Cada vez más los criminales de Ciudad de México tienen la posibilidad de alquilar armas, usarlas en la comisión de delitos y devolverlas, lo que confunde a las autoridades mexicanas que con frecuencia han dependido del rastreo de armas en sus esfuerzos de lucha contra el crimen.
En el último mes, se ha descubierto que numerosos tipos de armas de fuego pueden alquilarse hasta por un día entero en la capital mexicana, con armas traídas de alijos del vecino estado de México.
Armas más pequeñas, como las pistolas de calibre 22 o 25, pueden alquilarse por tarifas que van desde 800 pesos mexicanos diarios (unos US$40). Un revólver calibre 38 cuesta 1.800 pesos (cerca de US$90) y un fusil semiautomático AR-15 puede rentarse hasta en 9.000 pesos (alrededor de US$1.800), según declaró a Milenio un comerciante de armas identificado como Óscar.
“Las armas vienen de Estados Unidos o de la Sedena (Secretaría de Defensa Nacional), pero ya llegan los números de serie borrados”, explica Óscar, y hace la salvedad de que muchos de sus clientes no eran criminales, sino ciudadanos ordinarios en busca de protección.
Otro comerciante, identificado solo como Esteban, no tuvo reparos en admitir la conexión criminal. Dueño de 11 armas cortas y dos fusiles de asalto, los alquila en la mañana por 500 a 3.000 pesos cada una (entre US$25 y US$155, aproximadamente), y las tiene de regreso al final del día.
“Pueden ser para el asalto al micro [bus], para robar la tienda o para matar. A mí me dan el dinero y ya”, le relató a Milenio.
El negocio no parece nuevo. Un comerciante afirmó estar en el negocio de alquiler de armas desde 2001, aunque, apuntó, la demanda ha crecido últimamente.
El lugar más conocido de alquiler de armas es el mercado Tepito en el centro de Ciudad de México, punto focal para gran parte del crimen organizado en la ciudad, según una investigación de El Sol de México.
En el reportaje se menciona que también pueden conseguirse armas en alquiler por toda Ciudad de México, incluyendo el mercado El Salado en Iztapalapa y el mercado de San Felipe de Jesús, en la colonia Doctores.
Un buen número de las armas se mantenían en el estado de México, donde podían alquilarse en residencias privadas en las ciudades de Naucalpán, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Tultepec y Tultitlán, señaló El Sol de México.
Análisis de InSight Crime
La creciente demanda de estos servicios de “alquiler de armas” coincide con el aumento acelerado del crimen en la capital. Ciudad de México tuvo 257 homicidios en los dos primeros meses de 2019, el número más alto jamás registrado para un periodo de dos meses. Esta tendencia sigue a 2018, que fue el año más violento hasta la fecha.
Por tradición, las autoridades mexicanas han optado por desestimar cualquier denuncia de violencia en Ciudad de México, para preservar su reputación como un próspero destino de negocios y turismo. Pero noticias recientes sobre el recrudecimiento de la extorsión y el número de pandillas en aumento han hecho pedazos esta fantasía.
Lo peor es que crímenes violentos, como el homicidio y el robo a mano armada están cada vez menos confinados a las zonas más deprimidas de la ciudad, y se desbordan a colonias más acomodadas.
Y aunque estos negocios de alquiler de armas no parecen haberse extendido mucho aún, eluden hábilmente una de las tácticas en México para combatir los crímenes violentos: el rastreo de armas.
Esta ha sido una estrategia problemática. En 2012, México adoptó la plataforma de rastreo de armas eTrace, desarrollada en Estados Unidos, con ayuda de expertos de ese país. Diseñada para contener los detalles de cualquier arma que se supiera estaba asociada al crimen organizado, solo ha arrojado un éxito dispar.
En una desafortunada decisión, entre 2009 y 2011, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) en Estados Unidos autorizó la venta de armas ilegales con la esperanza de rastrearlas hasta el otro lado de la frontera y conectarlas con los carteles mexicanos.
Aunque se logró rastrear cientos de armas, la operación conocida como “Rápido y furioso” tuvo un efecto contraproducente cuando las armas se asociaron con con varios homicidios, entre ellos el de un agente de la Patrulla de Fronteras de Estados Unidos.
Los grupos criminales en Ciudad de México han hallado otras formas de echar por tierra el rastreo, incluyendo el uso cada vez más extendido de las “plumas pistola”, armas de un tiro camufladas como bolígrafos.
Otra consecuencia de este alquiler de armas es la accesibilidad que brindan a criminales que de otro modo no tendrían acceso confiable a un arma de fuego. Existe un riesgo, sin embargo, que quienes alquilan estas armas pueden haber no considerado.
“Rentar un arma es menos riesgoso para un delincuente, aunque si lo detienen con un arma usada en un homicidio, cuando lo único que hacia era robar celulares, tiene toda la probabilidad de ser juzgado por un delito que no cometió”, explicó Francisco Rivas, presidente del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) de México.
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