Los próximos pantalones color caqui que Luis Miranda Nava tenga que usar, tal vez no sean para jugar golf en un exclusivo campo, como solía hacerlo junto a su amigo de la adolescencia, Enrique Peña Nieto.
Tras revelarse que la Unidad de Inteligencia Financiera está investigando sus cuentas bancarias, el actual diputado federal por el PRI y exsecretario de Desarrollo Social estaría más cerca de ponerse los pantalones color beige claro si llegara a ser enviado a prisión, que de volver a los días de gloria en los que fue uno de los operadores de más confianza del expresidente de la República.
Y es que Miranda se ha convertido en el próximo objetivo de la Presidencia de la República en su publicitada lucha contra la corrupción. Y el político mexiquense, digno representante de la última generación del Grupo Atlacomulco, no es cualquier objetivo, sino uno que se vuelve estratégico por dos razones: la primera por su conocida cercanía afectiva pero también de negocios con el expresidente Peña Nieto; y la segunda, porque en medio de la pandemia del coronavirus y de los estragos que causará en la salud, la economía y la vida de los mexicanos, el presidente López Obrador necesitará “sangre fresca” para entretener a una sociedad cansada y desesperada, y de un peñista encumbrado para llevar a la piedra de los sacrificios de la corrupción.
No fue casualidad que, tras la repentina muerte de Gerardo Ruiz Esparza —que era el siguiente peñista en la lista de acusados— las investigaciones financieras en contra de Luis Miranda se hayan acelerado y, aunque ya le escudriñaban desde hace tiempo, finalmente se haya hecho pública la indagatoria en su contra por parte del director de la UIF, Santiago Nieto, quien informó que a Miranda se le investiga no sólo por temas de corrupción, sino también para evitar la impunidad: “No se trata de que vayan ante los tribunales y que resuelvan lo que sea; no se trata de mandar a altos funcionarios del gobierno anterior por mandarlos a la cárcel, sino porque cumplan las que hicieron”, dijo el funcionario de Hacienda.
Una de las principales acusaciones que se le investigan a Miranda y que le están documentando con sus movimientos financieros de los últimos años, tiene que ver con el fallido Nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco (NAIM), cancelado por el presidente López Obrador. Fuentes bien informadas sobre la indagatoria aseguran que Miranda sería uno de los más beneficiados con la construcción porque, utilizando distintos prestanombres, se había convertido en el propietario de la mayoría de los terrenos aledaños al NAIM, donde la administración peñista había proyectado la construcción de un “Hub” aeroportuario en el que se desarrollarían servicios urbanos, hotelería, centros comerciales, servicios de logística y tecnología; toda una “ciudad del futuro” cuyo proceso de construcción, urbanización y desarrollo estaba proyectado para los próximos 50 o 100 años.
Conocedor de primera mano del proyecto “Aerotrópolis”, cuya inversión total se estimaba en cientos de millones de dólares —unas 30 veces más del costo total que tendría el NAIM— Miranda Nava aprovechó su condición de integrante del gabinete y amigo cercanísimo del presidente Peña, para acceder a información privilegiada y anticipada sobre el proyecto del aeropuerto y su ubicación final.
Y supo que al menos 4 mil 134 hectáreas de terrenos que entonces tenían poco valor en los municipios de Atenco y Texcoco, se convertirían en un futuro cercano, en una zona de alto valor inmobiliario por la construcción del nuevo aeropuerto y el proyecto que el grupo político mexiquense veía como su “seguro de vida” a futuro una vez terminado el sexenio peñista y con beneficios por varios sexenios más.
Según las fuentes consultadas, Miranda fue de los políticos mexiquenses que más extensiones de terreno compraron en los alrededores del NAIM, pensando en el negocio que harían a futuro. Como muchos otros políticos y empresarios de su estado, fueron cuidadosos a la hora de comprar y escriturar a través de prestanombres, pero dejaron huellas en los movimientos financieros que realizaron por esas fechas y eso es una parte central de lo que investiga y documenta la Unidad de Inteligencia Financiera en contra del actual diputado federal.
El extitular de Sedesol y exsubsecretario de Gobernación sería además una pieza clave en la intención del gobierno federal para llegar a investigar y acusar por corrupción al ex presidente Peña Nieto. De hecho, aunque el presidente López Obrador salió a negarlo y el propio Santiago Nieto lo desmintió, la investigación contra Peña y su familia sí fue ordenada por la Secretaría de la Función Pública con una petición oficial a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, tal y como lo publicó EL UNIVERSAL. Pero ocurrió que la secretaria Irma Eréndira Sandoval se adelantó y cometió el error de hacerlo público, algo que no gustó ni en la Secretaría de Hacienda ni en Palacio Nacional, donde tuvieron que negarlo por temor a que se viera afectado el “debido proceso”.
Así que, aunque por el momento tiene la protección del fuero legislativo, luego de que en diciembre el Senado entrampara la aprobación de la iniciativa de ley para eliminarlo, al diputado priista eso no le garantiza nada, ante la mayoría aplastante de Morena que podría desaforarlo en un santiamén si se lo llegara a solicitar la Fiscalía General de la República en caso de que exista ya una investigación penal.
Por lo pronto, apasionado del Golf, que solía jugar los fines de semana acompañando a Peña Nieto, Miranda solía decir sobre el expresidente que “los amigos son para siempre” y que él era mejor jugador que Peña y que casi siempre le ganaba. “No somos buenos, somos malos, pero entre los dos, yo creo que le gano”. Y, sí, lo más seguro es que en la partida por ver quién cae primero por las investigaciones de corrupción del gobierno lopezobradorista, Miranda vuelva a ganarle a su exjefe y amigo, al ser el primero que, si así lo deciden los jueces, tenga que ponerse los otros pantalones caqui.
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