jueves, 27 de mayo de 2021

LOS "YUNES y las VUELTAS de la VIDA": DEL "PINCHE VIEJO GUANGO que YA es PRESIDENTE a PEDIR CLEMENCIA"...la vida da volteretas y el que se marea pierde...y gacho.



Pocos políticos en México han actuado en su desempeño público con tanta soberbia y prepotencia como Miguel Ángel Yunes Linares. El exgobernador de Veracruz se hizo durante años una fama de político duro, áspero y temible; lo mismo se veía involucrado en temas como la fuga del “Chapo” Guzmán del Penal de Puente Grande, en enero de 2001, cuando fungía como director general de Prevención y Readaptación Social de la Segob, que aparecía su nombre en el libro de Lydia Cacho “Los Demonios del Edén”, sobre la red pederasta de Succar Kuri en Cancún o amenazaba a periodistas que criticaban su labor pública. 

En la política Yunes también acumuló rencores y enemistadas bien ganadas: fue el encargado de meter en 1994 a la cárcel de Pacho Viejo al exgobernador Dante Delgado, por consigna política de su jefe Patricio Chirinos, y también fue señalado de un intento de secuestro contra el exprocurador Ignacio Morales Lechuga, cuando este fue candidato al gobierno de Veracruz en 1998.

Su estilo pendenciero y soberbio se acrecentó cuando fue gobernador de Veracruz de 2016 a 2018. La minigubernatura de dos años no evitó que Yunes Linares se enfrascara en toda clase de pleitos y polémicas con sus adversarios, y mientras perseguía desesperado a su antecesor Javier Duarte, al que nunca pudo detener porque se le adelantó el gobierno de Peña Nieto, en 2017 el entonces mandatario veracruzano se topó con un nuevo enemigo al que acusó públicamente de haber recibido dinero de Duarte y de que el exgobernador preso y acusado de corrupción había financiado su movimiento político. Ese enemigo era Andrés Manuel López Obrador, entonces dirigente nacional de Morena y eterno aspirante a la Presidencia de la República.

En febrero de aquel 2017 Yunes abrió una confrontación verbal con López Obrador que comenzó con la acusación de que el tabasqueño tenía tratos con Javier Duarte y que éste había financiado a Morena con el dinero del erario veracruzano. La respuesta de Andrés Manuel, que en esos meses visitaba con frecuencia Veracruz para promover su movimiento, fue inmediata: “Si el señor Yunes puede probar que yo recibí dinero de Duarte, me retiro de la política, pero si por el contrario él no puede probarlo, que renuncie a su encargo”, dijo López Obrador, quien había iniciado el duelo verbal cuando criticó que el senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del gobernador de Veracruz, intentara ser candidato al mismo cargo para suceder a su padre. Yunes montó en cólera y subió un video donde dijo que el político tabasqueño estaba preocupado por el hallazgo de una bodega donde Duarte guardaba información y de que ahí salieran pruebas de que el exgobernador financiaba con dinero al movimiento lopezobradorista.

En esa guerra de videos, hubo uno en donde, fiel a su estilo, Yunes Linares perdió la compostura y llamó “loco” a López Obrador, al que retaba a debatir en la plaza pública de Xalapa: “Hace dos días llegó a Veracruz el loco López Obrador. Nuevamente su discurso se circunscribe a agredirme, a ofenderme y a ofender a mi familia… este loco, vividor del sistema, solo sabe agraviar y destruir, pero conmigo se va a topar con pared, hoy no tengo tiempo, yo no soy un vividor como él, que se dedica solamente a andar por los pueblos, a decir mentiras y a agraviar a todo el mundo. Mañana voy a acreditar que es un mentiroso y voy a exigir que debata conmigo; el domingo le voy a demostrar en la Plaza Lerdo, de Xalapa, que Duarte lo mantenía, que le daba dinero a él y a sus achichincles para sus campañas, y le voy a demostrar que es un corrupto, que tiene prestanombres y que tiene ranchos en Chiapas y en Tabasco. No le saques loco, nos vemos el domingo en la plaza en Xalapa”.

Y para rematar, unos meses después, cuando estaba en campaña por la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Márquez, revivió la guerra contra el ya entonces candidato presidencial López Obrador: “Hace unos días vino ese viejo guango que le dicen el Pejelagarto. Y a mí me dio mucha risa que de repente decían que Xalapa ya era de Morena y que iba a ganar el Peje. A ese charlatán, a ese viejo mentiroso que le dicen el Peje, a ese viejo guango que dice que no miente, que no roba y no traiciona, cree que este país se va a gobernar con charlatanerías y con mentiras, está totalmente equivocado”, decía el hijo de Yunes en un mitin en Xalapa.

Justo por esos días de la guerra entre López Obrador y los Yunes, el 24 de abril de 2017, se filtró un video en el que Eva Cadena, diputada local de Morena y candidata a presidenta municipal de Las Choapas, recibía dinero de un sujeto que le insistía en la grabación que eran recursos “para la campaña del licenciado López Obrador”. El tabasqueño denunciaría después que se trató de un montaje y acusaría al gobernador Yunes de haber grabado ese video con la intención de atacarlo a él.

Hoy, con López Obrador ya en la Presidencia, hay al menos dos denuncias de la UIF que acusan a Yunes Linares de enriquecimiento ilícito y de operaciones con recursos de procedencia ilícita, además de una denuncia, confirmada el pasado 19 de abril por la Fiscalía General de la República, en contra del exgobernador de Veracruz, a quien se acusa de desvíos de recursos y corrupción durante su paso por el ISSSTE en el gobierno de Felipe Calderón. Con esas tres denuncias a nivel federal contra Yunes Linares y otras dos denuncias locales recientemente interpuesta por el partido Morena en Veracruz en contra de los hermanos Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez, a los que acusan de falsificación de documentos, abuso de autoridad, tráfico de influencias y coalición de servidores públicos —por pretender que Fernando le herede la alcaldía de Veracruz a Miguel Ángel con constancias de residencia falsificados— la guerra de los Yunes contra López Obrador ha revivido, pero en condiciones muy distintas para el exgobernador y sus dos hijos.

Y es que tras los fallos del Tribunal Electoral local de Veracruz, que le anuló la candidatura a Miguel Ángel Yunes Márquez, por irregularidades en su constancia de residencia, en un fallo que justo ayer fue ratificado por los magistrados de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el golpe a la familia Yunes sonó claramente a una advertencia de lo que vendría ya no sólo para sus hijos, sino para el exgobernador cuyos expedientes en la FGR están por ser judicializados, de acuerdo con fuentes cercanas de la Fiscalía.

Ante ese panorama, con 68 años y con una enfermedad que se le ha complicado, Miguel Ángel Yunes Linares hizo a un lado su soberbia y hace una semana mandó a un político, amigo suyo, como mensajero a Palacio Nacional, y le pidió que le transmitiera “al presidente López Obrador” el siguiente mensaje: “Que tenga clemencia y piedad. Que yo estoy enfermo, que si van contra mí yo puedo responder y dar la cara, pero que a mi familia la respete y no les haga daño”. La petición de clemencia fue transmitida a pie de juntillas por el político del sureste que aceptó fungir de mediador para Yunes, pero la respuesta que dicen que le dieron al mensajero en Palacio Nacional fue contundente: “Dígale que sólo se va a aplicar la ley y que, si él o sus hijos violaron la ley, tendrán que enfrentar las consecuencias y responder ante las autoridades correspondientes”.

Ayer los magistrados federales del Tribunal electoral le reiteraron la cancelación del registro como candidato a Miguel Ángel Yunes Márquez, que buscaba suceder a su hermano en la alcaldía de Veracruz por la alianza PRI-PAN-PRD. Y sin duda, ese es un aviso claramente dirigido a Yunes padre sobre lo que puede venir para el otrora soberbio gobernador y sus hijos que llamaban “loco, corrupto, mentiroso y viejo guango” al ahora presidente y que hoy piden “clemencia”. Las vueltas que da la vida golpean por igual a los mortales, que a los que se sienten intocables.

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