¿Qué tienen en común las carreras de caballos, las casas de cambio, la compraventa de oro y la música en vivo?
Los cuatro han sido los negocios predilectos por el crimen organizado en México para ingresar dinero proveniente de actividades ilícitas al sistema financiero legal. En otras palabras: para lavar dinero.
Existe una razón por la cual, históricamente, algunas organizaciones criminales en México se han denominado a sí mismas como ‘La Empresa’.
Y es que, aunque lo suyo es el mercado negro, no deja de ser un mercado. Y éstas, aunque son organizaciones comerciales que operan mayormente fuera del marco legal, no dejan de operar bajo una lógica comercial.
Con esta lógica, y luego de una rigurosa investigación académica, es que la politóloga Cecilia Farfán-Méndez logró identificar los factores que determinan por qué una organización criminal en México lava dinero de una manera o de otra.
“O sea, la estructura de alguna manera determina qué tan dispuestos están a aceptar diferentes niveles de riesgo. Y entonces, esa digamos, tolerancia o aversión al riesgo va a determinar cómo lavan el dinero”, explicó la académica, en entrevista con Código Magenta.
Una revisión exhaustiva de los casos judiciales de varios líderes criminales mexicanos detenidos en Estados Unidos, le permitió a la investigadora de la Universidad de California en San Diego y del Instituto Tecnológico Autónomo de México, determinar que las organizaciones con una operación comercial jerárquica invierten más en la formación de su capital humano. Y es precisamente esa inversión la que los hace menos tolerantes al riesgo.
Dos claros ejemplos que la investigadora pudo identificar fueron los negocios de compraventa de oro del Cártel de Sinaloa y las casas de cambio, empeño y restaurantes, del Cártel de los Arellano Félix. Ambos métodos de lavado de dinero son considerados de bajo riesgo.
“Lo que vemos son métodos que tienden a ser mucho más sofisticados, donde es mucho más difícil rastrear que ese dinero es de procedencia ilícita. Y sobre todo son métodos de muy largo aliento. Es decir, no están queriendo lavar el dinero para utilizarlo mañana”, aclaró Farfán-Méndez.
En contraste, señala, aquellas organizaciones con estructura de redes, suelen ser menos cuidadosas, por lo que escogen otros métodos.
“Efectivamente, en estas redes, donde no hay esa inversión en capital humano en el mismo grado, y si hay una necesidad o un interés de lavar dinero de forma más rápida, sí hay como esa disposición a perder como esas personas que están involucradas con esa parte de la operación en estos grupos criminales”, dijo la investigadora.
Los Zetas, con sus gastos multimillonarios en carreras de caballos, y la Familia Michoacana, con todo un esquema de lavado basado en la contratación de eventos musicales, son el otro ejemplo.
Para la politóloga, estos hallazgos permiten entender mejor cómo las organizaciones mafiosas en el país deciden lavar sus ganancias ilícitas.
Esto, a su vez, podría contribuir a mejorar el diseño de políticas públicas que busquen debilitar a los grandes cárteles de una manera más efectiva y menos violenta.
“Claramente esta estrategia punitiva de mano dura no ha dado los resultados esperados. No hay hoy menos crimen en México de lo que teníamos en algún tiempo”, observó.
“Me parece que en la medida en que puedes debilitar estas organizaciones justamente porque se les quita la habilidad de seguir generando negocios, es una medida por un lado que puede ser más efectiva, pero también que genera menos violencia”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: