A finales de marzo, personal del Hospital General de Atizapán realizó una demanda por falta de personal de limpieza y de restricciones en la entrega de equipo de protección.
Ahí trabajaba Jesús Ricardo Ríos Rivera, un pediatra que falleció por coronavirus luego de que en su propio nosocomio se negaron dos veces a hacerle la prueba para saber si estaba contagiado... como él sospechaba.
Ivonne Santana Olguín es su esposa. De lo que Jesús Ricardo le contó en sus útimos días, recuerda sobre todo las razones que le dio la epidemióloga encargada de las valoraciones -a quienes los deudos sólo identifican como la doctora Quezada- para negarse a ordenar los exámenes de laboratorio.
"¿Sabes qué?, es que no tienes todos los parámetros", le dijo, "hay una doctora de otro turno y la verdad ella tiene más síntomas que tú. Y como no hay tantas pruebas, pues yo preferiría primero que se la hagan a la doctora que a ti, que no cubres todos los parámetros".
Tenía dolor de cabeza y cansancio. A partir de ahí, el galeno decidió aislarse en una habitación con baño que tienen en la azotea. Hasta que en una junta el director del hospital se enteró, finalmente le aplicaron la prueba. Jesús ya estaba muy desgastado anímicamente.
Fue positivo a SARS-CoV-2. Se internó en el Hospital 1 de Octubre del ISSSTE, ya con tos, fiebre y dificultad para respirar. Falleció el domingo y un día después, los deudos sólo vieron a distancia el cuerpo embolsado sobre una camilla. Lo cremaron en el Panteón Dolores.
Para Ivonne, el contagio de su esposo pudo estar relacionado con la atención que dieron residentes a un paciente que después resultó positivo. Jesús no formaba parte del equipo de atención al Covid-19, pero sí tuvo contacto con los médicos en formación.
"Fueron reasignados a rolarse en varias áreas del hospital y piensan que por ahí pudo iniciar el contagio a gente que no estaba directamente con estas personas", asegura.
Los familiares del doctor no han mostrado síntomas. Con cloro lavaron los espacios donde estuvo y comenzaron el papeleo. Ivonne resume en dos frases la personalidad del doctor desde que comenzó todo.
La primera refleja la confianza que tenía -pese a todo- en sus compañeros de trabajo.
"Él decía: 'si me dijeron, es por algo, a lo mejor yo soy el que está como paranoico'".
La segunda deja claro lo que más le preocupaba en caso de estar enfermo y se la dijo a la doctora que no quería examinarlo:
"Le dijo, sabes qué, no sean malitos, háganme la prueba, por mis hijos, por mi familia, porque yo no estoy tampoco tranquilo, de que yo esté ahí con ellos".
Ahí trabajaba Jesús Ricardo Ríos Rivera, un pediatra que falleció por coronavirus luego de que en su propio nosocomio se negaron dos veces a hacerle la prueba para saber si estaba contagiado... como él sospechaba.
Ivonne Santana Olguín es su esposa. De lo que Jesús Ricardo le contó en sus útimos días, recuerda sobre todo las razones que le dio la epidemióloga encargada de las valoraciones -a quienes los deudos sólo identifican como la doctora Quezada- para negarse a ordenar los exámenes de laboratorio.
"¿Sabes qué?, es que no tienes todos los parámetros", le dijo, "hay una doctora de otro turno y la verdad ella tiene más síntomas que tú. Y como no hay tantas pruebas, pues yo preferiría primero que se la hagan a la doctora que a ti, que no cubres todos los parámetros".
Tenía dolor de cabeza y cansancio. A partir de ahí, el galeno decidió aislarse en una habitación con baño que tienen en la azotea. Hasta que en una junta el director del hospital se enteró, finalmente le aplicaron la prueba. Jesús ya estaba muy desgastado anímicamente.
Fue positivo a SARS-CoV-2. Se internó en el Hospital 1 de Octubre del ISSSTE, ya con tos, fiebre y dificultad para respirar. Falleció el domingo y un día después, los deudos sólo vieron a distancia el cuerpo embolsado sobre una camilla. Lo cremaron en el Panteón Dolores.
Para Ivonne, el contagio de su esposo pudo estar relacionado con la atención que dieron residentes a un paciente que después resultó positivo. Jesús no formaba parte del equipo de atención al Covid-19, pero sí tuvo contacto con los médicos en formación.
"Fueron reasignados a rolarse en varias áreas del hospital y piensan que por ahí pudo iniciar el contagio a gente que no estaba directamente con estas personas", asegura.
Los familiares del doctor no han mostrado síntomas. Con cloro lavaron los espacios donde estuvo y comenzaron el papeleo. Ivonne resume en dos frases la personalidad del doctor desde que comenzó todo.
La primera refleja la confianza que tenía -pese a todo- en sus compañeros de trabajo.
"Él decía: 'si me dijeron, es por algo, a lo mejor yo soy el que está como paranoico'".
La segunda deja claro lo que más le preocupaba en caso de estar enfermo y se la dijo a la doctora que no quería examinarlo:
"Le dijo, sabes qué, no sean malitos, háganme la prueba, por mis hijos, por mi familia, porque yo no estoy tampoco tranquilo, de que yo esté ahí con ellos".
Fuente.-
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