantes, los Guerreros Unidos, declararon que los estudiantes habían sido "infiltrados" por una pandilla rival, y que la policía puede haber "confundido" a los estudiantes con narcotraficantes. En otros documentos relacionados con la investigación, el gobierno dio a entender que los estudiantes instigaron la violencia al arrojar piedras contra los agentes, y por esta razón la policía optó por responder con la fuerza.
Sin embargo, como lo anotaron los investigadores de la CIDH en sus informes, puede ser que las fuerzas de seguridad quisieran hacer todo lo que pudieran para asegurarse de que los buses, o quizás un bus específico, no salieran de Iguala. La intensidad de la violencia dirigida contra los estudiantes puede haber estado dirigida realmente a paralizar todo el tráfico a lo largo de la principal autopista de Iguala, es la hipótesis de los investigadores.
La teoría se basa en parte en documentos de un tribunal estadounidense consultados por los investigadores que acusan a un narcotraficante de Chicago de colaborar con losGuerreros Unidos en el transporte de heroína y cocaína de México a Illinois en buses comerciales. Esta organización construía compartimientos ocultos en los vehículos, donde escondían cargamentos de droga cuando los buses viajaban hacia el norte, y efectivo, producto de la venta de los estupefacientes, cuando regresaban hacia el sur.
¿Podría ser que los estudiantes tomaran el autobús equivocado esa noche?
Los cinco autobuses secuestrados por los estudiantes pertenecían a tres líneas de buses: dos de Costa Line, dos de Estrella de Oro (entre cuyos pasajeros se encontraban los 41 estudiantes desaparecidos), y un bus Estrella Roja.
Ninguna de las líneas de buses han sido identificadas por las autoridades como miembros de redes de tráfico de heroína, según hallazgos de los investigadores. Pero, como se establece en los informes, los investigadores confirmaron que Iguala es un centro importante para el tráfico de heroína, y que los buses comerciales han pasado por la ciudad o salido de ella cargados con estupefacientes con destino a Estados Unidos.
Sin embargo, como sucedió en las diligencias de las líneas de investigación, los investigadores encontraron un obstáculo en los funcionarios del gobierno mexicano. Cuando solicitaron a la Procuraduría General de la República información sobre casos anteriores de tráfico de heroína en Iguala, les dijeron que no había ninguno, declaran los informes.
2) El "quinto" bus
Las inconsistencias en la versión gubernamental de los hechos también respaldan la hipótesis de que los estudiantes se tomaron sin saberlo un autobús usado por los narcotraficantes, escribieron los investigadores de la CIDH en sus dos informes.
Una de las mayores inconsistencias tiene que ver con el llamado "quinto bus" —el único bus de Estrella Roja secuestrado por los estudiantes. Según la Procuraduría General de la República, en el enfrentamiento entre los estudiantes y la policía solo hubo cuatro buses —el quinto fue supuestamente abandonado y destruido por los estudiantes poco después de salir de la terminal de buses. Otros documentos oficiales relacionados con la investigación —incluyendo los que dio a conocer la principal unidad investigativa contra el crimen organizado del país— ni siquiera mencionan la existencia de un quinto autobús.
Sin embargo, los investigadores no hallaron evidencia sólida que respalde dichas afirmaciones, tampoco pudieron conseguir explicación alguna de la Procuraduría General de la República sobre la razón por la que se omitió este elemento de la investigación.
Los 14 estudiantes que había en el bus Estrella Roja declararon que su vehículo —el “quinto” bus— fue el último que escogieron y el último que salió de la terminal de autobuses de Iguala. Se dirigieron hacia el sur y lograron llegar al Palacio de Justicia de Iguala, donde uno de los autobuses Oro había sido atacado por la policía y donde se entregaría hasta 15 estudiantes a la policía, para nunca ser vistos de nuevo.
El Palacio de Justicia tenía grabaciones en video de esa noche, pero cuando los investigadores de la CIDH solicitaron la cinta, les dijeron que había sido destruida, declara el informe.
Varios de los estudiantes que iban en el “quinto” autobús declararon que fueron detenidos por la policía federal, y obligados a salir del vehículo. En un punto, los estudiantes se enteraron por un teléfono celular de que al norte de Iguala, a otro estudiante, Aldo Gutiérrez, le habían disparado en la cabeza; por esta razón, los estudiantes del “quinto bus” huyeron a un área boscosa cercana, como se muestra en el gráfico siguiente.
Imagen que muestra a los estudiantes escapando del "quinto autobús" hacia el bosque, como aparece en el primer informe de los investigadores
El conductor del autobús fue puesto bajo custodia de la policía federal —el único de los cinco conductores de bus que no fue golpeado o agredido por la policía, cuentan los investigadores—. El quinto autobús —el único que la policía no atacó con balas ni con gases lacrimógenos— fue llevado una estación de retención temporal de la policía federal, afirmaron los investigadores de la CIDH.
En un punto de la investigación, se permitió a los investigadores de la CIDH inspeccionar lo que se les dijo era el "quinto autobús". Sin embargo, ellos afirman que el bus que se les dio para analizar no correspondía exactamente a las descripciones visuales ni a la grabación en video del autobús de Estrella Roja que los estudiantes secuestraron aquella noche. Un analista de video forense de Canadá también confirmó que había diferencias claves entre el autobús que vieron los investigadores y el que aparece en la grabación de video de la terminal de autobuses de Iguala. Estas discrepancias incluyeron el estampado de los tapices de los asientos y la decoración con pegatinas en la ventana del conductor.
Arriba: grabación en video de sillas del quinto bus, tomada de la terminal de autobuses. Abajo: asientos del autobús que vieron los investigadores, tomado del primer informe.
"No estamos diciendo que el autobús que inspeccionamos fuera o no el quinto autobús”,declaró a los medios de comunicación mexicanos el año pasado Claudia Paz y Paz, exfiscal general de Guatemala, quien fue una de las investigadoras. "Pero presenta un elemento de duda".
La opacidad de la conducta del gobierno respecto al “quinto autobús” en los documentos oficiales, junto con dudas sobre si el bus que se les dio para inspección a los investigadores era un vehículo diferente o “modificado”, no fueron los únicos factores que llevaron a los investigadores a pensar que este podía ser un elemento central del caso.
3) ¿Por qué las contradicciones en la declaración?
Según los investigadores, cuando solicitaron al gobierno mexicano que compartiera con ellos todos los documentos oficiales relacionados con la investigación de Iguala, incluida entre los papeles había una declaración escrita a mano, redactada al parecer por el conductor del quinto bus. Ese testimonio confirmó la versión de los eventos que hicieron los 14 estudiantes que iban a bordo del bus.
Testimonio escrito a mano supuestamente del conductor del "quinto autobús", tomado del segundo informe de los investigadores
Sin embargo, cuando los investigadores entrevistaron al conductor del autobús —que estaba acompañado por un fiscal de la unidad investigativa del crimen organizado de la Procuraduría General de la República— él dijo que poco después de dejar la terminal de autobuses de Iguala en el bus de Estrella Roja, uno de los estudiantes le ordenó que se detuviera y dijo, "No vamos a usar este bus". Los estudiantes entonces se bajaron, "con piedras en la mano", y se devolvieron a la terminal y abordaron otro autobús.
Ninguno de los 14 estudiantes que iban en el Estrella Roja confirmaron esta versión de los hechos, aclaran los investigadores.
El conductor del autobús también negó que fuera el autor de la declaración a mano que hallaron los investigadores de la CIDH en un expediente, aunque admitió que esa era su firma. El conductor dijo que firmó un papel en blanco cuando comenzó a trabajar para la empresa de autobuses, y que esa debe haber sido la misma firma que hay en el papel que hallaron los investigadores.
Después de que los investigadores pidieran a la Procuraduría General de la República que analizara porqué la declaración del testimonio del autobús contradecía todo lo que habían dicho los estudiantes que iban a bordo, la Procuraduría General presentó a los investigadores un análisis de la escritura del conductor, en el que alegaban que el conductor del autobús no podía haber redactado esa declaración —aunque no cabía duda de que esa era su firma—. Los investigadores solicitaron a la policía federal de Méxicoque realizara una prueba similar. La policía concluyó que no podía afirmar con seguridad que el conductor del bus no hubiera escrito el documento.
4) ¿Narcoconspiración?
Todo este contexto puesto en conjunto —la negación inicial de la Procuraduría General de la República sobre la existencia del quinto autobús; el hecho de que la policía no atacara el autobús ni tratara al conductor de la misma forma que lo hizo con los demás autobuses; la posibilidad de que el autobús inspeccionado por los investigadores hubiera sido modificado; la declaración contradictoria del conductor del bus— pueden bastar para alimentar teorías de conspiración por años.
Sin embargo, los investigadores de la CIDH no ven la hipótesis del "quinto autobús" como otra narcoconspiración extravagante en un país lleno de ellas. El quinto autobús es uno de los misterios centrales en un caso lleno de preguntas sin resolver, afirman los investigadores, aunque el gobierno mexicano ha hecho poco para explicar las inconsistencias. ¿Bloquearon las fuerzas de policía de Iguala todas las vías que salían de Iguala con el fin de evitar que un autobús lleno de heroína fuera conducido a Ciudad deMéxico, y dispararon, golpearon y quizás incluso secuestraron a los estudiantes a bordo como una manera de "castigarlos" por su error?
Como lo plantea el último informe de los investigadores, “Todas estas circunstancias indican que es relevante la investigación de esta hipótesis”.
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