Así fue utilizado ese aparato de inteligencia que, en palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, sirve para dar seguridad a la ciudadanía: “El Estado tiene como propósito proteger a las personas, a todos, entonces para eso se requiere inteligencia”, remarcó el 10 de marzo de 2023.
También durante su conferencia mañanera el 18 de abril, el titular del Ejecutivo afirmó que su gobierno no espiaba, en contraste con las tácticas utilizadas en otros sexenios, como el de Enrique Peña Nieto.
“Tenemos la conciencia tranquila como para decir que no se va a violar derechos humanos”, afirmó. “Ni se va a espiar a nadie, nunca lo hemos hecho”.
Sin embargo, una investigación de EMEEQUIS pudo comprobar cómo un elemento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se infiltró en la vida de Óscar Kabata y su familia. Kabata lleva 14 años exigiendo justicia por haber sido torturado, agredido sexualmente y secuestrado por el ejército mexicano.
“Mi nombre es Óscar Kabata, soy víctima de tortura y desaparición forzada, y testigo de la ejecución extrajudicial de Víctor Baca Prieto, cometidos por miembros del ejército mexicano en Ciudad Juárez, Chihuahua”, señala la víctima en entrevista para EMEEQUIS.
El crimen fue cometido en 2009 durante el Operativo Conjunto Chihuahua (dirigido por el general Felipe de Jesús Espitia), en la época del entonces presidente Felipe Calderón. Óscar, de 17 años, fue secuestrado, torturado y presenció la muerte de su amigo Baca Prieto, que tenía 21 y a quien los militares le dispararon a sangre fría después de que este quedara inconsciente por la tortura.
En la Guarnición del Ejército Mexicano en Ciudad Juárez, donde fueron llevados por una supuesta acusación de secuestrar a una regidora, dato del que ni siquiera hay registros, Óscar y Víctor Manuel fueron golpeados en las costillas, que fracturaron; luego, les sumergieron la cara en baldes con agua, una y otra vez: perdían el conocimiento, despertaban y se repetía la tortura. Lo mismo hacían con bolsas de plástico para cortarles la respiración. A Baca lo asesinaron ahí, pero su cuerpo fue encontrado ocho meses después, cerca del puesto de revisión militar que se encuentra a la entrada de Ciudad Juárez. Ahí habían tirado el cuerpo sin más.
Kabata y sus familiares iniciaron una larga campaña de exigencia de justicia ante las autoridades, que ha cruzado tres sexenios, sin imaginarse que el gobierno infiltraría a alguien en sus vidas.
DE REPORTERA A ESPÍA DE LA SEDENA
El activista narra cómo su familia fue abordada por una supuesta periodista: “Tengo un par de años manifestándome en la Ciudad de México, donde conocí a Mía; Mía era una reportera, decía ser una reportera, que se acercó a nuestro plantón de Sedena”.
Kabata menciona que no recuerda en qué medio les dijo que trabajaba: “La verdad, te mentiría si te dijera el medio exacto en que trabajaba porque ella llegó presentándose que trabajaba en un medio, pero se nos olvidó porque ella se integró tanto en nosotros que ya no la veíamos como la reportera, la veíamos como nuestra amiga”.
Relata que la supuesta reportera “siempre estaba diciendo que quería documentar todo lo que hacíamos para hacer un documental, pero nunca nos dimos a la tarea de (ver) si había sacado una nota, la verdad”. La “periodista” les pedía copias de denuncias, cartas y amparos para sus presuntas notas.
Óscar Kabata, víctima de tortura.
Señala que Mía Rodríguez tenía un Twitter (X) “donde subía dos plantones o dos tipos de víctimas. O sea, en el Twitter los hacía ver como plantones, era un plantón de las víctimas de Ayotzinapa y era el mío, entonces como que ella iba a las dos partes, porque cuando yo publiqué en Twitter lo del espionaje, de hecho el Twitter del otro plantón etiquetó a una persona y dijo “mira, lo que nos estaban haciendo”, pero la verdad que nunca, no he entablado comunicación con ellos”.
Después del plantón, en 2021, Mía empezó a estrechar relaciones con ellos: “Nosotros estábamos, estamos, tan dolidos y todo y llega se nos acerca una persona y se empieza a interesar más allá del plantón y de lo de la entrevista. Y le dimos cabida”.
“Cumplía años yo y me compraba pastel. A las otras víctimas, las que llegaron al plantón, por cierto, aquí está una de ellas, también se interesaba mucho en ella y en sus hijas”.
“Me siento mal al decirlo, pero ella también me tiraba la onda y yo siempre decía, estamos en plantón, mi objetivo es sacar mi tema adelante, no sé por qué ella, la verdad, a veces dura uno, dos o hasta tres días y no me ha insistido”, explica Kabata.
Sin embargo, la mentira empezó a desmoronarse: “Empezamos a notar ciertas cosas extrañas en ella, como una vez que fuimos a la Cámara de Diputados, que al momento de entregarnos nuestras credenciales ya a la salida, ella estaba como desesperada cachando su credencial y entonces una guardia le dice Paola y ella se la arranca, casi”.
El otro foco rojo se encendió: “Ella nos hizo una transferencia, no recuerdo por qué, por X o Y (...) después, nos pusimos en manifestación en la CNDH y ella nos mandó un mensaje, nos pone: Oigan, qué onda, en qué les ayudo, qué les llevo y le dijimos que ropa, porque nosotros hacíamos un muñeco y lo colgábamos (en la manifestación)”.
Ese día Mía les llevó mucha ropa: “Dentro de las cosas había mucha ropa nueva, se nos hizo extraño, entonces, antes de echarla a perder (...) esculcamos las bolsas. Y en una de un pantalón, le sacamos una fotografía de ella vestida de militar y con el apellido a la izquierda donde decía ****** (un apellido diferente al que les había compartido), entonces, nos sacamos de onda”.
Las indagatorias continuaron cuando la familia fue al banco: “Por lo de la transferencia”. Una de las activistas (una madre que busca justicia por el feminicidio de su hija), que en ese momento acompañaba a los Kabata, revisó la transferencia.
“Y nos dimos cuenta que su nombre era Londy Paola *********; el banco emisor era Banjercito (Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada)”, agrega Kabata.
Los Kabata descubrieron que Londy Paola aparecía como militar en notas, videos y entrevistas en diferentes medios del país, incluyendo el medio estatal Notimex. Durante un desfile de la Sedena en septiembre de 2017, ella es entrevistada por la agencia de noticias gubernamental, vestida con un casco y con uniforme militar (presentada como soldado auxiliar oficinista). “Me fascina porque es mi primer desfile, es la primera vez que estoy aquí participando y es un orgullo para mí estar aquí”, apunta en su uniforme verde mientras sostiene un arma.
Finalmente, la familia confrontó a través de mensajes de WhatsApp a Londy Paola, cuestionándola con la foto en la que aparece vestida de militar. La presunta militar bloqueó a los Kabata, cortando todo contacto con ellos.
¿DÓNDE ESTÁ LONDY PAOLA?
Una vez descubierta, Londy Paola desapareció de la vida de los Kabata, por lo que quedó la duda de su paradero, ¿qué había sido de ella, la presunta espía del ejército que infiltró la lucha de los Kabata?
Había pocas pistas desde ese episodio en el ingreso a esa nebulosa de posibilidades para esconderse: los miles de domicilios particulares, calles e incluso bases del ejército que existen en la República Mexicana. De todo ese país, tan enorme y vasto, ¿dónde podría esconderse una militar?
EMEEQUIS optó por una estrategia de contraespionaje: contratar a investigadores privados para encontrar el domicilio de Londy Paola y su lugar de trabajo. El único objetivo: una foto de ella en un lugar público, para no entrometer datos personales, saliendo de una base militar o de alguna actividad que la comprometiera como parte del ejército mexicano.
La información con la que se contaba eran las fotos y videos de ella que el equipo de EMEEQUIS había obtenido gracias a archivos, revisiones periodísticas, y otras facilitadas por la víctima. Londy Paola vestida de militar, en postura recta, mirando a la cámara; o ella en un plantón o en una protesta junto a los activistas, vestida como civil. También había imágenes de ella sosteniendo un arma larga, con el casco sujeto a la cabeza y una sonrisa en los labios.
En primera instancia, se tenía información de que la soldado vivía en la colonia Lázaro Cárdenas, en Naucalpan, Estado de México.
Se sabía que ella había estado adscrita al Hotel Ejército y Fuerza Aérea. Los investigadores privados vigilaron el complejo y consiguieron información de otros tres domicilios en los que había vivido este elemento de la Sedena: en Naucalpan, Xochimilco y en el estado de Chiapas.
Este equipo estableció un protocolo de observación e indagación y obtuvo información de que el cargo de Londy Paola era soldado oficinista auxiliar.
EMEEQUIS encontró que Londy Paola fue reasignada por la Sedena a la ciudad de Puebla en el área centro. “Incluso le dieron un departamento en dicha Ciudad”, comentó una de las fuentes consultadas.
EMEEQUIS obtuvo fotografías del complejo militar, el cual tenía varias entradas. Se trata de una unidad habitacional conectada con toda la zona militar.
A través de contactos en la Sedena, que buscaron documentos que acreditaran la identidad militar de Londy Paola, EMEEQUIS encontró que la soldado aún estaba “activa”, pero que ahora vivía en Tlaxcala, como luego lo confirmó la propia Sedena a través de información entregada a la FGR, a la que este equipo de periodistas tuvo acceso.
En resumen, en poco tiempo, el ejército reasignó a Londy Paola a diferentes estados de la República: de la Ciudad de México al Estado de México; del Estado de México a Puebla; y de Puebla a Tlaxcala. La pregunta prevalece con sospecha: ¿por qué? ¿Estaba huyendo de algo?
SEDENA ADMITE QUE LONDY PAOLA ES MILITAR
El 8 de septiembre de 2023, la Fiscalía General de la República, a cargo de Alejandro Gertz Manero, entregó a la oficina de Ernestina Godoy, fiscal de la Ciudad de México, un “Oficio de incompetencia por materia (fuero común)” en el que se señala que la FGR tenía que declinar el hacer la investigación sobre el caso Kabata porque, “al pertenecer al fuero común”, era asunto de la Ciudad de México.
“Yo interpuse una denuncia en la FGR, primero interpuse una queja en la CNDH, queja que me cerraron; después interpuse una denuncia en la FGR, denuncia que también me cerraron, ya que ellos aceptan que sí es parte de las Fuerzas Armadas, pero que como está destacamentada en Tlaxcala y no en la Ciudad de México, no pudo haberme espiado, o sea, una tontería total, porque no tiene nada qué ver”, señala Óscar Kabata al explicar la información que aparece en el documento.
El documento detalla que con fecha de nacimiento 02 de septiembre de 1991: “Se localizó información de Cabo Auxiliar Oficinista Londy Paola (*********, causó alta en el Cuartel general de la 23/a. Zona Militar (Panotla, Tlax), última situación registrada, fecha de nacimiento 12 de julio de 1992.” La Fiscalía también justificó que “no se le atribuye ningún hecho delictuoso, relacionado con motivo de su cargo, comisión o empleo”. (Las letras sombreadas fueron añadidas por la propia fiscalía).
Seguida a esta información, se refiere de manera explícita la relación que existe entre Londy y el ejército mexicano. La Secretaría de la Defensa Nacional amplía su explicación:
“Lo que sí es cierto, es que la Secretaría de la Defensa Nacional informó que las antes citadas son elementos del Ejército Mexicano, y que tienen cargos distintos a lo señalado por el denunciante”.
El documento además afirma que para ostentarse como reportera “no se necesita título”.
En resumen, la Sedena admitió que la persona que se hizo pasar por reportera, Londy Paola, forma parte del ejército mexicano.
Óscar Kabata explica: la FGR “prácticamente me dice que no, que es un asunto entre particulares y cerró mi denuncia, la mandó a la Fiscalía de la Ciudad de México por un asunto entre particulares, quitándole la importancia de qué es lo que hace una elemento militar con víctimas de militares, preguntándonos santo y seña, porque desgraciadamente, ella sabe, y si ya lo sabían, ella sabe absolutamente todo sobre nosotros: direcciones, denuncias, nombres, celulares, todo sabe ella y de mi compañera, la víctima, también”.
Para él, la FGR “está muy despreocupada porque después de ocho años, me quitó las escoltas, alegando que no estoy en peligro, que no pasa nada, que todo está bien, sin darle importancia a que ahorita las personas, la secretaría con más poder en todo el país, con más poder, son las Fuerzas Armadas”.
Tras requerimientos vía Transparencia y Acceso a la Información, la Sedena, que ha proporcionado datos de carrera militar de personajes como Arturo Guzmán Decena, “Z1”; Heriberto Lazcano Lazcano, “Z3”, y el resto de fundadores del cártel de Los Zetas, clasificó como confidencial “cualquier pronunciamiento” que pudiera emitirse respecto a Londy Paola por “tiempo indefinido”.
Un comité presidido por el general de brigada Gabriel García Rincón sostuvo que el ingreso a las fuerzas armadas, los encargos públicos, las percepciones económicas recibidas, su asignación actual, entre otros, “se refieren a la vida privada” de Londy Paola, quien falsamente se hizo pasar como reportera para indagar en la vida de los Kabata y en el movimiento de activistas para exigir justicia por abusos del ejército. Este criterio no lo tuvo la Sedena al proporcionar, además de matrícula, ascensos y formación militar del Lazca, del Z1 y del resto de ex miembros a quienes corresponde a la alineación inicial del primer cártel híbrido entre grupo paramilitar y grupo del crimen organizado.
No obstante, la Dirección General de Personal del ejército, al defender los datos de la falsa periodista, confirmó igualmente su identidad como militar.
En 2020, la CNDH realizó una recomendación a Gertz Manero, César Augusto Peniche Espejel, fiscal general del estado de Chihuahua (donde ocurrió la tortura que sufrió Kabata) y el general de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval, en la que se exhortaba a investigar los crímenes cometidos contra los Kabata, sin que hasta el momento se les haya dado resolución. Lo que sí ocurrió fue un seguimiento de activistas por parte de un elemento del ejército, pese a las promesas de cero espionaje lanzadas desde Palacio Nacional por Andrés Manuel López Obrador.
Fuente.-@Sandra_Romandia
@Ciudadelblues
@axelchl
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