En la nueva administración de Michoacán se hacen una y otra vez la misma pregunta: ¿dónde están los millones de pesos presuntamente desviados en el gobierno de Silvano Aureoles y que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no puede encontrar?
MAGOS QUE DESAPARECEN DINERO PUBLICO:
Se trata de 43 millones 998 mil 706 pesos —y 64 centavos— que no cuadran en la cuentas del sexenio perredista, principalmente en los libros contables del Sistema DIF Michoacán.
El más reciente reporte de la ASF sobre la fiscalización a la Cuenta Pública 2020 apunta a que hay “errores” en el gobierno estatal anterior que hacen creer a los auditores que había un modus operandi muy ensayado para desaparecer millones de pesos del Fondo de Aportaciones Múltiples, una presupuesto que otorga el gobierno federal a las entidades para que realicen obras enfocadas en la educación.
La hipótesis es que el gobierno michoacano firmaba contratos millonarios para supuestamente crear infraestructura nueva dedicada a estudiantes de bajos recursos —como aulas, laboratorios, canchas para hacer deporte— pero a los pocos días se firmaban “convenios modificatorios” para alterar las obras entregadas.
Así, el gobierno de Silvano Aureoles podía presentar ante el gobierno federal contratos donde presuntamente había hecho un uso correcto del Fondo de Aportaciones Múltiples y esconder los anexos en los que se modificaban las obras por construcciones más pequeñas o baratas.
“Por ejemplo, un lunes firmaba un contrato por 10 millones de pesos por la construcción de un auditorio escolar para 200 alumnos y el viernes se hacía un convenio modificatorio para que, en vez de capacidad de 200, quedara en 50 personas y con materiales más baratos.
“El gobierno anterior presumía la obra con el contrato original, archivaba el convenio y se quedaban el dinero que sobraba. Lo que iba a costar 10 millones ahora costaba 3 millones y los 7 sobrantes… pues… ¡a la bolsa!”, contó una fuente a EMEEQUIS que forma parte del nuevo gobierno michoacano a cargo del morenista Alfredo Ramírez Bedolla.
MOCHES EDUCADOS
Las principales sospechas en la nueva administración es que el dinero terminó en las cuentas privadas del exgobernador Silvano Aureoles a través de un complejo sistema de obras fantasma, empresas fachadas y lavadores de dinero enquistados en instituciones de educación pública del estado.
El socavón financiero, cuentan a esta revista digital, se creó a partir de obras que tenían como objetivo hacer brillar al perredista Silvano Aureoles, quien soñaba con convertirse en el principal político opositor al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esas obras se daban en adjudicación directa o licitación a empresarios constructores consentidos del gobierno anterior, que ya sabían que debían modificar sus planes originales de trabajo para que quedara algún sobrante del presupuesto. En poco tiempo terminaban la obra y el gobernador posaba para las cámaras poniendo a su administración como ejemplo de trabajo eficaz en favor de la educación.
La pinza la cerraban funcionarios estatales en preparatorias y universidades públicas, quienes aceptaban las obras más austeras, más pequeñas o menos vistosas sin chistar porque habían resultado demasiado caras para lo entregado. Esos servidores públicos —creen en la administración actual— cobraban un “moche” para hacerse de la vista gorda.
En la Secretaría de Educación local, por ejemplo, ya tienen detectadas una serie de irregularidades en la adecuación de infraestructura en planteles de Morelia, Pátzcuaro, Uruapan y Zamora, cuya evidencia ya forma parte de un expediente que pronto se presentaría ante la fiscalía local contra quienes resulten responsables de delitos contra las finanzas públicas.
LA SIMULACIÓN DE LAS CAMAS
Pero la ASF no encontró sólo irregularidades en el Fondo de Aportaciones Múltiples en tiempos de Silvano Aureoles. Las cuentas tampoco salen en los reportes del Fondo Metropolitano y de las otras participaciones federales.
Está pendiente, por ejemplo, que se ubique el paradero de 2 millones 815 mil pesos por pagos indebidos en la Construcción del Distribuidor Vial Acueducto en la capital del estado, Morelia.
Y los auditores y funcionarios públicos actuales tampoco saben dónde terminaron unos 10 millones de pesos que entregó el gobierno federal al michoacano para equipar hospitales, clínicas y centros de salud durante la pandemia.
El nuevo secretario de Salud de Michoacán, Elías Ibarra Torres, tiene un concepto para ese faltante: “la simulación de las camas”, pues los millones que se depositaron en las cuentas del gobierno del estado se habrían usado para comprar solo unas cuantas camas de hospital con sus respectivos insumos y el resto está desaparecido.
Esas poquitas camas de hospital, asegura el hoy funcionario, se movían de un hospital a otro para aparentar que estaban equipados con objetos nuevos. En cuanto las cámaras de televisión se apagaban, las camas de hospital eran sacadas de las instalaciones y colocadas en una bodega del gobierno para usarse cuando se necesitara montar otro escenario para los eventos de Silvano Aureoles.
“Hay millones y millones que no aparecen. Como si se los hubiera tragado la tierra”, dice la fuente. “En todos lados falta dinero, chingadamadre. En educación, en salud, en seguridad, en construcciones… ¿en qué cuenta off shore está ese dinero?”.
LA AMIGA DE SILVANO
Los ASF cree tener en la mira a una de las presuntas responsables del desfalco a Michoacán: Rocío Beamonte, muy cercana al exgobernador Silvano Aureoles durante los últimos 25 años.
En el 2000, por ejemplo, dirigió la oficina de enlace legislativo del entonces diputado Silvano Aureoles y siete años después repitió el puesto, pero con el perredista como senador de la República. Hicieron tanta amistad que cuando su jefe ganó la gubernatura, ella ascendió a titular del DIF Michoacán.
Fue durante su gestión que la ASF encontró la mayoría de los millones de pesos “perdidos”, sin que, hasta el momento, sepan cómo Rocío Beamonte puede explicar los faltantes.
Hay un problema a la hora de tratar de encontrar ese dinero: la amiga de Silvano Aureoles hoy tiene fuero, pues a principio de este este año logró —con ayuda de su influyente compañero— colarse a la posición uno en la lista a diputados plurinominales perredistas para llegar al Congreso local.
Esa posición aseguraba que, incluso si perdía estrepitosamente el PRD en Michoacán, Rocío Beamonte tendría fuero. Y así sucedió: en las pasadas elecciones se cubrió con blindaje especial que dificultan una investigación en su contra.
Hoy Rocío Beamonte ya forma parte de la bancada local del Partido Encuentro Social, pero no ha dejado de ser amiga de Silvano Aureoles, a quien no se le ha visto por ningún lado desde que dejó el poder.
Si alguien sabe el paradero del exgobernador perredista, háganle un favor a los investigadores de la ASF y pregúntenle por el socavón financiero que dejó en Michoacán y si sabe dónde quedaron los millones perdidos en su administración.
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