Hace tan solo unas semanas, en esta columna, nos preguntábamos cuáles eran las prioridades del gobierno federal ante un escenario tan complejo e insólito como el que enfrentamos actualmente. El domingo, durante la presentación del Informe Trimestral de Gobierno, obtuvimos la respuesta a este cuestionamiento: hoy sabemos con claridad que la prioridad de la presente administración es la inflexible agenda política del presidente.
VERBODIARREICO,LENGUARAZ Y BOQUIFLOJO:
Mientras la Organización de las Naciones Unidas ha reafirmado que estamos ante una crisis sin precedentes que demanda acciones coordinadas y urgentes, el presidente insiste en minimizar la situación con un falso optimismo, aseverando que pronto volveremos a la normalidad, que se trata de una crisis pasajera y transitoria.
El domingo 5 de abril fuimos testigos de un discurso ideológico, delineado por la retórica, trazado por la falta de empatía, subrayado por la ausencia de sensibilidad y disfrazado de plan emergente. Los primeros minutos del mensaje, se enmarcaron en un ejercicio de autocomplacencia con cifras y más cifras relacionadas con los programas sociales.
Posteriormente abordó, someramente, la temática de seguridad: argumentando un descenso en la incidencia delictiva durante el primer trimestre del año, en comparación con el mismo periodo del año anterior. El Ejecutivo señaló que hubo una disminución en el número de homicidios, secuestros, robos de auto, y robo en general. Estos datos llaman particularmente la atención, pues tan solo si tomamos como referencia el delito de homicidio, según cifras de su propio gabinete de seguridad, la incidencia de esta conducta delictiva habría aumentado en un 4%.
No podemos perder de vista que, de acuerdo con la propia contabilidad del gobierno, el mes de marzo cerró con 2,585 víctimas de asesinato, colocándose como el mes más violento de la administración actual. A reserva de esperar las cifras que deberá proporcionar próximamente el SESNSP, podemos vislumbrar que el gobierno tiene múltiples retos para los que parece no tener respuesta, primero porque ni siquiera reconoce el problema. Asimismo, anunció la disponibilidad de recursos para contratar a 31 mil militares, marinos e integrantes de la Guardia Nacional para brindar apoyo durante la contingencia sanitaria. Esta medida da origen a varias inquietudes que desde Causa en Común hemos advertido con anterioridad. Se ha señalado que la información sobre la GN es confusa y contradictoria, al grado de que no existe claridad ni en el primer paso, que es el proceso de reclutamiento. Sin embargo, ante lo pronunciado por el Ejecutivo, urge advertir otra cuestión: reforzar la militarización en otros espacios de la vida pública, y el apoyo de las instituciones de seguridad en la contingencia sanitaria no solucionará las fallas del sistema de salud.
El gobierno federal pretende llenar con militares los vacíos que ha generado la debilidad en las instituciones sociales. Se desmanteló el sistema de salud para dar paso al Insabi, pero el errático desempeño de este instituto ha obligado a recurrir a las Secretarías de la Defensa y la Marina para, de manera urgente, montar los hospitales necesarios. Éste ha sido el sello de la casa, erosionar instituciones. En seguridad, no podemos olvidar que la primera baja fue la Policía Federal. El informe trimestral del presidente no dio ninguna certeza. Generó más dudas y preocupación sobre la forma que ha decidido abordar la economía, la seguridad y la salud.
“No mentir, no robar, y no traicionar al pueblo” es una frase que el presidente ha repetido en varias ocasiones. Hoy, le pido que no lo haga. No nos convoque a escuchar nuevamente sus promesas de campaña, convóquenos a participar en un plan emergente que dé respuesta a la crisis humanitaria y económica en la que se hunde nuestro país. Por el bien de todos: no se mienta y no nos mienta más, señor presidente.
Fuente.-Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMorera/
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