lunes, 27 de abril de 2020

LA "REALIDAD ATROPELLO el SUEÑO PETROLERO y GUAJIRO del SEÑOR de MACUSPANA"...el mero mero de la republica bananera.

Un potente y devastador virus acabó con el sueño de una buena parte de los 127 millones de habitantes en México hasta este mes. No ha sido suficiente la república austera y el freno a la corrupción, frente a la falta de inversión, la lentitud en la toma de decisiones, los boquetes económicos que heredó y los factores externos que debilitaron la economía mexicana desde 2019. 
Hoy parece que terminó el sueño de Andrés Manuel López Obrador de disminuir la pobreza, generar desarrollo y crecer al 4.0 por ciento. El dinero no le alcanzará.
Las perspectivas reales: La economía mexicana difícilmente crecerá al 0.6% promedio anual en su sexenio. Y esto sólo ocurrirá si a partir de 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) aumenta 2.5% cada año hasta el 2024.
Aunque de haberse concretado la meta de López Obrador de crecer 4.0% anual, la tasa de crecimiento promedio anual habría sido de 4.8%, ligeramente por debajo del 4.9% que registró el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, según se desprende de los datos del Sistema de Cuentas Nacionales del Inegi.
Sin embargo, con ese 0.6% promedio anual que se tendrá, será otro sexenio perdido como el de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), en el cual la economía creció 0.1% en promedio cada año.
Después de Salinas de Gortari, el mejor crecimiento se registró en el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) con 3.9% promedio anual; después le siguen el de Enrique Peña Nieto (2013-2018) con 2.9%; Vicente Fox Quesada (2000-20006) con 2.3% y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) con 2.0%, en promedio anual. 
Es decir, Calderón tuvo un incremento tres veces mayor de la economía que la que tendrá López Obrador.

Un agujero muy grande

La crisis por el coronavirus será la más severa en la historia (estadística que tiene documentada el Inegi), ya que el PIB en el peor de los escenarios podría desplomarse hasta 10.5 por ciento. Esto generará más pobreza.
Además, derivado la contracción de la economía y del reducido apoyo a las empresas, el economista en Jefe para América Latina en Barclays, estimó que este año, el sector formal de la economía perderá alrededor de 1.6 millones de trabajadores registrados en el IMSS. Ese recorte será también el peor en la historia corporativa mexicana.
Con todo y que el Presidente se comprometió a generar dos millones de empleos con el plan emergente para reactivar la economía mexicana ante el brote del nuevo coronavirus, a través de sus principales programas sociales, algunos economistas ponen en duda esa posibilidad.
El mayor desempleo tiene un doble impacto. Menor pago de Impuesto sobre la Renta (ISR) y menor consumo, lo que también se traduce en menor recaudación de Impuesto al Valor Agregado (IVA) y de la más dinámica fuente de ingresos de la Cuarta Transformación, la recaudación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las gasolinas. 
De acuerdo con el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Ignacio Martínez Cortés, “sólo en términos de consumo, habrá una pérdida del orden de 2.1 billones de pesos, lo que implica una afectación a los impuestos como el IVA, el IEPS, y si sigue la tendencia a despedir gente también afectará al ISR. Durante abril y mayo el aparato productivo tendrá un  freno brutal”.
Martínez Cortés añadió que el impacto comercial del coronavirus afectará a 6.26 millones de establecimientos donde laboran 35.5 millones de trabajadores.





Se acabó el sueño 

Isaura Martínez migró de Celaya, Guanajuato, a Chicago, desde hace una década atrás. Sin papeles siempre trabajó en fábricas. Con la recesión económica en que se encuentra el mundo, desde hace seis semanas Isaura fue despedida. Para para poder pagar las facturas, decidió vender comida mexicana, que en un principio fueron un éxito, especialmente “las enchiladas elaboradas con tortillas hechas a mano y las gorditas de chicharrón”. Las órdenes de cada uno se vendían en 10 dólares (245 pesos) y eran con servicio a domicilio.
El optimismo duró unos días. Apareció Covid-19 y sus clientes ya perdieron el trabajo. Por eso hoy dice que ya está pensando regresar a México.
“El sueño americano se terminó para muchos de nosotros. Llevo seis semanas sin trabajo y los bills (cuentas por pagar) siguen llegando, me preocupa (…), pero si yo la estoy pasando mal, hay otros que están peor porque sus hijos y familia están en México y tienen que mandar dinero o son mamás solteras y no tienen trabajo y ni para darles de comer”, comentó Isaura Martínez a ejecentral.
Si en tres semanas no encuentra trabajo, aseguró, regresará a México, ya que ella es el único sostén económico de sus padres en Celaya. “Ya no veo futuro estar aquí, me voy a regresar (a México). Eso mismo dicen muchos de mis compañeros porque ya no hay trabajos para nosotros”.
“Tengo muchísimos conocidos y amigas sin empleo y no pueden mandar dinero a México. Mi mamá está enferma y me gustaría que ahora que no puedo mandar dinero, que el gobierno (de México) la ayudará, pero ya está grande. Para comprar sus medicamento, pedí dinero a una amiga porque aquí (en Chicago) los intereses de los préstamos son muy elevados”.
Estados Unidos también entró en recesión económica por el brote del virus SARS-CoV-2 que surgió en diciembre en China y el cual hasta las 05:38 horas (local de Baltimore, Maryland, una hora menos que la Ciudad de México) del 22 de abril enfermó a 2.58 millones de personas y mató a casi 178 mil 400 personas en el mundo.
Los mexicanos en Estados Unidos son la principal fuente de los 36 mil millones de dólares que recibió México por concepto de remesas en 2019. Fue un monto récord histórico, cifra que se ubica como la segunda mayor fuente de divisas para el país, sólo superada por las exportaciones de la industria automotriz.
En los últimos 25 años, las remesas a México aumentaron 880% al pasar de tres mil 673 a 36 mil 46 millones de dólares, cifra que también representó un crecimiento promedio anual de 10.0 por ciento.
Es tal la dinámica de las remesas, que López Obrador las colocó casi como si fuera un logro de su administración, porque esos recursos son la fuente principal de ingreso para miles de familia en el país. 





Rebasados números de Hacienda 

El gobierno hizo un ligero ajuste a sus ingresos, los cuales no corresponden con la realidad. Esto, la Ley de Ingresos de la Federación para 2020 se basó en un pronóstico de crecimiento promedio de 2.0% en el PIB, un precio de 49 dólares por barril de petróleo de exportación  y un incremento de 1.8% en el PIB de Estados Unidos para 2020.
Con las medidas de contención contra la expansión viral, el mundo entró en una de las peores recesiones económicas. Tan sólo en la mayor potencia del mundo, Estados Unidos, en las primeras cuatro semanas al 16 de abril, 22 millones de trabajadores solicitaron ayuda económica (seguro) por desempleo. 
Ese número es el más elevado desde que el Departamento de Trabajo de Estados Unidos lleva el registro (1967) y es 2.6 veces superior a los 8.6 millones que pidieron ayuda en la crisis económica de 2008.
En ese escenario, la Secretaría de Hacienda ajustó las principales variables del marco macroeconómico para 2020, esto al presentar (por Ley) los Precriterios Generales de Política Económica para el ejercicio 2021. 
La dependencia ajustó el rango de 1.5% a 2.5% de incremento del PIB para 2020 a uno de -3.9% a 0.1 por ciento. Es decir que pasó del promedio de 2.0% a -3.8% o dicho de otra forma, se tuvo una reducción de 5.8 puntos
porcentuales.

A pesar de ese pronóstico de Hacienda, la encuesta de Citibanamex contempla una contracción de 6.7% del PIB de 2020, pero advierte que si el gobierno federal se abstiene de dar un apoyo fiscal equivalente a 1.5% del PIB, la economía mexicana se desplomaría hasta 10.5 por ciento. Esto último, algo nunca visto.
“Ante este escenario para mantener los programas sociales no habrá de otra más que echar mano al presupuesto programado en las obras faraónicas como son los dos trenes, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas”, explicó el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM, José Ignacio Martínez Corté.
El Presidente, añadió, “estará en la disyuntiva de seguir con los 81 programas o recortar el gasto a estos grandes cuatro proyectos porque no va a haber dinero que alcance para los programas sociales o los proyectos”.

Ajustes ilegales

El barril de petróleo de exportación Hacienda lo ajustó a la baja en 51.0%, pasó de 49 a 24 dólares. Otro de los tantos ajustes que realizó la SHCP fue el comportamiento del comprador del 80% de las exportaciones manufactureras de México. Del incremento de 1.8% se ajustó a una contracción de 2.0% para el PIB de Estados Unidos.
A pesar de esos acomodos, la Secretaría de Hacienda sólo recortó 5.4% (nominal) los ingresos presupuestarios; y además disminuyó 4.4% los ingresos tributarios. 
En materia de gasto, el neto pagado lo disminuyó en 0.6%, el costo financiero lo ajustó a la baja en 1.0% y recortó 8.0% las participaciones a entidades federativas. Esto ocurrió el 1 de abril con los precriterios.
Sin embargo, ante la evidente insuficiencia, el pasado miércoles 22 de abril, el presidente anunció un recrudecimiento de la austeridad republicana e impuso medidas que serían violatorias a la Ley Federal del Trabajo.
López Obrador dijo este miércoles que ante la crisis económica que vive el país su gobierno no despedirá a nadie y ni habrá contrataciones. 
Sin embargo, advirtió que “se reducirá el salario de los altos funcionarios públicos hasta en 25% de manera progresiva; es decir, el que obtenga más ingresos aportará más y será menos el descuento para niveles inferiores”.
Además de que “los altos funcionarios públicos no tendrás aguinaldos ni ninguna otra prestación de fin de año”.
Pero según la nueva Ley Federal del Trabajo, aprobada por su propio gobierno, se multará con hasta 422 mil 750 pesos (unos 17,225 dólares) al patrón que incumpla con el pago del aguinaldo antes del 20 de diciembre.





Pemex, el lastre

A pesar de que la economía mexicana inició su contracción desde abril de 2019, misma que según economistas consultados por el Banco de México (Banxico) se prolongará hasta abril de 2021, el presidente señaló recientemente que será una crisis pasajera. Esto a pesar de que será la recesión más severa con una contracción de ocho trimestres o 24 meses consecutivos.
Cuándo empezó la debacle económica, le preguntaron a López Obrador en la conferencia matutina: “¿a seis meses de su administración, le ha resultado fácil gobernar?”. La respuesta fue “sí. Me siento muy bien, muy seguro y muy optimista (…), vamos muy bien. Tengo elementos para decir que está bien la economía. Pienso que es de las mejores economías de los tiempos actuales”. Además indicó que había “mucha inversión extranjera. En cuatro meses aumentó 7.0%”, respondió el presidente al autodenominado “Lord Molécula”.
Más allá de que la Inversión Extranjera Directa (IED) no creció como lo dijo el mandatario, sino que disminuyó 5.3% a 32 mil 921 millones de dólares, en esos momentos ya estaba en gestación uno de los primeros grandes golpes que recibiría en su economía el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El primer día de su mandato, en el Zócalo capitalino, López Obrador aseguró que iba a destinar “mayor inversión pública para producir con urgencia más petróleo, gas y energía eléctrica, y así enfrentar la crisis que dejaron los políticos neoliberales y los responsables de la llamada reforma energética”.
 Y añadió que se haría algo similar a lo ocurrido en 1938, cuando gobernaba el general Lázaro Cárdenas, “rescatar la industria petrolera nacional”.
Pero en junio de 2019, seis meses después de su toma de protesta, la evaluadora internacional de riesgo crediticio Fitch degradó a Petróleos Mexicanos (Pemex) y así perdió calificación de grado de inversión.
Con una deuda de 105 mil 235 millones de dólares a diciembre, Pemex es una de las petroleras más endeudadas del mundo. Para tener una idea del tamaño de su adeudo, durante los 365 días del año pasado, la Empresa Productiva del Estado (EPE) pagó diariamente 20.8 millones de dólares (alrededor de siete mil 577 millones de dólares, anuales) por el pago de servicio de la deuda.
En ese escenario del millonario pago de intereses, el mes pasado Standard & Poor’s degradó la calificación soberana de México y la de Pemex, que la ubicó apenas dos peldaños arriba de los llamados bonos basura o especulativos, porque ante el mayor riesgo, los prestamistas exigen un mayor premio o rendimiento por el financiamiento.
Unas semanas después, Fitch también ubicó la calificación de Pemex en los llamados bonos basura y después de unos días (el 17 de junio), derivado del brote de Covid-19, Moody’s también degradó a Pemex y la deuda soberana.
El hecho de que dos calificadoras tengan a Pemex en el grado basura, eleva el costo financiero de la petrolera por los grandes fondos de inversión, en su mayoría por su constitución o estatutos. Además, tienen prohibido invertir en instrumentos que no estén avalados por alguno de los 10 peldaños del llamado grado de inversión.
Es tal el impacto de Pemex, que el gobierno federal emitió un decreto para apoyar a la petrolera por un monto de hasta 65 mil millones de pesos (alrededor de dos mil 650 millones de dólares). 
Más allá de que la IED disminuyó 5.3% a 32 mil 921 millones de dólares, ya estaba en gestación uno de los primeros grandes golpes a la economía que recibiría el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

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