En el lejano municipio de Hunucmá, muy cerca de las playas yucatecas de Sisal, Grupo Modelo instaló hace tres años una planta de fabricación de cerveza para surtir el mercado nacional y de exportación.
La noticia no fue positiva solamente para la gente de esta población que recibió a partir de ésta, empleos e inversiones de la industria alimenticia que sumaron unos mil millones de dólares en cuestión de tres años.
También creció el ganado bovino de la península, cuyos dueños encontraron una fuente de alimento rica en nutrientes para la producción de leche de vaca: el bagazo de la cebada que la cervecera, un desecho de hasta hace unos días entregaba al público por toneladas, diariamente. Ya no más, de acuerdo con lo que me reportan productores.
Un reto similar enfrentan ganaderos de otras partes de la república que ante un mandato de la Secretaría de Salud federal de interrumpir actividades no esenciales de la economía, encaran la reducción de operaciones de cerveceras que fungían como sus proveedoras. La cadena de suministro del sector ganadero cruje.
Este problema se suma al encarecimiento de alimentos para animales como el maíz y la soya importados que, al pagarse en dólares, mostraron un encarecimiento de 25 por ciento en cuestión de dos meses.
En un funcionamiento típico de la economía, eso podría resolverse con un alza de precios de la carne o la leche que compensara los costos, pero ante la amenaza del coronavirus, la economía se detiene al punto de que puede afectar el gasto de la gente en comida. Particularmente, en proteínas como la carne.
Eso sumado al cierre masivo de restaurantes y hoteles, hace que la demanda de carne hoy sea sumamente baja.
Con lo anterior, el riesgo para los productores está en perder su ganado, por lo que bajan sus precios a fin de darle salida. El negocio peligra.
La semana pasada, la Secretaría de Agricultura (Sader) permitió una moderada reactivación de la producción cervecera del país, incluso Grupo Modelo, propiedad del gigante AB Inbev, comenzó a resurtir las tiendas Oxxo, de Grupo FEMSA, en los lugares en los que estas dos empresas trabajan en conjunto.
Posteriormente, la Secretaría de Salud detuvo ese permiso.
El argumento inicial de la Secretaría de Agricultura se basó en la necesidad de salvar la producción agrícola vinculada con la producción de cerveza.
Son unos 5 mil agricultores de cebada que reciben en promedio aproximadamente unos 600 mil pesos al año, cada uno de ellos, que reparten entre trabajadores y sus familias.
De acuerdo con esta dependencia gubernamental, el 90 por ciento de este grano requerido en el país por la industria de la cebada y malta, es nacional.
Solamente en la producción de esta materia prima, la agricultura tiene hoy en riesgo ingresos por 800 millones de pesos que cobrarían estos productores en estos días, correspondientes a su producción del invierno. En el año completo cobran aproximadamente 4 mil 443 millones de pesos. Todo conforme a datos de la Sader, a cargo de Víctor Villalobos, miembro del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Apagar la industria cervecera del país se sustenta en la necesidad de distanciar a las personas a fin de evitar contagios, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
El problema en este caso específico es que las repercusiones del paro pueden ir a dar incluso a la producción de carne y de leche y ni hablar de los ingresos de familias que invirtieron su capital en un negocio que sintieron 'seguro', como el de vender cebada a la creciente industria cervecera en México.
fuente.-Jonathan Ruiz/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: