Estados Unidos lanza un nuevo golpe contra Los Chapitos. El Departamento de Justicia anunció este jueves cargos por narcotráfico contra José Angel Canobbio Inzunza, alias El Güero o El 90, identificado como jefe de seguridad y uno de los principales lugartenientes de Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.
El Güero, de 44 años, es señalado como uno de los nuevos objetivos de Washington en el Cartel de Sinaloa y, de ser hallado culpable, se enfrenta a cadena perpetua.
“Canobbio Inzunza financió y lideró a Los Chimales, un grupo armado, que se encargaba de la seguridad y se involucraba en conflictos armados a nombre de la facción de los Guzmán dentro del Cartel de Sinaloa”, se lee en el escrito de acusación de un gran jurado, presentado ante un tribunal de Chicago.
Estados Unidos argumenta que, al dar protección a Los Chapitos, el acusado facilitó el tráfico de drogas a su territorio, entre ellas fentanilo, cocaína, metanfetaminas y marihuana. Lo señala como parte de una conspiración: el acuerdo entre dos o más personas para cometer ilícitos a sabiendas de que forman parte de un entramado criminal, de acuerdo con las leyes de ese país.
Los vínculos de Canobbio Inzunza con el Cartel de Sinaloa se extienden durante más de dos décadas, de 2002 a 2024, según las autoridades estadounidenses. Es reseñado como uno de los principales asesores de Los Chapitos y uno de sus mandos más violentos y con mayor conocimiento táctico de esa facción. “Se cree que Canobbio Inzunza reside en este momento en México y se ha emitido una orden para su detención”, señaló el Departamento de Justicia y agregó que el FBI y los agentes de Seguridad Interior ya le siguen los pasos. La acusación fue presentada el 4 de noviembre, un día antes de las elecciones en Estados Unidos, pero fue dada a conocer unos días después.
Las autoridades destacaron los nexos que tiene con Iván Archivaldo Guzmán, visto como el heredero del Chapo con más poder entre Los Chapitos. La DEA ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por Iván Archivaldo. Sus hermanos, Joaquín y Ovidio Guzmán López, se encuentran detenidos también en Chicago. Joaquín se entregó el pasado 25 de julio, tras aterrizar en Nuevo México junto a Ismael El Mayo Zambada, su padrino. El Mayo, cofundador del Cartel de Sinaloa, acusó a su ahijado de traicionarlo y entregarlo en Estados Unidos a cambio de que su hermano Ovidio, extraditado en septiembre del año pasado, obtenga beneficios en medio del proceso judicial en su contra.
El último golpe judicial de Estados Unidos se dio en plena guerra entre las facciones del Mayo y Los Chapitos por el control del Cartel de Sinaloa, que se ha zanjado con nueve semanas de violencia ininterrumpida en Sinaloa, bastión histórico de la organización. También se produjo en medio de versiones sobre la supuesta colaboración de los hijos del Chapo con la justicia estadounidense.
Su abogado ha negado que tengan un acuerdo con las autoridades, aunque ha reconocido que tantean la posibilidad de declararse culpables para evitar ir a juicio. En mayo pasado fue extraditado también Néstor Isidro Pérez Salas, alias El Nini, también identificado como jefe de seguridad de los hijos de El Chapo, tras su captura en México hace un año. El Nini está alojado en la misma cárcel de Nueva York en la que se encuentra El Mayo.
Joaquín y Ovidio Guzmán López tienen programada una audiencia conjunta en enero próximo, en la que previsiblemente se decidirá si se declaran culpables o no, en Chicago. Del otro lado de la frontera, sus hermanos, Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán libran una batalla abierta contra los herederos y los fieles del Mayo. En medio de las sospechas de acuerdos y negociaciones tras bambalinas, Washington manda una señal de que seguirá su propia guerra desde los tribunales contra los carteles mexicanos, a las puertas de un nuevo Gobierno de Donald Trump.
Con informacion: ELIAS CAMHAJI/DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/
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