Soy médico residente del área de terapia intensiva, en un hospital privado en la Colonia Roma, de la Ciudad de México.
Cuando empezamos a ver las noticias con esto del sistema de vigilancia epidemiológica nos pareció muy lejano que el virus (Covid-19) llegara acá, Pero finalmente así fue. Nuestro primer caso fue un paciente que había estado en el Aeropuerto Internacional de El Dorado, en Colombia, después viajó a Cancún y de ahí se vino para acá (a la CDMX) y empezó a desarrollar los síntomas.
Al principio no sabíamos muy bien cómo tratar esta situación, sobre todo en cuanto al equipo de seguridad personal, porque empezaron a surgir muchas discrepancias. Por ejemplo, en la unidad de vigilancia epidemiológica nos decían que teníamos que utilizar cierto material, otras autoridades nos decían que no. A las 10 de la mañana se llegaba al acuerdo de que todos los pacientes tenían que estar en confinamiento, pero después se decía que no se tenían que hacer esas cosas. Hemos tenido que aprender sobre la marcha todas las medidas de contención para con los pacientes.
Me ha llamado mucho la atención el manejo de los pacientes con sus familiares, lo traigo a colación por lo que paso hace unos días en Ecatepec, porque los pacientes, cuando ya están ingresados a la unidad terapia intensiva, ya no pueden tener contacto con sus familiares.
Tuvimos un caso de un paciente que evolucionó mal y al final de cuentas como era una persona mayor firmaron un RCP3, que es un documento en el que ya no se hacen maniobras si cae en paro o en alguna situación así. Me llamó mucho la atención, y es algo que no me había pasado, que el paciente prácticamente murió solo.
Su familia no pudo estar con él en sus últimas horas de vida.
Una vez que él falleció tenía que pasar por todo un protocolo en el cual el cadáver debe ser puesto en bolsas para evitar otros contagios. Recuerdo que los familiares nos pedían poder entrar a verlo o corroborar que realmente era su familiar. Pero es algo muy complicado porque ya una vez que el paciente muere, su cuerpo se transforma en un reservorio del virus, y es muy difícil lidiar o hacerles entender a sus familiares que la verdad ya no lo pueden volver a ver. Me pongo en su lugar y pienso que la verdad, si fuera uno de mis familiares, a mí también me gustaría verlo, pero en esta situación de pandemia es algo que no podemos hacer. En mi área hemos tenido que lidiar también con la falta de insumos. También, en cuanto a los tratamientos, no hay hasta ahora uno efectivo frente al virus, y lo que hacemos es dar un tratamiento de sostén y ver cómo evoluciona. La mayoría no evolucionan bien, les va mal, pero estamos haciendo lo que se puede.
❝Es muy difícil lidiar o hacerles entender a sus familiares que ya no lo pueden volver a ver”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: